6 de marzo de 2022
En 1995, el ahora general en retiro Leonardo Alfonso Barrero Gordillo compró, a precio de ganga, un terreno en Sabana de Torres, Santander. Aquel año fue para ese municipio el momento en que la vida se tornó aún más difícil de lo que era. En numerosas sentencias y estudios del conflicto colombiano quedó consignado cómo en esa época incursionaron en el territorio los paramilitares de las Autodefensas Campesinas de Santander y Sur del Cesar (Ausac).
De ese grupo hacía parte un temido paramilitar llamado Camilo Cristancho, conocido como ‘Camilo Morantes’, quien cuatro años más tarde terminaría comandando el bloque por designación de Carlos Castaño. “‘Camilo Morantes’ era innombrable. Su sola referencia le ponía los pelos de punta a cualquiera”, se lee en un artículo de Verdad Abierta sobre el despojo de tierras en esa región.
Una sentencia de marzo de 2014, emitida por el Tribunal Superior del Distrito de Cúcuta y que le restituye un terreno a una familia de campesinos, deja constancia de lo que ocurrió en Sabana de Torres ese año: “En una de esas ocasiones, a finales de 1995, ‘Camilo Morantes’ le manifestó (a la víctima de despojo) que era mejor que vendieran la parcela por lo que les ofrecieran porque si no la podían perder toda, y ordenó decirle a su esposo ‘que él no se nos escapa, lo tenemos ubicado en el valle’”.
Justo ese año de la incursión paramilitar en el municipio, el oficial del Ejército Barrero Gordillo compró el lote de Sabana de Torres por la suma de 10 millones de pesos. Lo hizo a través de su madre, Elvira Gordillo de Barrero. Ella aparece como compradora. La transacción quedó protocolizada en la escritura pública No. 898 del 16 de marzo de 1995, documento que tiene en sus manos Vorágine. La compraventa no se firmó en Sabana de Torres, ni siquiera en el departamento de Santander. Se hizo en la ciudad de Ibagué, donde nació Barrero.
Para ese momento, Barrero era teniente coronel, según consta en su hoja de vida. Su carrera fue en ascenso hasta llegar a convertirse, en agosto de 2013, en comandante general de las Fuerzas Militares. En términos de cadena de mando, solo el presidente de la República (Juan Manuel Santos en ese entonces) y el ministro de Defensa (Juan Carlos Pinzón Bueno) estaban por encima suyo.
En la designación como máximo comandante Barrero solo duró seis meses. En 2014 fue llamado a calificar servicios luego de que el periodista Ricardo Calderón, de la revista Semana, publicara unos audios en los que el general recomendaba cómo presionar a fiscales que estaban investigando un caso de ejecuciones extrajudiciales:
“Aprovechen y únanse, hijueputa. Eso tiene uno que ser inteligente. Yo no lo puedo hacer, pero ustedes sí porque ustedes son los afectados (…) Hagan una mafia para denunciar fiscales y toda esa güevonada”, le decía Barrero al coronel Róbinson González del Río, quien hoy se encuentra capturado por, presuntamente, hacer parte de una red que apoyaba a una banda delincuencial y de narcos llamada Cordillera Sur, organización que a su vez dependía del Clan del Golfo. En ese mismo proceso mencionan al exgeneral Barrero como alias ‘El Padrino’.
Barrero salió del Ejército y siguió vinculado a la vida pública como militante del Centro Democrático y seguidor del expresidente Álvaro Uribe Vélez. Fue candidato a la gobernación del Cauca en 2015 por ese partido, elecciones en las que sacó solo el 11% de los votos, pese al apoyo de Uribe. “Es imposible encontrar un mejor candidato a la gobernación del Cauca que el general Barrero”, dijo el expresidente en campaña. El exgeneral luego aspiró al Senado en las elecciones legislativas de 2018 y no logró la curul. En su Twitter, Barrero también publicó fotografías de varias reuniones políticas que tenían como fin impulsar en el Tolima la candidatura de Iván Duque a la Presidencia durante la campaña de 2018.
Una víctima reclama el lote
El lote que compró la mamá de Barrero en 1995 está ubicado en un paraje conocido como Palo Chorreado, de Sabana de Torres. Mide 78 hectáreas “en potrero y montaña, con casa de habitación, establo y otras anexidades”. El predio fue bautizado como finca San Cayetano. En 2010, Barrero, siendo militar activo, le compró la finca a su mamá y quedó como el titular de la propiedad.
Y aquí viene lo más relevante en esta historia: en el certificado de tradición del inmueble quedó registrado que en 2014 el terreno fue objeto de protección jurídica por parte de la Unidad Administrativa Especial de Gestión de Restitución de Tierras Despojadas del Magdalena Medio. En el mismo documento que emite la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos aparece que el 14 de diciembre de 2015, un año y diez meses después del retiro de Barrero de la Fuerza Pública, un funcionario de la Unidad de Restitución de Barrancabermeja emitió una resolución que “cancela la providencia anterior”. Esto quiere decir que el exgeneral continuó siendo dueño del predio.
Vorágine intentó conocer el contenido de las dos resoluciones pero la Unidad de Restitución de Tierras no respondió a las solicitudes. El 24 de febrero pasado enviamos un derecho de petición dirigido a Andrés Castro Forero, director nacional de la entidad, y al cierre de esta publicación no habíamos recibido ninguna respuesta de su parte.
Un empleado de la institución que pidió reserva de su nombre aseguró que, en efecto, el predio de Barrero ingresó al Registro de Tierras Despojadas y Abandonadas Forzosamente (RTDAF) por solicitud de una víctima que dijo haber tenido que huir de la zona por presión de grupos armados. “Pero la resolución lo que dice es que esa persona no pudo probar que se encontraba en el predio de Sabana de Torres en el momento en que dijo haber sido desplazado. Estaba en Córdoba”. Esta, sin embargo, no es una respuesta oficial de la entidad.
La resolución de 2015 que favorecía al general Barrero deja varias preguntas sobre la mesa. La primera de ellas tiene que ver con el papel del Ejército, adscrito al Ministerio de Defensa, en los procesos de restitución de tierras en Colombia. Y esto es importante en el caso de Barrero por el poder que ostentó y que siguió teniendo dentro de las Fuerzas Militares aún después de retirado, en contraste con la fragilidad de la que puede estar dotada una decisión de un funcionario local (para este caso de Barrancabermeja) en torno a tierras que reclamaban como suyas los militares. Barrero fue nada menos que el comandante máximo de la Fuerza Pública. Sin contar la influencia que aparentemente tuvo -y que apenas comienza a conocerse- dentro de la organización del Clan del Golfo, liderada por alias ‘Otoniel’.
¿Qué tiene que ver el Ejército en los procesos de restitución? Mucho. Son los militares los que sirven de garantes de las condiciones de seguridad para la priorización de las zonas de macro y microfocalización de los predios reclamados por las víctimas y la garantía de su restitución. Sin el visto bueno del Ejército no puede llevarse a cabo dicho proceso. “Si se tiene en cuenta la relación directa entre conflicto y las causas estructurales a las que se vinculan las Fuerzas Militares, la participación del Ministerio de Defensa en la estructura de los procesos de restitución de tierras se visualiza con sospecha”, describe la profesora de la Universidad Autónoma Dídima Rico Chavarro, en un artículo titulado La fuerza pública en la restitución de tierras a víctimas del conflicto armado colombiano.
De decisiones de la Fuerza Pública ha dependido si se microfocaliza o no un territorio para adelantar procesos de restitución. Pese a ya estar fuera de las filas, el general Barrero continuó teniendo ascendencia dentro de las Fuerzas Militares y, posteriormente, en el gobierno de Iván Duque. El periodista Daniel Coronell, en esta columna de Los Danieles, reveló que ocho años después de su salida del Ejército, Barrero seguía transportándose en una camioneta que le pertenece al Comando General de las Fuerzas Militares. El exmilitar también obtuvo contratos durante el gobierno de Duque.
Sin mencionar la influencia que tal vez haya tenido Barrero dentro de organizaciones criminales. El nombre del excomandante de las Fuerzas Militares aparece varias veces en la investigación de la Fiscalía que está desentrañando las movidas de la banda de narcotraficantes Cordillera Sur, liderada por Juan Carlos Estupiñán, alias ‘Matamba’, una estructura que pertenece al Clan del Golfo, cuyo máximo comandante era Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’.
En dicho expediente, que devino en la captura de 13 de los miembros de la banda, hay audios en los que el nombre de Barrero sale a relucir no solo como enlace sino como supuesto miembro de la organización. Por ejemplo, el coronel (r) y recientemente capturado Robinson González del Río habla con ‘Matamba’ y hace referencia supuestamente a Barrero. Lo menciona como ‘El hombre de Bogotá’ o alias el ‘Padrino’. ‘Otoniel’ también vaticinó ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) que tiene varias cosas por decir de Barrero.
En el caso de Sabana de Torres hay mucha tela aún por cortar en cuanto a la tradición de las tierras y su relación con la incursión paramilitar que comenzó en 1995 y que se extendió hasta mediados de la década del 2000. ‘Camilo Morantes’ fue el responsable de los primeros desplazamientos en Sabana de Torres. En 1995, año en que Barrero compró sus tierras, se registraron las primeras 105 personas desplazadas. “Las causas de estos desplazamientos (de 1995) son las amenazas y persecución por paramilitares, amenazas y asedio por parte del ejército, asesinatos de miembros de la familia, abusos y torturas por paramilitares y fuerzas del Estado”, se lee en un informe del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, del Cinep, que tuvo como insumos datos del Comité de Derechos Humanos de Sabana de Torres.
“Sabemos que muchos militares adquirieron predios en todo el Magdalena Medio (santandereano). Sabana de Torres es un municipio muy inexplorado en ese tema. Es muy problable que haya muchos testaferros de los ‘paras’, el narcotráfico también adquirió ahí tierras, y de esos no sé cuántos predios están en poder de la Sociedad de Activos Especiales (SAE). Ahí se presentaron unos casos de segundos ocupantes que no fueron justos”, le dijo a Vorágine otra fuente que ha trabajado en procesos de restitución en ese departamento.
‘Morantes’ fue asesinado en 1999 por orden de Carlos Castaño. Fue el momento en que entraron a Sabana de Torres los hombres del Bloque Central Bolívar (BCB) de las AUC, que tenía como comandante a Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’. En una de las sentencias en contra de este bloque paramilitar puede leerse que en Sabana de Torres no solo hubo desplazamientos sino homicidios, desapariciones forzadas, y reclutamientos de menores de edad en connivencia tanto de la Policía como del Ejército.