15 de septiembre de 2022
Faber Hernán Carrillo es un abogado tolimense que desde hace 25 años sirve a la Iglesia católica como laico voluntario. Hace parte del Camino Neocatecumenal, un movimiento apostólico internacional que llegó a Colombia en 1970 y hoy tiene dos seminarios para la formación de sacerdotes en Bogotá y Medellín.
Con la intención de que se construyera un seminario para la formación Neocatecumenal en Barranquilla, Faber Carrillo le donó a la Arquidiócesis de esa ciudad un apartamento de 333 millones de pesos, el 30 de diciembre de 2019. La propiedad, de 84 m2, está ubicada en el edificio Soho 85, en el norte de Barranquilla.
La donación, según Carrillo, la realizó a la Arquidiócesis de Barranquilla porque el Camino Neocatecumenal, al no tener personería jurídica, no podía recibir bienes a su nombre. El objetivo era que la Arquidiócesis vendiera la propiedad y, con el dinero, adelantara la construcción del seminario en la capital del Atlántico.
Meses después, el abogado Carrillo recibió una notificación de la alcaldía de Barranquilla en la que le avisaron de un retraso en el pago del impuesto predial por el apartamento de Soho 85. Cuando averiguó qué estaba pasando, se enteró de que el hermano del arzobispo de Barranquilla estaba viviendo en el apartamento que donó a la Arquidiócesis. Información que confirmó, además, por varias quejas que recibió de la administración del edificio por el comportamiento del inquilino.
El arzobispo de Barranquilla es Pablo Emiro Salas Anteliz, fue ordenado en 1984 y desde entonces se ha desempeñado como párroco, canciller, vicario y profesor. Fue nombrado obispo de la Diócesis de El Espinal, Tolima, en 2007, luego obispo de Armenia en 2014 y finalmente arzobispo de Barranquilla en noviembre de 2017.
Al enterarse del uso que le estaban dando a la propiedad, Carrillo inició un proceso para que le devuelvan el apartamento, pues fue aprovechado con fines diferentes a los que él pretendía. La dirección del Camino Neocatecumenal le dijo que debía solucionarlo directamente con la Arquidiócesis de Barranquilla pues ellos, al no haber recibido la donación, no tienen nada que ver.
Hasta el día de hoy, según la matrícula inmobiliaria de la propiedad, el apartamento sigue a nombre de la Arquidiócesis de Barranquilla. No ha sido vendido y tampoco ha sido adelantada ninguna obra para la construcción de un seminario Neocatecumenal en la ciudad.
Vorágine le escribió al arzobispo de Barranquilla, pero al cierre de esta publicación no había respondido.