26 de abril de 2022
Siguen apareciendo inconsistencias alrededor del operativo que el Ejército realizó el pasado 28 de marzo en la vereda Alto Remanso, en Puerto Leguízamo, Putumayo.
Además de las irregularidades que fueron reveladas por Vorágine, Cambio y El Espectador, se suma ahora una no menos grave: que no fueron once los muertos sino trece.
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Así lo dio a conocer la representante a la cámara Katherine Miranda, en el debate de moción de censura en contra del ministro de Defensa Diego Molano.
Las listas de los fallecidos que reposan en la Fiscalía y la que tiene la Defensoría del Pueblo no coinciden. Miranda hizo referencia a las identidades de dos jóvenes que murieron en el operativo y que no estarían en el reporte oficial.
Se trata de Daniel Eduardo Paredes Sanjuan y Lizandro Paredes Sanjuan. Ambos prestaron servicio militar en el pasado.
“Hablemos de que hay dos muertos más, ministro. Y no lo digo yo, los invito a que veamos el último informe de la Defensoría (…). A usted en la lista que le dio a medios, ministro, le falta Daniel Eduardo Paredes Sanjuan y Lizandro Paredes Sanjuan, los dos oriundos de Puerto Leguizamo”, dijo Miranda.
Y agregó: “¿Por qué, ministro, está omitiendo esos nombres en la lista que dio a medios y al país? ¿por qué la lista que usted da no concuerda con la que dio Fiscalía y Medicina Legal en la identificación de los muertos?”.
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El operativo por el que tiene que responder el ministro Molano está salpicado por una suerte de inconsistencias. Lo primero es que se trató de una avanzada en contra de las disidencias que tuvo como escenario un caserío en el que había población civil. Este es un hecho que el Ejército no ha logrado desvirtuar.
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De otro lado, no todos los muertos eran combatientes. En los hechos murió de un disparo en la cabeza Divier Hernandez, presidente de la Junta de Acción Comunal. Vorágine, El Espectador y Cambio tuvieron acceso a una fotografía en la que se ve el cadáver de Hernández vestido de civil y desarmado.
La misma suerte corrió Ana María Sarrias, una mujer con dos meses de embarazo, que agonizó durante una hora y media. Según fuentes del Ministerio de Defensa los militares saben que ella no estaba armada.
Pablo Panduro Coquinche, el gobernador indígena del resguardo Kichwa del Bajo Remanso, agonizó a pocos metros de la cancha de fútbol. Su cuerpo deja ver un disparo de fusil que le destrozó su brazo izquierdo. En entrevista con la W Radio, el general Juan Carlos Correa, comandante de la División de Aviación de Asalto Aéreo del Ejército, dijo que Panduro fue uno de los disidentes que supuestamente disparó en contra de los soldados: “Se observa a un sujeto que dispara. Los soldados ven una persona que les dispara de manera indiscriminada con un fusil con mira telescópica”. Su hijastra, Flor Gaitán, dice que él ni siquiera cargaba un cuchillo, “ahora menos un fusil. Uno queda aterrado de las cosas que hacen ellos (el ejército)”.
Panduro fue gobernador en cuatro ocasiones. Dicen que le enseñaba lengua materna a los niños, y que era animador de la iglesia católica. “Trabajaba en la agricultura, vendía yuca y plátano. Yo tengo ahí mi huertica y él me mandaba plátanos, yuca, limones, y todo para yo vender y darle la plata a mi mamá”.
A Panduro también lo tratan de vincular como miembro de las disidencias a través de un informe de inteligencia. En el documento aluden a un testimonio de un supuesto desmovilizado del frente 48 que habría mencionado a Panduro. Sin embargo, en el mismo informe se puede leer que la declaración no está firmada: “Mencionada entrevista no se encuentra firmada, por tal motivo hasta el momento no cuenta con validez”.