Parece una obviedad, pero no siempre pasa. El resultado: un periodismo que desinforma a las audiencias.
5 de septiembre de 2022
Por: RedCheq

“Un rumor no se publica, se confirma” y “si su mamá le dice que lo quiere, usted debe corroborarlo” son dos frases que le escuchan a menudo periodistas y alumnos al editor de noticias del periódico La Patria, de Manizales, Fernando Ramírez, galardonado con el reconocimiento Clemente Manuel Zabala a un Editor Colombiano Ejemplar de la Fundación Gabo, en 2017. Esas frases son llamados constantes a no olvidar un principio básico del periodismo: la verificación de la información. Sin embargo, múltiples razones hacen que eso no siempre se cumpla a rajatabla, como debería ser, en todos los medios de comunicación, lo que ha generado múltiples errores y ha hecho que los medios también tengan su cuota de culpa en la desinformación de las audiencias. Las razones van desde la inmediatez que exigen las redes sociales, hasta la falta de personal y de plata, además de problemas de ética, entre otros.

“Los periodistas, muchas veces presionados por la obtención de tráfico rápido y fácil, otras por pereza o falta de talento, corremos el riesgo de tirar el prestigio por la ventana y que quede irremediablemente hecho añicos sobre el suelo”, advierte el  periodista español Gumersindo Lafuente en el prólogo del segundo volumen del libro El zumbido y el moscardón, compilación de algunos de los casos del consultorio de ética periodística de la Fundación Gabo. 

Diana Saray, periodista de Caracol Radio y exdirectora del periódico Vanguardia, de Bucaramanga, alerta en el mismo sentido. Desafortunadamente, por la premura de los tiempos de publicación en este mundo digital y donde toda la gente quiere que el medio les informe ya, lo que más se está pasando por alto es la verificación de los hechos. Los medios en Colombia hemos caído en una ligereza de la información, de replicar lo que otros dicen sin tener tiempo siquiera para corregir o verificar lo que dicen las fuentes. Muchas veces si te demoras ya la noticia pasó”.

Saray hace un llamado urgente a volver a la base del periodismo, “verificar verificar, verificar, dejar atrás ese afán de la chiva, de la inmediatez”. Cuenta que mientras fue directora de Vanguardia siempre trató de repetirle al equipo que la obsesión no era la chiva, sino la información confirmada, la veracidad. “Los medios debemos ser conscientes de que la buena información requiere tiempo. En una sala de redacción hoy esto es difícil, son pocas personas abarcando muchas temáticas inmediatas. Para hacer buen periodismo se necesita parar, respirar, dudar de todo lo que se dice, confrontar para así poder verificar y luego sí informar”, resalta.

Precisamente sobre la importancia de la verificación Saray recuerda una embarrada: “matamos a Belisario Betancourt en nuestras redes sociales y él no había fallecido. ¿Por qué lo hicimos? Tomamos un trino de la entonces vicepresidenta Marta Lucía Ramírez en el que ella daba las condolencias por Betancourt, inmediatamente y basados en ese trino, publicamos que se había muerto y su biografía, para al rato darnos cuenta de que era falso. La lección es que no importa quién lo diga, nuestra función es siempre corroborar”.

Sobre eso, la directora del programa de Comunicación Social de la Universidad Santiago de Cali, Claudia Liliana Bedoya Sandoval,  dice que ‘la fiebre del clic’ está matando a muchos medios. “Es mejor recibir con cautela la información y es necesario mirar, verificar, chequear. Y, después de eso, publicar”. 

El periodista Juan Gossaín dijo durante la reunión de medio año de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) de 2019, en un panel sobre verificación de datos y noticias falsas, que “lo importante no es quién lo dice primero, sino quién dice la verdad y la dice mejor”.

“Insisto en que hoy la responsabilidad de los medios tradicionales es mayor que nunca, la responsabilidad del periodista, pero también del medio como empresa consiste hoy en divulgar la verdad, pero además en vigilar que no se cuenten mentiras para confundir a la gente” y  agrega que “en lo que estamos hoy es en lo contrario, estamos contribuyendo a la mentira, al caos, a la desinformación y a que la gente esté confundida, eso es lo que estoy viendo”, señaló Gossaín.

Fidel Cano Correa, director de El Espectador, advierte que uno de los desafíos actuales de los medios de comunicación está relacionado con las finanzas, pues “los medios se han deteriorado y cada vez los equipos tienen que hacer más contenidos para diversas plataformas y el fact-checking toma tiempo. Las lógicas de las redes sociales ejercen también una presión mayor de oportunidad, de hablar de los temas de conversación de manera veloz para aprovechar la atención de una audiencia cada vez más dispersa y eso, de nuevo, va en contra del trabajo reposado de verificación”.

Aunque en la redacción de El Espectador no existe un manual de verificación, sí está el deber de que toda información se verifique. “Si un periodista no sabe verificar una información, la equivocación fue haberlo contratado”, indica Cano en conversación con RedCheq.

“Hablar de los medios en Colombia es una generalización que nos mete a todos en una misma bolsa, pero, sin negar que todos a veces fallamos. Hay medios que tienen un norte claro en el tráfico, en generar escándalos o simplemente tienen determinadas corrientes de opinión política que los hacen más propensos a despreciar la verificación en busca de sus objetivos. Luego, esa generalización, como casi todas, es bastante impropia”, explicó Cano.

Ana María Saavedra, directora de Colombiacheck, señala la falta de personal en muchos medios, que hace que los periodistas deban cumplir con múltiples notas y que por esto en algunos casos no se verifique, lo que va en detrimento de la calidad.

La ciudadanía, clave en la exigencia de calidad del periodismo

El libro El zumbido y el moscardón (segundo volumen) señala la responsabilidad de las audiencias en la exigencia de calidad. “Periodistas y ciudadanos comparten una responsabilidad social, la de exigir a los medios el cumplimiento de unos principios democráticos de una sociedad del siglo XXI. El ciudadano tiene que ser un colaborador directo del proceso, como fuente, como recolector de información, como contextualizador, como documentalista, como garante de la veracidad y de la equidad de las fuentes en la construcción de la actualidad. El periodista tiene asignadas también todas estas funciones, pero ha de responder a una principal: la calidad en el tratamiento de los contenidos periodísticos. La calidad exige no solo informar, sino contrastar, señalar los antecedentes, buscar, explicar y analizar las causas, proponer, diseñar una perspectiva de futuro”, destaca el libro, citando el documento Parámetros de la calidad del periodismo en red.

Ese mismo documento recuerda, además, que “los primeros interesados en conocer las causas y la verdad de los hechos son los ciudadanos, que deberían tener en sus manos los índices de medición de calidad de los textos periodísticos a los que cada día acceden, bien en el formato tradicional, bien en el digital. Una guía de buenas maneras periodísticas será el instrumento base para que la opinión pública deje claras las exigencias que le corresponden y rechace el mal periodismo que enturbia la labor de los verdaderos profesionales”.

“Duden, de todo, de absolutamente todo”, recomienda Yolanda Ruiz, periodista y exdirectora de RCN Radio. “La duda nos lleva a hacernos preguntas, a buscar más información, la duda nos lleva a aprender más”, complementa.

La duda lleva a la necesidad de verificar.

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