9 de agosto de 2022
El debate por los impuestos a la bebidas azucaradas y a los alimentos ultraprocesados revivió con la inclusión de un gravamen a estos productos en la reforma tributaria que presentó el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo ante el Congreso el pasado 8 de agosto.
Iniciativas similares han sido tumbadas varias veces en el Congreso y su futuro esta vez es incierto. Aunque los congresistas nunca han sacado adelante los impuestos, en varias regiones del país hay iniciativas para quitarle espacios a las grandes empresas de alimentos que durante décadas han incentivado el consumo de mercancías que generan diferentes enfermedades. Encontramos varios ejemplos en Yopal, capital de Casanare, donde hay sectores que impulsan una alimentación saludable, pero piden apoyo para reforzar su lucha.
Servando González muestra con orgullo el pendón que indica los precios de los productos que se venden en la caseta escolar del colegio del que él es rector. En medio de una entrevista en su oficina, minutos antes, me había dicho que quería que fuera a verlo: no se promocionan allí las gaseosas.
El Colegio Técnico Ambiental es una institución educativa muy reconocida en Yopal, la capital departamental del Casanare, y atiende a unos 2.300 estudiantes. Entre semana asisten 2.000 niños y adolescentes, mientras que el sábado llegan los adultos a terminar su bachillerato. González se ha propuesto reducir el consumo de bebidas azucaradas en el colegio.
Las gaseosas han sido señaladas de generar enfermedades como la diabetes y la obesidad. El Ministerio de Salud publicó en 2016 un boletín en el cual aseguró: “El 6,8% del total de muertes en Colombia está relacionada con enfermedades cerebro-vasculares y de esa cifra el 5,0% es atribuible a bebidas azucaradas. De igual forma, del total de muertes en el país el 3,4% es consecuencia directa por diabetes. De esta estadística, el 13,0% tuvo como causa directa el consumo de bebidas azucaradas”.
“Los alimentos ultraprocesados, también conocidos como ‘comida chatarra’, han sido causales de enfermedades crónicas no transmisibles, como la hipertensión, obesidad, diabetes y algunos tipos de cáncer, generando un gasto al sistema de salud de, aproximadamente, 25 billones de pesos anuales”, dice la reforma tributaria que el gobierno del presidente Gustavo Petro le presentó al Congreso.
Las entidades de Casanare también le hacen seguimiento al tema. “En mayores de 18 años más del 50% presenta problemas de obesidad y sobrepeso. En población menor de 5 años, que es donde inician su etapa escolar, también ya tenemos unas cifras importantes (4.4% sobrepeso y 1.8% obesidad) que se van aumentando cuando llegan a la adolescencia”, precisó Yadira Parra, referente de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Secretaría de Salud departamental.
Gonzalez les envió una circular a los administradores de las casetas anunciándoles que debían empezar a vender más alimentos saludables. Ferrer Rivera, tendero de una de las dos casetas que tiene el colegio, explicó las razones que lo llevaron a sacar del pendón donde promociona sus productos la oferta de gaseosas: “No las pongo porque es que estamos bregando a que se vaya acabando ese ritmo de la venta de gaseosas. La gaseosa no es saludable para ningún alumno y ellos consumen mucho, pero ya han venido dejándola poco a poco”.
Les ha tocado hacerlo de manera gradual, debido a que un intento abrupto por prohibir las gaseosas en el colegio no salió bien en 2019. Ese año, el Concejo de la ciudad aprobó un acuerdo que contemplaba la prohibición de la venta de bebidas azucaradas en las instituciones educativas. En eso se basó González para decirle a las tiendas escolares que eliminaran esos productos de sus estanterías.
Pero la reacción no se hizo esperar. Una de las casetas que hay en el colegio fue suministrada por Postobón, es azul y tiene llamativos logos de esa empresa. Según González, cuando él tomó esa decisión, el administrador de una de las tiendas le dijo que consultó con las personas que le vendían gaseosas y le informaron que si no volvía a adquirirlas tenían que levantarle la caseta.
“Hasta lógica tiene eso, la empresa pone la caseta y no le van a vender la gaseosa…”, admitió González. Entonces, le tocó echar para atrás la medida. Además, en el colegio tienen otro problema que afecta a los tenderos. La institución está rodeada solamente por una malla, lo cual facilita que los estudiantes compren productos a vendedores ambulantes que se hacen por fuera del recinto.
“Acá lo que no se vende en la cafetería, lo venden por la malla. Entonces ahí sí me perjudicarían, porque se me van a bajar los ingresos, de arriendo me toca pagar lo mismo y me toca pagar los mismos empleados, pero las ventas van a ser más bajitas”, dijo Rivera frente a una posible prohibición de vender gaseosas en las casetas del colegio.
La atropellada historia del acuerdo municipal
José Humberto Barrios, concejal de Yopal, se indignó en 2016 cuando vio en noticias que el impuesto a las bebidas azucaradas se había caído en el Congreso. Varias veces se ha intentado gravar estos productos, pero las mayorías en el capitolio han hundido la iniciativa. Uno de los férreos opositores de estos impuestos desde el legislativo fue el expresidente Iván Duque. Incluso, son recordados algunos videos que hizo en redes sociales difundiendo su posición.
Otro senador que se opuso al impuesto ese año fue Jorge Enrique Robledo, que para ese momento hacía parte del Polo Democrático. El congresista argumentó que esta medida afectaría a los tenderos. Juan Carlos Echeverry, exministro de Hacienda de Juan Manuel Santos y quien en 2022 fue precandidato presidencial del Equipo por Colombia, se pronunció en contra del impuesto en 2021, posición que le produjo críticas por un supuesto conflicto de intereses.
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Barrios decidió actuar en lo local. “Me indigna que haya productos que se graven de una manera fuerte y que permitan que las gaseosas, que está científicamente demostrado que no son alimento, que no le aportan absolutamente nada al organismo, mucho menos a los niños (eso es un jarabe de azúcar), tengan una venta sin impuestos fuertes”, insistió. Por eso, presentó el proyecto de acuerdo con el que buscaba que solo se permitiera en las escuelas primarias la venta de bebidas cuyo contenido de fruta fuera igual o superior al 12%, porcentaje con el que no cumplen la mayoría de bebidas azucaradas que se venden en el mercado.
El acuerdo fue aprobado por el Concejo municipal el 10 de mayo de 2019. El segundo artículo estipulaba que esa norma debía ser reglamentada máximo seis meses después de la aprobación. Sin embargo, han pasado más de tres años y la implementación es una tarea pendiente.
Barrios, con frustración, dice que el acuerdo del Concejo es “letra muerta”. “Quedó ahí en veremos, yo creo que es falta de voluntad política de la administración municipal”, aseguró Barrios señalando a la Alcaldía por no expedir la reglamentación. “En realidad la reglamentación era bastante simple, no tenía uno que ser un genio, con un día o dos días de trabajo, se podía sacar eso”, agregó.
El concejal también asegura que hay falta de voluntad de los rectores para empezar a implementar el decreto. González coincide en quejarse por la falta de reglamentación y le agregó otro reproche a la manera como se ha manejado el decreto en Yopal: “Yo soy el presidente del sindicato de rectores y coordinadores y sé que no se ha socializado en las instituciones educativas”. Pero también se defendió enfatizando que “en este momento nosotros estamos haciendo caso a ese decreto, es decir, como no está reglamentado no nos dice qué hay que hacer, pero en general el espíritu de la norma es que se desincentive el consumo de bebidas azucaradas y de comida chatarra”.
El problema es que según Lida Zaret Gamboa, secretaria de Educación de la ciudad, la administración no puede prohibir que se vendan bebidas azucaradas en las tiendas escolares. “Yo estaría haciendo algo ilegal al regularlo, yo no soy la que regulo eso, las secretarías de educación del país no regulan eso ni tienen esa competencia legal”, enfatizó. Es decir, la funcionaria asegura que sin una ley a nivel nacional ellos no tienen la potestad que quedó consignada en el acuerdo municipal.
La salida que propone Gamboa es que los consejos directivos de cada una de las instituciones educativas tomen esa medida. Le preguntamos por qué esas instancias sí podrían y la administración municipal no y dijo, “el gobierno escolar se estaría autogobernando. O sea, la decisión es para ellos mismos, para sus hijos. Ellos como padres de familia están diciendo ‘aquí no me venden la gaseosa’”.
Pero en medio de los embrollos legales, muy propios de la cultura jurídica colombiana, hay experiencias en colegios que han avanzado en ese camino.
Tenderos comprometidos y loncheras saludables
Ferrer Rivera ha comprobado que el ingreso que le representan las gaseosas es fácil de reemplazar o, incluso, de superar. No es un tema menor, la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) se ha pronunciado en contra de los impuestos a las bebidas azucaradas argumentando que esto afectaría a un sector de la población “muy vulnerable” y a 450.000 tenderos.
Lo que hizo Rivera fue empezar a ofrecer alternativas como jugos de maracuyá y de mora. “Si usted me pregunta qué me da más entre vender una gaseosa o un jugo natural, a mí me da más el jugo”, dijo.
La campaña que han emprendido contra las bebidas azucaradas ha provocado un cambio de hábitos de consumo de los estudiantes. “El año antepasado, cuando no se estaba implementando, vendía más o menos 20 pacas de gaseosa diarias (en cada paca vienen 24 gaseosas), hoy en día se están vendiendo ocho o nueve, entonces, sí ha bajado el consumo. Ahora se vende más agua, ya se están vendiendo 15 pacas de agua al día”, contó Rivera. Además, vende entre 40 y 60 litros al día de jugo.
Pero otra fuente de productos poco saludables son las loncheras. Así lo explica Yadira Parra, de la Secretaría de Salud departamental: “En las loncheras se ve mucho la comida chatarra, el paquete y algunas bebidas que las familias en general creen que son nutritivas como, por ejemplo, la Pony Malta, pero la Pony Malta es una gaseosa”.
En el Instituto Técnico Ambiental trabajan hace 15 años para solucionar ese problema. Por iniciativa de las profesoras de preescolar, empezaron un programa llamado Lonchera saludable, que consiste en que no se permite que los padres envíen alimentos empaquetados ni gaseosas en las loncheras de los niños de preescolar y de primero de primaria. Para eso, cada mañana, los profesores revisan el contenido de las loncheras y si encuentran alguno de esos productos se lo devuelven al papá.
Eso ha generado una cultura en el colegio. “Rara vez se presenta que algún padre de familia empaque lo primero que ve porque se le hace tarde o algo, pero aquí no pasa el filtro”, contó González.
Pero no es el único ejemplo exitoso. En un corregimiento de Yopal llamado Punto Nuevo, a unos 40 minutos del casco urbano en carro, queda la sede central de la institución Santa Teresa que atiende a unos 140 estudiantes. Nubia Ducón, rectora del colegio, contó que hace unos cinco años querían acabar el consumo de gaseosas. Es decir, su inquietud llegó incluso antes que el acuerdo en el Concejo municipal.
Pero se encontraba con obstáculos. “Los años anteriores no habíamos podido porque las señoras que atendían la cooperativa nos decían, ‘no, pero es que los niños solo compran gaseosa, ellos piden dulces, chicles, no sé qué, entonces nosotros les vendemos lo que ellos nos pidan”, contó en entrevista con Vorágine.
Sin embargo, en 2021 fueron más decididos en su empeño. En diciembre de ese año se reunió el Consejo Directivo del colegio y decidieron que uno de los requisitos para administrar la cafetería era que no se incluyeran entre los productos que ofrecían paquetes, dulces ni bebidas azucaradas. Se presentaron cuatro proponentes que cumplían con los requisitos y el gobierno escolar escogió uno.
Como la idea era impulsar una alimentación saludable, las mujeres que se encargan de la caseta tomaron un curso de manipulación de alimentos. Los resultados llenan de orgullo a la rectora y tiene contentas a las señoras que administran la cafetería. “Hacen ‘preparada’, que es como un juguito pero con hielo y natural, también avena. Entonces, esas dos bebidas reemplazaron las gaseosas”, dijo emocionada Ducón.
“Todo lo que las señoras preparan es rapado”, agregó. “Ellas hacen huevos cocinados y es increíble como los chiquitos, sobre todo los de primaria, compran huevos”, dijo sobre el éxito que han tenido los productos que llegaron con la nueva administración de la cafetería.
A los requisitos que se impusieron en el proceso de contratación, se sumó que hicieron escuelas con padres de familia en las que les enseñan cómo mandar loncheras saludables a sus hijos. Los incentivó para que les hicieran jugos de frutas y les enviaran productos típicos del llano como el bastimento llanero que está compuesto de una proteína (cerdo o res), patacones y torrejas (una especie de envueltos).
“No hemos escuchado al primero que diga ‘ah, yo quería gaseosa, yo quería Coca Cola’”, contó la profesora, quien también aseguró que otra de las ventajas es que hay menos residuos sólidos en el colegio porque ya no hay paquetes.
Pedidos para fortalecer la lucha
Al preguntarle a Gamboa si estaría de acuerdo con gravar las bebidas azucaradas respondió de manera tajante y apresurada que sí. “Tiene que haberlo y eso lo estamos esperando”, aseguró.
Sobre la caída de los impuestos en el Congreso en ocasiones anteriores, Yadira Parra, de la Secretaría de Salud departamental, dice que “la industria alimentaria tiene allá sus defensores. Además, porque ellos apoyan las campañas políticas y eso no es ninguna verdad oculta”. Su opinión se basa en investigaciones periodísticas, como una del medio 070, en la que se pone al descubierto el lobby que hubo para impedir que los impuestos a las bebidas azucaradas fueran aprobados por el legislativo.
Adriana Torres, investigadora principal de la línea de Justicia Económica en DeJusticia, organización no gubernamental que ha apoyado iniciativas para desincentivar el consumo de bebidas azucaradas, calculó que si se hubiera gravado con un 20% el Estado habría recaudado unos 2.5 billones de pesos.
“A pesar de que en el mundo se implementan cada vez más impuestos saludables, Colombia es de los pocos países de Latinoamérica que no cuenta con un impuesto a las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados”, señala la reforma tributaria del gobierno Petro, la cual tiene un capítulo titulado Impuestos saludables en el cual se incluyen los gravámenes a esos productos. El texto debe ser debatido en el Congreso, donde la medida podría ser aprobada o se podría volver a caer.
González y Rivera piden que se cerque el colegio con algún material que impida el comercio con el exterior, así podrían dejar de vender gaseosas sin afectar la economía del tendero. Aunque todos son conscientes de la importancia de la educación para cambiar esos hábitos de consumo, también saben que medidas de política pública dictadas desde el orden nacional pueden inclinar la balanza de manera definitiva hacia una alimentación más saludable.
NOTA: Este reportaje se realizó con el apoyo de VITAL STRATEGIES.