Evidencias en poder de Vorágine, que incluyen mensajes de WhatsApp, formularios y un listado de 1.028 futuros sufragantes, revelan todo un entramado religioso para asegurar votos en las legislativas del próximo 13 de marzo. Así es como se multiplican los votos en una de las iglesias cristianas más poderosas del país.
20 de febrero de 2022
Por: Andrés Felipe Carmona Barrero / Ilustración: Angie Pik
Iglesia de los Castellanos le pide 25 votos a cada discípulo

La iglesia Misión Carismática Internacional (MCI), fundada en 1983 por la hoy senadora Emma Claudia Castellanos y su esposo César Castellanos Domínguez, es por estos días una maquinaria política muy bien aceitada para llevar al Congreso a sus dos candidatas, que tienen el aval del Partido Liberal: Clara Lucía Sandoval, pastora en la iglesia, y Sara Castellanos, exconcejal de Bogotá e hija de los fundadores de la congregación religiosa. 

Una joven, que decidió hablar bajo reserva de identidad y lleva dos años haciendo parte de la iglesia cristiana, le contó a Vorágine que a cada coordinador de grupo le están pidiendo conseguir 25 votantes semanales; y a los seguidores de esos líderes igual número, tejiendo así toda una red de potenciales electores a partir del uso de un modelo bíblico basado en los doce apóstoles, representados en la famosa pintura de Leonardo da Vinci ‘La última cena’.

“Hay un stand en la iglesia para recibir publicidad política de las dos campañas. A eso también se le suma que se están haciendo unas reuniones de ‘Líderes X Colombia’, que es como se llama el movimiento que promociona las dos candidaturas en MCI. Allí, en esos espacios, a la gente le están diciendo que cada semana debe conseguir 25 votos, como mínimo, para alcanzar la meta de los sufragios que se necesitan”, relata la joven al indicar que los líderes deben registrar sus votantes en la página web https://votantes.typeform.com/votbogota

Esa información logró ser confirmada por este medio al acceder a varios mensajes de WhatsApp que fueron publicados a comienzos de este mes en el grupo de una de las células. La petición de conseguir sufragantes, aunque ha sido discreta, sí es vista como una especie de presión interna para lograr metas de hasta 300 votantes por semana, como lo corroboraron cinco discípulos de esta iglesia con los que Vorágine conversó. 

Los responsables de promover los votos que se deben conseguir son los líderes que cada pastor tiene, quienes además les están pidiendo a sus seguidores sistematizar sus votantes, como lo muestra un chat al que tuvo acceso este medio y donde se puede leer que una líder espiritual les dice a sus seguidores que “es una tarea de hijos y discípulos” que cada uno registre sus 25 sufragantes en el formulario web. 

Si se sumaran todos los potenciales votantes conseguidos solo en ese grupo, la cifra llegaría a 525 semanales, número que puede renovarse cada cierto tiempo si hay personas que consiguen de forma más rápida las 25 personas. 

Este caso, según pudo conocer Vorágine, sucede en el ‘ministerio’ liderado por los pastores Fernando Ramos y Clara Lucía Sandoval, fórmula a la Cámara de Representantes por Bogotá de Sara Castellanos, la hija de los pastores dueños de MCI, y quien entre 2008 y 2015 fue concejal de la capital y ahora aspira al Senado. Con tablas de Excel, en cada célula de oración se está estructurando toda una base de datos de potenciales sufragantes, llegando a saber hasta su lugar de votación y número de mesa.

La organización interna funciona así: cada dupla de líderes de células debe conseguir sus 25 votantes y registrar los datos en un cartilla física, para luego subirlos a la página web https://votantes.typeform.com/votbogota, que reúne los programas de las dos campañas políticas. Después, otro equipo pasa los datos a tablas de Excel con columnas rotuladas como “ministerio”, “capitán”, “líder x Colombia” y “votantes”, como lo pudimos verificar en un archivo obtenido durante la investigación para hacer este trabajo. 

Es aquí donde se puede confirmar que cada líder tiene asignada una persona a la que le debe reportar los votos en el equipo ‘Líderes X Colombia’, como se denomina la campaña electoral interna que reúne las candidaturas al Senado de Sara Castellanos, y a la Cámara de Clara Sandoval.

La dimensión de las tablas de los votantes es significativa, tanto por el orden en el que está la información como por la cantidad de sufragantes conseguidos por los líderes de las células, quienes están organizados en duplas, incluyendo al matrimonio Ramos Sandoval. 

Hasta el pasado 9 de febrero ya iban 1.028 sufragantes registrados, según datos consignados en un archivo rotulado como ‘INFORME 9-2 VOT’ y que también fue obtenido por este medio. 

Hay duplas más activas que otras en la búsqueda de votantes, por ejemplo, hasta hace una semana dos de ellas habían conseguido 145 y 172 votantes, respectivamente. Este trabajo en el grupo de la pareja Ramos Sandoval está siendo liderado por 28 personas, fuera de ellos dos, como se puede constatar en tabla a la que también accedió Vorágine. 

Antes de estar organizada en cuadrículas, la información de los futuros votantes es primero registrada en cartillas de la campaña política de las dos candidatas, material que está siendo repartido en la iglesia a líderes y discípulos de las células. 

Se trata del formato ‘estrategia favor’, en el que los discípulos pueden registrar hasta 28 futuros votantes. Los campos a llenar son: “nombre y apellidos”, “localidad o ciudad”, “cédula”, “teléfono”, “email” y dos ítems que llaman mucho la atención: “puesto de votación” y “mesa”. Hay una última casilla en el documento y es la aceptación del uso de los datos personales (Ley de Habeas Data). 

Vorágine contactó a las candidatas Sara Castellanos y Clara Sandoval a través de varios mensajes de WhatsApp y correos electrónicos dirigidos a las dos campañas políticas, pero hasta el momento de publicación de esta historia no habíamos recibido respuesta alguna. 

Quienes sí contestaron nuestro llamado fueron las directivas de la Misión de Observación Electoral (MOE), que delegaron a Danilo Sepúlveda, subcoordinador del Observatorio de Justicia Electoral, para referirse a los hallazgos.

“Estos comportamientos, como que se soliciten planillas (de votantes), son indicativos de que tal vez se estén cometiendo algunos delitos”, explicó Sepúlveda tras asegurar que debe ser la Fiscalía quien determine de cuáles se trata.

También hizo el llamado para que personas que sean testigos de conductas electorales irregulares, en este caso u otros, reporten sus denuncias, con evidencias, en la página web www.pilasconelvoto.com; en el número de WhatsApp 3152661969 o en la Unidad de Recepción Inmediata para la Transparencia Electoral (URIEL) del Ministerio del Interior, en el correo electrónico denunciasuriel@mininterior.gov.co.

También puedes leer: MIguel Arrázola: el pastor de la iglesia del datáfono

El sistema de los doce

G12 Congresos y Convenciones S.A.S, como figura desde 2005 en la Cámara de Comercio de Bogotá la iglesia MCI, funciona bajo una estructura conocida como ‘Sistema de los doce’ que emula a los apóstoles de Jesús que evangelizaron tierras de Israel. En este caso se trata de doce pastores y pastoras ligados a César Castellanos, y de otro número igual que trabaja de la mano con Claudia Castellanos, quienes a su vez tienen otras doce personas que trabajan con grupos de discípulos, y así sucesivamente…

De esta manera se podría llegar a entender el crecimiento que ha tenido MCI en los últimos años, al punto de que hoy cuentan con casi 60 sedes en toda Colombia y cerca de 50 en diferentes ciudades de América y Europa, que reúnen a más de 25.000 seguidores. 

Para entender su tamaño vale la pena mirar varios datos que están en el certificado de existencia y representación legal expedido por la Cámara de Comercio de Bogotá. En dicho documento, G12 Congresos y Convenciones S.A.S. está clasificada como una “microempresa” que reporta ingresos ordinarios anuales por $1.134.464.314, siendo la organización de convenciones y la de eventos comerciales los ítems con más representación.

Además, la sociedad cuenta con un sinnúmero de actividades económicas que puede desarrollar en Colombia y el extranjero, entre las que se destacan prestar servicios de consultoría y asesoría que les requieran sin especificación alguna, así como la explotación de servicios de telecomunicaciones de radiodifusión, telemáticos, medios impresos y televisivos, entre otros.

También, como desarrollo de su objeto social, G12 podrá “tomar o dar dinero en préstamo a interés, gravar en cualquier forma sus bienes muebles o inmuebles o pignorar mercancías de su propiedad […] celebrar toda clase de actos o contratos bien sea civiles, industriales, laborales, comerciales, financieros o estatales, que sean convenientes o necesarios para el logro de los fines que la empresa persigue y que de manera directa se relacionan con el objeto social”. 

El afán de llegar al poder no es bíblico

Para Jonás, nombre cambiado por petición de la fuente, la campaña política en los círculos más íntimos de oración se ha convertido en una presión diaria, por cuenta de los reiterados mensajes de WhatsApp que envían los líderes de su grupo para que apoyen las candidaturas de Clara y Sara. Les dejan videos de las campañas, documentos en pdf con sus propuestas para llegar al Congreso y les insisten en que hay registrar votantes en la página web habilitada para dicho trabajo. 

Dice que todo esto se parece mucho a las maquinarias tradicionales de la política, con la diferencia de que esta funciona bajo el modelo G12, lo que multiplica los votantes. Cuenta que por estos días es muy común encontrarse con mensajes como “solo tenemos X votos de nuestro ministerio”, “pongámonos en la tarea”, “empiecen ustedes y sus familias”… o uno que es muy repetitivo en los chats: “el informe de cómo vamos es muy preocupante”. 

Jonás menciona la cartilla de promoción de las dos candidatas para decir que hay un video oculto en YouTube (cuando está privado en una cuenta) que explica cómo los líderes deben diligenciar cada cuaderno con los datos de los futuros votantes. En el archivo, una voz en off les recomienda que lean todas las propuestas para poder hablar con propiedad ante las demás personas y convencerlas de que voten por Sara Castellanos (Senado L-12) y Clara Sandoval (Cámara L-112).

La estrategia la han denominado ‘Favor’ porque la palabra está construida a partir del acróstico de “Familia”, “Amigos”, “Vecinos”, “Otros” y “Referidos”. La campaña “consiste en llegar a nuestro círculo más cercano en ondas expansivas”, explica el narrador en el video publicado en la cuenta ‘Líderes x Colombia’.

La propia candidata Clara Sandoval, durante una prédica el 4 de febrero pasado, confirmó que la campaña política sí está basada en el modelo de los doce apóstoles de Jesús: “Estamos obrando es por valentía, porque no queremos ser una senadora ni una representante, queremos ser muchos, queremos crecer, queremos gobernar, queremos la visión completa, porque es la visión del gobierno de los 12, para eso me puso Dios en esta tierra”. 

Para Daniel Tapiero Triana, teólogo con maestría en filosofía de la Universidad del Valle, usar el modelo de los doce apóstoles para hacer política tiene un problema de fondo, que termina siendo contradictorio con lo que está escrito en la Biblia. 

—Para contarlo con un ejemplo: una vez a Jesús lo intentaron coronar como rey, como lo dice ‘Juan, capítulo 6’: “Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: ‘Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo’. Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo“.

Tapiero Triana traduce el versículo explicando que aunque hubo interés de la gente en proclamar a Jesús como rey, él se apartó de la idea de querer ser idealizado de esa manera. 

—Es decir que bíblicamente ese afán del G12 de llegar a escenarios de poder y desde ahí imponer o transmitir la voluntad de Dios para con la gente, no es muy bíblico que digamos. 

La relación del pastor con sus discípulos es vertical, funciona como una especie de orden y el que esté fuera de estos ‘mandamientos’ pierde el liderazgo, insiste la fuente.  

—Tanto en lo político como en lo religioso este modelo (G12) pone al pastor en un lugar de superioridad frente a los demás porque él tiene doce discípulos y estos a su vez otros doce, y así sucesivamente… se pone uno a ver y en esa especie de ‘pirámide’ al final todos están lejos del pastor, quien en este modelo de iglesias neopentecostales (con raíces en Estados Unidos a comienzos del siglo XIX) es prácticamente el que tiene la palabra, casi que es la representación de Dios en la Tierra, como en el caso del Papa para el catolicismo.

La  maquinaria

La historia política de la ‘casa Castellanos’ se remonta a 1989, cuando Claudia se juntó con varias personas más para fundar el Partido Nacional Cristiano, colectividad con participación activa en la Constituyente del 91, el Congreso y el Concejo de Bogotá hasta su desaparición en 2003. Luego, Castellanos y otros líderes le pidieron al Consejo Nacional Electoral que le volviera a dar la personería jurídica al partido. 

En 1991, Claudia Castellanos llegó por primera vez al Senado de la República  con 27.296 votos. En esa legislatura promovió la Ley Mujer Cabeza de Familia y la Ley para desarrollar la libertad religiosa y de cultos, según el trabajo de grado Iglesia y elecciones: una aproximación al proceder de IDMJI y MCI en elecciones locales Bogotá 2019, escrito por la politóloga Angie Camila Marroquín Pérez. 

En ese documento, Marroquín Pérez reconstruye los pasos de Castellanos en la política y explica cómo en el 2000 la pastora cristiana fue candidata a la Alcaldía de Bogotá y sacó 185.000 votos. Dos años después, decidió apoyar al entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, lo que la favoreció fuertemente porque fue nombrada embajadora en Brasil, cargo que ostentó entre 2004 y 2005. Tras su paso por el servicio diplomático, Castellanos volvió a liderar de cuerpo presente su iglesia  MCI y, desde el 9 de octubre de 2006, ella y su esposo César Castellanos Domínguez son los principales accionistas de G12 Congresos y Convenciones S.A.S.

“En 2006 Claudia Rodríguez de Castellanos (como figura en la declaración de conflicto de intereses y los documentos de la Cámara de Comercio) volvió a llegar al Senado con Cambio Radical, grupo político que avaló en 2007 a tres concejales y siete ediles electos, pertenecientes a la MCI en Bogotá (La Silla vacía, 2018). Posterior a esto, en 2009 Rodríguez se fue de Cambio Radical, aprovechando una ley que permitía el transfuguismo político, para pasarse al Partido de La Unidad Nacional”, se lee en la investigación académica.

En 2014, Uribe Vélez volvió a convocar a MCI al uribismo cuando fundó el Centro Democrático, invitación que terminó siendo aceptada por la pareja Castellanos, que logró que el exconcejal y pastor Orlando Castañeda llegara al Senado y que la pastora y cofundadora del Partido Nacional Cristiano, Esperanza Pinzón de Jiménez, arribara a la Cámara de Representantes.

Vorágine habló con la politóloga Camila Marroquín Pérez, quien recordó que el vínculo ininterrumpido entre esa iglesia y el uribismo estuvo hasta 2017, cuando por un desacuerdo político la Misión Carismática Internacional decidió retirarle el apoyo al exmandatario. Un año después, Sara Castellanos fue electa al Concejo de Bogotá por el Partido Liberal. En la rendición de cuentas de aportes a esa campaña, Sara registró que su padre César Castellanos Domínguez le aportó $300 millones en calidad de préstamo y que la candidatura se financió con un total de $403.205.617.

La autora del trabajo de grado, quien analizó en su investigación la conversión del capital religioso de los Castellanos a la política, cuenta que un elemento diferenciador entre la campaña de Sara al Concejo (2018) y la actual al Senado, es que la primera estaba basada en la difusión de programas a través de mensajes de texto y WhatsApp, volantes y pancartas. Esta, en cambio, está construida a partir de listados con futuros votantes que deben conseguir líderes y discípulos de la congregación religiosa.

Marroquín Pérez también estableció que el uso de mensajes motivacionales es otra de las características de Sara, quien en  2017, durante una prédica, dijo que el nacimiento de su bebé, tal como lo había dicho una profeta, significaba una renovación para Bogotá, para la iglesia y para su feligresía. 

Para la politóloga graduada de la Universidad Javeriana, la iglesia de los Castellanos sí funciona como una “maquinaria de hacer política” porque su objetivo electoral es que se “muevan los votos” para sacar adelante dos candidaturas al Congreso, siendo esta campaña más intensa que la de 2018, cuando quedó senadora Claudia Castellanos y concejal de la capital del país su hija Sara.  

La maquinaria aceitada de la casa de los Castellanos se podría resumir en un texto casi profético que está en su página web y que se aplica al pie de la letra a la campaña electoral que adelantan: “De un gran grupo de discípulos, los pastores César y Claudia escogieron 12 parejas muy destacadas por su fruto ministerial y su ejemplo en todas las áreas. Así es como la iglesia comienza a organizarse a través de los grupos de 12. El pastor tiene 12 principales, ellos a su vez tienen 12 discípulos. Si esto sucede, el pastor ya tendría 144 discípulos. Si estos 144 tienen 12 personas, ya el pastor tendría 1728 discípulos…”.

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