10 de julio de 2023
¿Qué hace que una de las editoriales más poderosas de Hispanoamérica tome la decisión de no publicar un libro que ha cumplido con todos los requisitos editoriales y legales, y está a punto de entrar a impresión?
En el caso de ‘La Costa Nostra’, la investigación que la periodista Laura Ardila* realizó sobre el clan político más poderoso de Colombia, la versión de Planeta es que no podía asumir el riesgo de una eventual demanda por daños morales. Un argumento que se queda sin piso cuando se sabe que, según el contrato, era la autora y no la multinacional la que debía responder por cualquier acción legal que se emprendiera contra la publicación.
El exhaustivo reportaje que Ardila construyó en los últimos dos años va desde la revelación, sustentada en decenas de fuentes humanas y documentales, de prácticas clientelistas y posibles delitos como el amaño de contratos y licitaciones, hasta la narración de un pedazo de la historia de Barranquilla de la que todavía no se ha hablado a profundidad, en la que sus estructuras políticas y económicas fueron cooptadas por el paramilitarismo y el narcotráfico. También incluye el capítulo más reciente de la alianza del clan Char con Aida Merlano, la primera congresista colombiana capturada y luego condenada por el delito de compra de votos.
“Aunque más allá de que el libro tenga datos inéditos, cualquier cosa que vaya en contra de la narrativa de perfección y del ‘milagro barranquillero’ que se ha impuesto desde que los Char llegaron al poder en el Atlántico ya resulta incómoda”, explica la periodista en una entrevista con VORÁGINE.
“Esto me afectó mucho de manera individual, porque yo llevo dos años haciendo un esfuerzo muy grande no sólo profesional sino personal y emocional para sacar este libro adelante, pero también es lamentable para el país porque no hay nada más antidemocrático que callar, los ciudadanos tienen derecho a acceder a toda la información que sea de interés público. Además, el que envía Planeta es un mensaje muy duro para los colegas que estén pensando en hacer investigaciones similares. Y el otro ingrediente por el cual esto me parece inquietante es que si el libro no se publica, se abre un espacio de posible riesgo para mi seguridad, porque las personas que aparecen en él ya lo saben, pero en la medida en que no se conozca la información eso me pone en riesgo”, afirma Ardila.
La abogada Ana Bejarano, directora de la fundación El Veinte, que defiende jurídicamente a periodistas y medios cuando se vulnera la libertad de expresión, había redactado un completo informe para la editorial en el que aseguraba que el libro cumplía con todos los estándares que requiere una historia de interés público como la del clan político de los Char. Según Bejarano, sí el libro tenía riesgo de litigio no era por el trabajo de Ardila, sino porque el acoso judicial es una de las estrategias más frecuentes de los poderosos cuando se habla de algo que quieren mantener oculto. En todo caso, la abogada fue clara en que eso no constituía “una excusa válida para evitar su publicación”.
Curiosamente, ‘La Costa Nostra (historia no oficial de los Char, el clan más poderoso de Colombia)’, el libro que en la editorial le habían dicho que se imprimiría entre mayo y junio pasados, fue censurado la misma semana en que el exgobernador y excandidato presidencial Alex Char anunció su intención de buscar por tercera vez la Alcaldía de Barranquilla.
Este domingo 9 de julio, la periodista decidió denunciar públicamente, en su columna de El Espectador, el acto de censura previa del que fue víctima y se encontró con que “el coro de voces que se niegan al silencio es muy grande”. Al final del día, agotada pero también abrumada por la respuesta generosa y solidaria de miles de lectores y colegas, Laura Ardila* le respondió estas preguntas a VORÁGINE.
VORÁGINE: Las redes sociales se inundaron de miles mensajes de solidaridad con tu trabajo y en rechazo a la censura previa por parte de la editorial Planeta Colombia a tu libro ‘La Costa Nostra’. ¿Te imaginaste esa respuesta?
La verdad, no. Que a cualquier periodista le ocurra algo así con un proyecto editorial siempre es un golpe durísimo y si uno decide hacerlo público pues también asume ciertos riesgos, porque los periodistas no tienen por qué convertirse en la noticia. Esto para decirte que no fue una decisión fácil; sin embargo, yo estaba muy convencida de que esta historia no sólo es importante para mí sino para la sociedad, porque tiene un gran interés público. Ahora que hago el análisis al final de este domingo me encuentro muy conmovida y gratamente sorprendida con la cantidad de mensajes de apoyo que me han enviado, la gran solidaridad de colegas, lectores, amigos y ciudadanos que no sólo creen en mi trabajo sino en el valor de la libertad de expresión y de la libertad de prensa. El coro de voces de personas que se niegan al silencio impuesto es muy grande y a mí eso me parece esperanzador, sobre todo ahora que viene la lucha más dura para lograr el objetivo de que este libro vea la luz. Estoy impresionada por la generosidad de muchísimas personas que levantaron la mano para ayudar y ya surgió la posibilidad de conversar con algunas editoriales independientes. Lo que espero esta semana es poder concretar la publicación del libro y creo que sería muy positivo tener una estrategia de donación con el fin de que llegue a la periferia, porque si bien cuenta la historia de un grupo de poder específico que aparentemente solo le interesa a una región del país, mi intención es que aporte a que la gente comprenda mejor cómo funciona el poder en general en Colombia.
VORÁGINE: Ya que mencionas que ‘La Costa Nostra’ no es sólo el retrato del clan político más poderoso del país, ¿cómo podrías explicar en qué consiste el libro?
‘La Costa Nostra’ es la historia no oficial del grupo Char, que todo el mundo de alguna manera conoce en Colombia, pero más allá de esa frase que lo resumía incluso desde la portada del libro que ya no imprimirá Planeta, es una historia con la que busco ayudar a entender cómo un grupo político de un departamento termina convirtiéndose en una maquinaria con una gran vocación de poder, al punto de querer la Casa de Nariño, y cómo eso se desarrolla gracias a un sistema de prácticas clientelistas e inescrupulosas, entre las que se cuenta el delito de la compra de votos. Todo eso también está muy relacionado con un entramado de contratación por el que la mayor parte de los recursos de los barranquilleros terminan desde hace años en manos de los mismos cuatro grandes empresarios. Además, el libro contiene un retazo de la historia de Barranquilla que es clave pero nunca ha sido aclarado, una época en la que fue cooptada por el paramilitarismo y el narcotráfico. Y, por supuesto, también está el capítulo mucho más reciente de la alianza que el clan Char tuvo con la conocidísima excongresista Aida Merlano, la primera congresista de Colombia capturada y luego condenada por compra de votos. Este libro es el resultado de un ejercicio de reportería que vengo haciendo desde 2015, que es cuando empecé a cubrir al grupo Char, aunque formalmente el libro comenzó hace dos años, cuando firmé el contrato. No pretende ser un expediente judicial ni un informe de gestión, y tampoco quería escribir una historia empresarial. ‘La Costa Nostra’ es un reportaje en tono narrativo que intenta poner luz sobre las sombras pero también sobre los claros de este grupo de poder.
VORÁGINE: Hablando de las sombras, ¿cómo es eso de la cooptación por parte del narcotráfico y el paramilitarismo?
Fue una época que en Barranquilla muchos recuerdan muy bien, porque hubo noticias muy duras para la ciudad, incluso de atentados, de asesinatos. Al mismo tiempo que el entonces comandante paramilitar ‘Jorge 40’ [Rodrigo Tovar Pupo] se desmovilizaba en Santa Fe de Ralito, durante el gobierno de Álvaro Uribe, él estaba enviando a uno de sus emisarios a Barranquilla para que intentara apropiarse de las rentas de la ciudad. Barranquilla nunca había sido objeto de la presencia paramilitar, al menos no en términos militares, porque tanto la ciudad como el departamento tienen una geografía muy simple, sin grandes relieves montañosos. Sin embargo, sobre todo en el área metropolitana, sí venían haciendo presencia desde hacía rato algunas redes relacionadas con el paramilitarismo que cometían asesinatos selectivos contra personas que consideraban cercanas al ELN o a las FARC. Yo retomo esa historia, intento contar cuáles fueron los vínculos que los paramilitares tuvieron en la ciudad y qué tanto lograron penetrar en la contratación. Ese fue un tiempo que antecedió a la hegemonía Char pero para entender a los Char hay que entender esos años previos y muy duros que vivió Barranquilla.
VORÁGINE: ¿Es correcto decir que además de los Char, los otros protagonistas de este libro son los famosos hermanos Daes, dueños entre otras empresas de Tecnoglass?
Sí, por supuesto, estos súper contratistas de la ciudad son de verdad claves en la historia de los Char. A ellos yo los llamo un suprapoder de Barranquilla, son los mayores contratistas de la ciudad desde que comenzó la era Char, pero en realidad ya ejercían bastante influencia en administraciones de años anteriores, incluidos algunos de los años en los que dominó en la ciudad Movimiento Ciudadano, el grupo político del cura y exalcalde Bernardo Hoyos, condenado por corrupción. Entonces sí, para volver a usar la misma expresión de antes, para entender a los Char también hay que contar el relato de este suprapoder que además ha logrado controlar el mensaje sobre ellos a nivel nacional. Ellos son vistos como empresarios muy generosos que hacen donaciones y regalos no sólo en Barranquilla sino en el resto de Colombia, establecen unas relaciones de dadivosidad que son muy llamativas, pero también son protagonistas de una historia de poder que es necesario conocer.
VORÁGINE: ¿Qué dijeron los Char y los Daes cuando los buscaste para que dieran su versión en el libro?
Ellos respondieron, pero lo hicieron negativamente. Por supuesto que yo cumplí con la obligación de llamar a los personajes de los que hablo en el libro, y tanto a los Char como a los Daes los llamé con suficiente anticipación, pero en ambos casos la respuesta que obtuve fue negativa. Ninguno quiso hablarme.
VORÁGINE: La editorial Planeta argumentó oficialmente que no quería asumir el riesgo legal de una eventual demanda por daños morales, pero sabía desde antes que siempre que se investiga a los poderosos se corre ese riesgo y además la abogada Ana Bejarano y la fundación El Veinte habían enviado un concepto favorable para su publicación…
El argumento de la demanda a mí me parece muy complicado de creer, no porque no pueda existir, de hecho es una táctica de muchos poderosos en este país cuando se revela lo que no quieren que se sepa. Me resulta difícil de creer porque en el contrato que yo firmé con Planeta decía muy claramente que yo como autora era quien asumía la responsabilidad por cualquier demanda. Pero además hay otro detalle, y es que Ana Bejarano le había manifestado previamente a la editorial, en un informe escrito, que como estas cosas ocurren cuando uno cubre el poder, ella me representaba como abogada. Por eso se me hace tan difícil entender ese argumento de Planeta y por eso le pregunté por escrito a la editorial si había recibido llamadas de terceros presionando para que el libro no saliera, porque además las presiones hacen parte de las dificultades que yo he tenido que enfrentar en la región Caribe cubriendo el poder de los Char. Yo ya había sido objeto de intimidaciones al cubrirlos, con lo cual era muy natural para mí preguntarme si esta vez también las presiones habían tenido que ver. Además, la editorial nunca manifestó ninguna objeción frente al trabajo que yo estaba haciendo, es más, con el editor con el que trabajé siempre celebrábamos juntos los avances.
VORÁGINE: ¿Por qué será tan incómodo entonces este libro?
Por dos razones: la primera es que el libro trae datos inéditos, trae mucha información que rompe con esa narrativa de perfección y del “milagro barranquillero” que se ha impuesto desde el poder en el Atlántico. La segunda es que en una región del país donde se ha logrado unificar tanto el mensaje alrededor de un poder, cualquier cosa que alguien publique, más allá de que tenga datos inéditos o no, cualquier cosa que vaya en contra del discurso de los Char resulta incómoda, cualquier periodista que se atreva a ir en contra del discurso de avance y de desarrollo en Barranquilla resulta incómodo y es objeto de animadversiones. Yo siento que la sola salida del libro ya era muy incómoda para el clan Char, más allá de su contenido.
VORÁGINE: ¿Qué ingredientes se han sumado para que el clan Char siga siendo hegemónico en el Atlántico?
Yo creo que los Char funcionan, y esto es lo que los hace tan complejos y en términos periodísticos también tan fascinantes, por la mezcla de una gestión pública eficiente con ciertas prácticas antidemocráticas. Ellos cooptan todo, todos los concejales son de ellos, por ejemplo, y han anulado las voces disidentes, en Barranquilla se han ido acabando las veedurías ciudadanas y el debate público. Sin embargo, al mismo tiempo hay unas acciones efectivas desde la gestión pública, sobre todo en los últimos años, cuando en la ciudad ha habido una gran celebración de obras civiles. Hoy Barranquilla tiene un malecón espectacular que le devolvió la vista al río y eso, sumado a otros aspectos del grupo como que son los dueños del Junior, ha resultado en una mezcla muy efectiva de popularidad con maquinaria. Sin duda muchos de los votos de los Char son genuinos y esa es una particularidad de este clan, Alex Char tiene una popularidad increíble y la gente muy seguramente lo va a reelegir en octubre próximo, pero cuando uno levanta un poco la alfombra para ver cómo se ha construido esa popularidad encuentra cosas que chocan con el discurso y la narrativa del desarrollo y de que todo está bien en Barranquilla. Los Char son personajes complejos porque no es que tengan una maquinaria que la gente rechace automáticamente, no hacen parte de la indignación ciudadana en contra de la política tradicional que se ha sentido en las últimas elecciones en Colombia, en el caso de ellos eso se sintió tal vez en las presidenciales pero a la hora de elegir el poder local, el barranquillero todavía sigue, en términos generales, prefiriendo a los Char.
La gente aún resiente mucho el fracaso de los gobiernos de izquierda del cura Hoyos, durante los cuales varios grupos criminales tuvieron acceso a la contratación y durante los cuales también la ciudad se endeudó muchísimo y terminó contratando una serie de concesiones que la dejaron en la quiebra. Antes de los Char, Barranquilla era vista por muchos como inviable y mucha gente tiene aún, y con razón, ese mal recuerdo vivo. Por eso es normal que en la calle se escuchen cosas como “¿cuál es la opción si no es Char?, por eso voto por Char”.
VORÁGINE: Dijiste que el libro tiene sombras y luces. ¿Cuáles son esos claros?
Me parece importante mencionar que este libro no solo habla de la parte judicial u oscura de la política. Por ejemplo, en uno de los tantos viajes que hice en la etapa de la reportería llegué hasta Lorica, el pueblo de Córdoba al que llegó el papá de Fuad Char hace casi 100 años, el primer Char que pisó tierra colombiana, que venía de Siria. La historia reciente del Caribe ha estado muy determinada por esa migración árabe, que es tan bella, no por nada el escritor David Sánchez Juliao bautizó muy acertadamente a ese pequeño pueblo a orillas del río Sinú como Lorica Saudita. Ir a Lorica fue muy impactante por el contraste que significaba para la historia que yo quería contar, allá todavía no ha llegado el desarrollo de la gran ciudad, reina el caos del mototaxismo, es un municipio muy desordenado y me pareció importante para entender al clan que la cuna del señor Fuad Char, que es uno de los patriarcas de la política en Colombia, un magnate con un músculo económico muy apetecido por los políticos, sobre todo cuando llegan las presidenciales, fuera ese lugar donde jugaba con sus amigos con los pies descalzos.
VORÁGINE: Tú denunciaste públicamente en tu texto de El Espectador que desde el día de la reunión, la editorial Planeta no te había devuelto el manuscrito. ¿Ya lo hizo?
No, nada todavía. Eso me parece muy importante señalarlo, y se suma a la cantidad de hechos que desdicen los argumentos de Planeta, porque en esa reunión me dijeron que mi libro era increíble, yo en la columna de El Espectador cito frases textuales de la directora de Planeta para el área andina, que dijo que mi libro era una joya del periodismo de investigación en Colombia. Eso es clave porque confirma que Planeta jamás tuvo dudas de la calidad del texto ni de su rigurosidad. En cuanto al manuscrito, parte de la afectación de esta situación no es sólo que el libro no salga y que las elecciones estén encima, porque para mí es importante que este libro salga en esta coyuntura, sino que Planeta aún no me ha lo devuelto y eso sin duda entorpece la conversación que yo pueda establecer con otras editoriales para que sí lo publiquen.
* Laura Ardila es colaboradora actual de Vorágine.