8 de noviembre de 2021
Marcos Montalvo no fue solo un periodista crítico que le siguió la pista a la política y al poder. También fue maestro de muchos de los que hoy siguen haciendo periodismo en Tuluá. Más de un mes después de su asesinato, aún no hay resultados sobre los responsables ni las motivaciones del crimen. La Fundación para la Libertad de Prensa considera que su asesinato es una estrategia de intimidación y terror que se ha usado durante años contra los periodistas: asesinar a los referentes del oficio para causar miedo, para silenciar a otros. Las consecuencias ya se sienten, aunque en Tuluá el miedo siempre ha estado: desde hace décadas, el municipio ha estado marcado por la violencia, y en medio de ese contexto hacer periodismo es un reto. La independencia escasea, no hay garantías laborales y no hay seguridad.
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