¿Qué pasa cuando los medios desinforman? Conversamos con varios periodistas sobre las embarradas de los medios y la importancia de rectificar si se equivocan.
5 de septiembre de 2022
Por: Lorena Ceballos Chamorro, RedCheq

El 26 de julio de este año, en la Sentencia T-242 de 2022, de 172 páginas, la Sala Quinta de la Corte Constitucional se pronunció sobre la acción de tutela interpuesta por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, en la que solicitó el retiro total de la serie Matarife –realizada por Daniel Mendoza Leal, abogado y periodista–, argumentando la vulneración de su derecho al buen nombre.

En la sentencia, la Corte no ordena el retiro total de la serie, pero sí resuelve, entre otras cosas, “ORDENAR al señor Daniel Mendoza Leal que, en el término de cinco días contados a partir de la notificación de esta providencia, lleve a cabo las rectificaciones ordenadas en la presente sentencia conforme a los parámetros descritos”. Lo anterior debido a que el autor difundió afirmaciones falsas sobre el expresidente al referirse a él como “matarife”, “homicida”, “paramilitar”, “narcotraficante” y “genocida”. La Sala agrega que “estas afirmaciones constituyen meras opiniones que, aun cuando podrían resultar injuriosas, exageradas y desproporcionadas, no están sujetas a los presupuestos de veracidad e imparcialidad aplicables al ejercicio de la libertad de información”. 

Las pruebas aportadas por Mendoza Leal, autor de Matarife, respecto a la “vulneración de los derechos fundamentales a la honra y buen nombre”, condujeron a que la Sala Quinta de la Corte concluyera que las pruebas no son verdaderas. El autor utilizó opiniones personales que llevaron a creer a la audiencia que eran verdaderas, pues, condujo “a que todos los receptores concluyan que las pruebas que presentó el señor Gonzalo Guillén en el artículo periodístico al que se refiere la serie habrían llevado a concluir a un juez de la República que existían soportes suficientes que permitían afirmar que el señor Uribe Vélez era un “paramilitar”, “narcotraficante”, “asesino” y “corrupto”. Lo cual, no ha sido probado. Además, Mendoza Leal “tiene la calidad de abogado y periodista, lo que implica que sus afirmaciones tienen un alto grado de credibilidad”.

Sobre este caso, Ana María Saavedra, periodista y directora del medio de verificación Colombiacheck, puntualiza que “el periodismo tiene que cumplir unos requisitos que siempre se analizan en las sentencias respecto a veracidad, reportería y demás. Esto no quiere decir que no nos equivoquemos, pues, lo que valoran y validan muchas sentencias cuando se presentan esos casos es la veracidad. Por lo tanto, el fallo de la Corte deja claro que en la serie Matarife se veían muchas impresiones porque en varios de los elementos de esta serie, la Corte no encontró dichos requisitos. Además, en lo que se refiere a los límites de la libertad de expresión, nosotros como periodistas sí tenemos que tener esos límites de veracidad, hacer un trabajo responsable, buscar en varias fuentes la información y no confundir la opinión de los reportajes o notas que estamos haciendo”.

De hecho, la Corte Constitucional también concluyó que “la desinformación sobre asuntos de interés y relevancia pública es profundamente nociva, dado que le quita poder al individuo robándole su autonomía para buscar información y formarse opiniones, destruye injustificadamente la confianza de los ciudadanos en las instituciones y crea escenarios infundados de zozobra, terror y miedo que obstaculizan la consolidación de proyectos de reconciliación en la sociedad”.

Por su parte, José Guarnizo, periodista y director de Vorágine, considera que “lo que dice la Corte es un ejercicio absolutamente válido y necesario frente a la información que se difunde. Además, lo que nos dice es que (Matarifeno es un producto periodístico porque no cumplió con los requisitos de rigurosidad a la hora de realizar un contenido que tenía la apariencia de producto periodístico. Entonces, me parece que es un antecedente importante y sano, pues vela porque se cumpla la Constitución en ese tipo de mensajes”.

¿Puedo decir cualquier cosa porque me protege la libertad de expresión? 

Un aspecto muy discutido con respecto a la circulación de información es la libertad de expresión. En ese sentido, el periodismo riguroso se basa principalmente en hechos, datos o versiones verificables. Sin embargo, la libertad de expresión no es pretexto para la difamación, la injuria o la calumnia, prácticas que no se consideran éticas dentro del periodismo.

Desde la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), el pasado 27 de julio emitieron un comunicado que decía que “la Corte es garante con la libertad de prensa” y agrega, entre otras cosas, que “en el caso concreto, la @CConstitucional protege el derecho de la sociedad a estar informada. Mendoza incumplió la carga de imparcialidad y veracidad de afirmaciones informativas aunque estas no configuraron discurso de odio y ni ciberacoso, y por ello se le ordenó rectificar”.

Es decir, que en un sentido estricto, la serie Matarife de Daniel Mendoza Leal no cumplió con los criterios de rigor de una pieza periodística y, por ende, fue una opinión personal que atentó contra la normativa constitucional.

Cuando los periodistas desinforman

Tras el fallo de la Corte Constitucional que le ordenó a Mendoza Leal la debida rectificación, al concluir que “la afirmación cuestionada es abierta y deliberadamente falsa”, resulta importante hacer un mea culpa de parte de los medios y desde la ciudadanía exigir rectificación cuando sea necesario. 

Un ejemplo de desinformación emitida desde los medios quedó plasmado en el video “El Control a “una verdad sesgada” y al contrapeso que le llegó desde el uribismo”, emitido en el programa El Control, dirigido por María Andrea Nieto de la Revista Semana. En el minuto 3:26, Nieto afirma “las FARC asesinaron a 220.00 colombianos, desparecieron a 25.000 ciudadanos, hubo más de 5 millones de desplazados”; luego, continúa leyendo las cifras de la infografía que aparecen en pantalla sobre masacres, asesinatos selectivos, secuestros, víctimas de violencia sexual y, finalmente, termina con que hubo “más de 6.421 casos de reclutamiento forzado”.

Desde Colombiacheck le pusieron la lupa a las cifras a las que se refiere Nieto, y en el artículo ‘El Control’ de María Andrea Nieto le atribuye a las FARC todos los crímenes del conflicto armado revelaron que la “infografía del programa de Revista Semana tergiversa los datos del informe ‘Basta ya’ y se hizo viral gracias a figuras políticas que la replicaron. Las cifras son de asesinatos, desapariciones, secuestros y masacres cometidos por todos los actores armados”.

Además, tras el chequeo, la búsqueda de datos y el contraste de información, Colombiacheck encontró que “las FARC no son los únicos responsables de los crímenes registrados por el informe ‘Basta ya’ –publicado en 2013–, donde también se señala a grupos paramilitares, agentes del Estado y otros grupos subversivos distintos a esa extinta guerrilla”. Finalmente, Colombiacheck calificó la infografía utilizada en “El Control” de Revista Semana como FALSA.

En ese sentido, José Guarnizo puntualiza que “en Vorágine, la contrastación de los hechos es un principio básico y es el único camino para encontrar la verdad. Por ejemplo, una afirmación tiene una ruta de reportería y no puedes, simplemente, publicar un rumor o publicar como un hecho algo que otro medio publica. Necesitas una fuente directa o que varias fuentes confirmen lo que una fuente inicial dijo. Sin eso no se puede determinar si algo es veraz o no es veraz”.

Para la directora del programa de Comunicación Social de la Universidad Santiago de Cali, Claudia Liliana Bedoya Sandoval, “hay una gran falta de información porque hay una necesidad, una desesperación, por salir y difundir primero, por ser el primero que lanzas el trino, el video. Una desesperación por ser el primero en figurar, en disparar la métrica en la red social, en la web, en el número de clics y demás, porque como dirían los periodistas jóvenes ‘esto va a romperla’. Pueden romper la métrica, pero al costo de una información imprecisa y no verificada”. 

Por su parte, Fidel Cano Correa, director de El Espectador, añade que “los medios tienen rostro visible y son fiscalizables, mientras que los multiplicadores en redes sociales se esconden bajo el anonimato y no corrigen cuando se equivocan. En general, los medios respetables sí lo hacemos: verificar la información y rectificar cuando es necesario”. 

Desinformar desde un medio tiene consecuencias

Expertos y periodistas coinciden en que las imprecisiones, falsedades e inexactitudes en medios de comunicación no solo tienen un efecto reputacional negativo, sino que incluso pueden acarrear consecuencias penales. Al respecto, Fidel Cano Correa señala que “primero, ponen en riesgo la credibilidad, y no solo del medio en particular, sino de la profesión periodística. Si los periodistas no demostramos que nuestro manejo de la información es más responsable que el de cualquiera que produce y distribuye desinformación, los periodistas dejaremos de ser necesarios”. 

Además, otro punto que hay que tener en cuenta son las leyes colombianas, por lo cual, Raissa Carrillo Villamizar, coordinadora de Defensa y Atención a Periodistas de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), explica que: “cuando los medios de comunicación emiten información imprecisa o falsa, corren el riesgo de ser demandados. Esta responsabilidad genera una responsabilidad civil cuando el medio emite información falsa a sabiendas de que es falsa y se demuestra en el proceso judicial de que puede generar una intención de daño. Ahora bien, frente al tema de la desinformación, es importante precisar que las acciones legales en contra de los medios no deben ser usadas, ni por las autoridades ni por los ciudadanos, como mecanismos que tengan un efecto inhibidor sobre la libertad de expresión y la libertad de prensa”.

Sin embargo, Carrillo Villamizar advierte que es legítimo cuestionar el tema de la desinformación. La FLIP, por ejemplo, plantea que la desinformación se combate a través de mayor transparencia, mayor información y publicación activa de la información pública.

Por otra parte, Guarnizo de Vorágine señala que, “en la actualidad, tenemos audiencias muy activas que cuestionan y le exigen a los mismos medios. Eso me parece sano y está muy bien. Por ejemplo, hay personas que tienen audiencias grandes, incluso, a veces, más grandes que medios de comunicación en redes sociales, y no contrastan esa información. Es por eso que en este momento es tan importante la labor que cumplen los periodistas. Es decir, para uno poderse llamar “periodista”,  no necesita ni siquiera un título de la universidad; hay periodistas muy buenos que estudiaron otra cosa. Acá lo importante es ejercer el oficio con responsabilidad. Esto es una responsabilidad porque el periodismo es un servicio social. Entonces, nosotros los periodistas, sí estamos preparados y obligados a cumplir unos protocolos antes de publicar cualquier tipo de información”, concluye Guarnizo.

¿Los medios de comunicación siempre rectifican?

Fidel Cano Correa, director de El Espectador, señala que cuando ocurren errores en la información, desde este medio las “solicitudes de rectificación, se analizan y responden. Y si hay un caso en que después de la revisión encontramos razones justificadas se publica la rectificación. Una justa rectificación es parte de la información, porque la mejora y corrige. Si nos damos cuenta de que nos hemos equivocado, se aclara en el impreso, en la siguiente edición, y en el digital. Y es obligación incluir una nota al final explicando que esa nota se modificó y  porqué”.

Por ejemplo, el 3 de agosto, El Espectador publicó un video en el que el director Fidel Cano dijo: Nos confiamos y no fuimos cuidadosos con la doble verificación. En la descripción del video, expresa: “Publicamos un video sobre la disputa entre cañeros e indígenas en el Cauca por la propiedad de la tierra, pero la embarramos poniendo imágenes de las protestas en Panamá. Además, nos confiamos y no verificamos la información sobre el contrato que dejaría amarrada la compra de medicamentos por parte de la Fuerza Pública por los próximos tres años”. De hecho, en el minuto 0:47, vemos la respuesta que, desde su cuenta personal, le dejó Fidel Cano Correa a @Harol_Do, usuario de Twitter.

“Retomar informaciones de otras fuentes, de otros lados, por muy confiable que sea su origen, no sustituye el trabajo de verificación que debe hacer un medio de comunicación como El Espectador”, concluyó Fidel Cano en el video.

Por otra parte, Ana María Saavedra también recuerda que desde Colombiacheck debieron realizar una actualización sobre la nota titulada “Este pantallazo de supuesta noticia con captura de Petro es un montaje”, publicada el 16 de diciembre de 2021. “Debido a una verificación de información, seis meses después publicamos la Actualización: El Tiempo sí registró la captura de Petro en 1985, aunque no vestido de mujer”, reconoció la directora de este medio. 

¿Qué motivó la rectificación? Saavedra nos contó que en mayo de 2022, una persona señaló que la nota publicada en 2021 era falsa. Al revisar y comparar el pantallazo de la verificación con el periódico impreso de El Tiempo Cali y El Tiempo Bogotá, encontraron que, efectivamente, los párrafos de la verificación sí corresponden con la publicación original de El Tiempo de Bogotá y no con la de Cali. ¿Por qué? Resulta que los medios impresos tenían dos ediciones: la que fue para las regiones y la que se imprimió para Bogotá, la que se imprimió de última. Y fue esa la que tuvo algunos cambios, la que mencionaba la captura de Gustavo Petro y la que sí correspondía con los párrafos de la verificación. Tras realizar este hallazgo, en la actualización del 29 de junio de 2022 dejaron claro que “encontramos que lo correcto era señalar el contenido como cuestionable, puesto que sí era cierta la información sobre la captura de Petro en 1985, excepto por el montaje de su retrato supuestamente vestido de mujer”. 

Sin embargo, hay casos en que algunos medios incluso han omitido la respectiva rectificación. Un claro ejemplo fue el chequeo realizado desde RedCheq a una publicación de la Revista Semana, titulado Semana sí publicó una nota dando a Rodolfo como ganador sin que la votación hubiese terminado

Aunque se consultó  con el área editorial de Semana, nunca hubo una rectificación o respuesta. Además, RedCheq pudo evidenciar que editaron la nota para referirse a Hernández como candidato, pero les quedaron algunas alusiones al final del texto, como “la madre de Rodolfo Hernández tiene el mismo carácter del nuevo presidente del país” y “la mamá del presidente electo tuvo cuatro hijos”, que los lectores todavía podían ver a la 1:17 p.m. de la tarde (sin que las elecciones hubiesen terminado)”.  

En definitiva, los medios de comunicación y los periodistas tienen la responsabilidad de preservar la calidad de la información. El fallo de la Corte Constitucional sobre la serie Matarife estableció un precedente importante que permitió recordar la importancia de varias lecciones básicas para el periodismo; entre ellas: estar siempre sujetos a los presupuestos de veracidad e imparcialidad, cumplir los requisitos de rigurosidad al publicar información periodística y, en caso de ser necesario, rectificar. 

De lo contrario, la desinformación puede tener consecuencias profundamente nocivas para las audiencias, como advirtieron los magistrados de la Corte. Si el periodismo no cumple con ese rigor y demuestra ser más responsable que cualquiera que produce y distribuye información, entonces –como señaló Fidel Cano Correa– los periodistas dejarán de ser necesarios.

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