16 de enero de 2022
Diez años se demoró la Fiscalía en tomar una decisión sobre la denuncia penal por “violación de derechos morales y patrimoniales de autor” que el periodista Mauricio Silva Guzmán instauró en contra de RCN Televisión, con el argumento de que el canal utilizó la biografía que él escribió sobre Joe Arroyo para una de sus telenovelas, sin su permiso y sin haberle dado el debido crédito.
Después de dar tumbos en los despachos de tres fiscales distintos; de que RCN negara las acusaciones al afirmar que todo lo que salió en la televisión era de dominio público y surgió de entrevistas directas de los libretistas con el protagonista y su círculo cercano; del regaño de una jueza por los argumentos «absurdos e irresponsables» que esgrimió la Fiscalía para pedir la preclusión del caso, y de que en el proceso se incluyera el dictamen técnico de un perito independiente que concluyó que sí existió plagio en unas pocas escenas de la telenovela, la Fiscalía 75 Delegada para el Circuito archivó la investigación.
Con fecha del 9 de diciembre de 2021, el ente acusador sostuvo que «no hay motivos o circunstancias fácticas que permitan su caracterización como delito o indiquen su posible existencia como tal». Lo paradójico es que para resolver un caso de supuesto plagio, el fiscal 75 delegado para el circuito, Esaú Torres, copió y pegó -sin advertir que no eran propios- varios párrafos previamente redactados por el abogado Gerardo Barbosa, apoderado judicial de RCN Televisión.
¿Cómo se llegó a la decisión? ¿Qué dicen los implicados? La novela es larga, y tiene varios capítulos.
Un genio, un parto y una puñalada
Todos los colombianos hemos bailado alguna vez una canción de Joe Arroyo.
Mauricio Silva Guzmán, su biógrafo, está convencido de eso. Y de que Álvaro José Arroyo es, de lejos, el más grande artista de la música bailable en Colombia. Más que Lucho Bermúdez y Pacho Galán juntos. Más que Rafael Escalona y Carlos Vives. Más que los cantantes de las orquestas de salsa que han marcado a un par de generaciones.
Todos ellos fueron geniales, pero «ninguno fue un gran compositor, un gran intérprete y un gran personaje, todo en el mismo recipiente […] Todo a la vez. Como el Benny Moré. De ese calibre. Podríamos decir que fue el más impresionante de todos los que forjaron este magnífico baile nacional. Dejó un legado de 47 álbumes, algo menos de 300 canciones y poco más de 100 composiciones, de las cuales 40 alcanzaron los primeros lugares de los listados de la música tropical», escribió Silva en 2016 en la Revista Shock, cuando se cumplieron cinco años de la muerte de Arroyo. Durante años, el Joe, declarado en 1993 como uno de los artistas más importantes del mundo según The New York Times, fue el músico que más discos vendió en Colombia. Y, por si fuera poco, fue el creador de un estilo único: el “joesón”.
Tantos pergaminos seguro influyeron para que el canal de televisión RCN produjera “El Joe, la leyenda”, una telenovela basada en su vida y obra que en su debut, el 30 de mayo de 2011, marcó un rating de 23,7%, histórico hasta ese momento para el primetime en Colombia. La producción salió al aire dos meses antes de que el artista falleciera.
Pero la novela no terminó el 20 de diciembre de 2011, cuando se emitió el último capítulo. Apenas comenzaba, porque Silva ya había instaurado una denuncia penal en contra de RCN y de los libretistas, a los que acusó de violar sus derechos morales y patrimoniales de autor pues, según él, parte del guion adaptado para televisión se basó en su libro sobre Arroyo, titulado “El centurión de la noche” y publicado en 2008 por la editorial La Iguana Ciega.
En el primer ejercicio que hizo para comparar lo que escribió con los capítulos de la telenovela, que ponía a grabar y revisaba en las noches, cuando llegaba del trabajo, Silva encontró varias escenas que, asegura, en la televisión resultaron idénticas o sospechosamente parecidas a como él las narró en el libro.
El capítulo 1 de ambas historias, por ejemplo, comienza con la misma escena: la de la madrugada del primero de noviembre de 1955 en la que, bajo un aguacero interminable en el humilde barrio Nariño de Cartagena, el padre del Joe, en medio del desespero, sale de la casa con su mujer porque el bebé ya viene en camino y se le atraviesa a un bus de servicio público en la calle, para detenerlo y rogarle al conductor que los lleve al hospital más cercano.
«Entonces, la maniática obsesión de la música hizo su primera aparición en la vida del genio. En los asientos traseros del vehículo venía media docena de músicos borrachos, instrumentos en mano, ya con el destemple de la serenata entregada. Cuando vieron la escena de una mujer pariendo, los beodos no tuvieron reacción diferente a la de hacer música y así apaciguar el concierto de alaridos de Ángela», se lee en las páginas 11 y 12 del libro.
En televisión la escena fue la misma, salvo por dos detalles: que en el libro no se menciona qué canción estaban tocando los músicos, mientras en la novela se ambientó con “Fiesta en corraleja”. Y el momento exacto del nacimiento: en el libro queda claro que el Joe llega al mundo a las 2 de la tarde en el Hospital Santa Clara. En la telenovela le pusieron una pizca de ficción a la cosa y el genio nace unas horas antes en el bus, delante de los músicos.
«La similitud (entre el libro y la TV) no es literal sino subyacente, y se fundamenta en la situación, los personajes, y el desenlace asociado a la metáfora de que el niño, que así nacía, estaba destinado a la profesión de músico», se lee en el concepto que el perito, abogado y profesor de la Universidad Externado Juan Carlos Monroy Rodríguez remitió al fiscal del caso, por petición misma de la Fiscalía.
El abogado de RCN TV, sin embargo, siempre adujo que los hechos que rodearon el nacimiento del Joe eran ampliamente conocidos y de dominio público y, «por lo tanto, de libre representación». También afirmó que los libretistas se basaron, para construir la escena, en un artículo periodístico publicado por El Espectador en enero de 2011, en el que se narran las mismas circunstancias del aguacero en la madrugada, el bus y la banda de músicos ebrios en la parte de atrás que predice de alguna manera el destino de Arroyo.
Otra de las escenas que para Silva prueban el plagio ocurre en el capítulo 74 cuando Adela Martelo, la primera esposa del Joe, encuentra al artista, famoso por mujeriego, con Mary Luz Alonso (Luz Mary en la televisión). Presa de la ira, Adela saca un cuchillo y se lo entierra en la nalga derecha a Mary, segunda esposa del Joe y, para Silva, el gran amor y la musa más importante del artista. Mary huye corriendo para evitar morir apuñalada por Martelo.
De acuerdo con el periodista, esa es una de las escenas de su libro que tiene elementos ficcionados, que no se corresponden exactamente con los hechos, y dado que era una invención que no podían comprobar las dos mujeres implicadas, los libretistas no tenían cómo conocerla y plasmarla en el guion si no era copiando lo escrito en “El centurión de la noche”.
El apoderado judicial de RCN Televisión afirmó, en cambio, que ese y otros momentos de la vida del protagonista en la telenovela sí ocurrieron y surgieron de las entrevistas que los libretistas Andrés Salgado y Natalia Ospina realizaron con el mismo Joe, sus familiares y conocidos, que quedaron grabadas en video y fueron entregadas en dos discos duros a la Fiscalía.
Las escenas del nacimiento y de la puñalada hacen parte del informe que el perito del Externado entregó en febrero de 2013 a la Fiscalía. Monroy Rodríguez es uno de los mayores expertos en propiedad intelectual y derechos de autor en Colombia y fue quien hace un par de meses estuvo detrás del dictamen que certificó que la presidenta de la Cámara de Representantes, Jennifer Arias, cometió plagio en su tesis de maestría.
El abogado analizó y comparó 15 escenas que, tras la revisión preliminar de Silva, eran sospechosas de haber sido plagiadas por RCN. Y aunque no encontró evidencia de copia en todas, «las similitudes o coincidencias» halladas en unas pocas de ellas «denotan —a pesar de ser tan puntuales o de breve extensión respecto del conjunto total de ambas obras— ser suficientes para poder concluir que sí ha existido reproducción de elementos de la creación original de “El centurión de la noche” del autor Mauricio Silva, dentro de los libretos de la telenovela “El Joe, la leyenda”, de lo cual se deriva una infracción a los derechos morales y patrimoniales de autor».
Monroy recordó entonces que la Corte Suprema de Justicia ya se ha pronunciado al respecto y ha dicho que «para que exista plagio no es necesario que la obra objeto del plagio se vea reproducida en su totalidad, así como tampoco es necesario que la obra producto del plagio se constituya únicamente o primordialmente con los elementos que fueron copiados de aquella». En concepto del perito, existe algo que podría llamarse «plagio inteligente», en donde la copia se simula con la alteración o modificación de ciertos elementos de la obra original.
Pero esos párrafos y argumentos del informe del abogado del Externado no aparecen en el documento final con el que la Fiscalía archivó el caso, de 45 páginas y al que tuvo acceso Vorágine. Lo que aparece es que «el perito Dr. Monroy Rodríguez en su experticia técnica se contradice, pues una cosa es lo que dice en sus consideraciones que en nuestro leal saber y entender, se puede llegar a la conclusión sobre la inexistencia del demandado plagio, y otra es lo que concluye, lo cual es completamente diferente, haciendo entrever que sí existe la denunciada conducta delictiva (sic)».
Silva asegura que para validar y complementar las conclusiones de Monroy, su abogado le solicitó a la Fiscalía que pidiera otros peritajes independientes que examinaran y compararan el ciento por ciento del libro con el ciento por ciento de la telenovela y de las entrevistas que RCN afirma les hizo al Joe y a los miembros de su círculo cercano.
Sin embargo, el ente acusador dejó durmiendo el expediente durante seis años y, solo en 2019, según el documento expedido por la Fiscalía para archivar el caso, pidió apoyo a Medicina Legal y a la Dirección Nacional de Derechos de Autor, pero de ambas partes le respondieron que no tenían peritos disponibles para esa labor. Entonces, aduce el fiscal a cargo, «se pone en conocimiento de la defensa de los indiciados, quienes ofrecieron todo el apoyo buscando expertos en esa precisa materia y quienes se encargarían de realizar ese análisis con el fin de resolver la problemática planteada (sic)».
En menos palabras y más sencillas: como el fiscal no encontró otros peritos independientes que complementaran el informe del abogado del Externado, le pidió ayuda a una de las partes: el abogado de RCN.
Las conclusiones de ese peritaje pedido por el canal de televisión a dos abogados expertos en derechos de autor y propiedad intelectual -Fernando Zapata López y Yecid Andrés Ríos Pinzón- fueron acogidas en su totalidad y presentadas por el fiscal Esaú Torres para solicitar dos veces la preclusión del caso (en 2019 y en 2021). También fueron los argumentos centrales con los que la Fiscalía archivó la investigación a finales de 2021.
Tan convencido parecía estar de las conclusiones de RCN, que en el documento con el que archivó la diligencia el fiscal Torres copió y pegó varios párrafos escritos dos años antes por el abogado del canal, Gerardo Barbosa. Vorágine comparó detenidamente el texto firmado por el fiscal con una comunicación enviada por Barbosa a la Fiscalía y encontró muchas frases idénticas y varias más con la misma idea pero un par de palabras distintas o en otro orden. Una paradoja.
Compara en las imágenes que siguen las primeras páginas de ambos textos:
“Irrazonable y absurdo”
La Fiscalía también aseguró que la obra de Silva Guzmán «no está protegida por el derecho de autor por carecer de originalidad, en la medida en que simplemente se dedica a relatar los hechos reales de la vida de Álvaro José Arroyo». Con base en ese argumento, el fiscal 75 delegado ante los jueces penales del circuito pidió no una sino dos veces que un juzgado precluyera la acción penal en contra de RCN TV y de los libretistas.
Y no una, sino dos veces, los jueces negaron la solicitud y le llamaron la atención a la Fiscalía.
El 10 de abril de 2019, la jueza 23 Penal del Circuito de Conocimiento de Bogotá, Susan Jacqueline Tovar Bonilla, negó la preclusión pues «aceptar una interpretación como esa equivaldría a reconocer que ninguna biografía, ningún libro de historia, ninguna investigación periodística, ningún documental o ninguna crónica puede ser objeto de protección de los derechos de autor, simplemente por referirse a hechos de la vida real. Esto suena en extremo irrazonable y, sobre todo, abiertamente irreal y absurdo».
—Mejor dicho, según ese fiscal, la obra periodística de Gabo no es digna de protección de los derechos de autor —protesta Silva cuando recuerda el caso.
La decisión de la jueza Tovar incluyó asegurar que todavía no tenía elementos para declarar culpable o inocente a nadie, por la cantidad de tiempo que el fiscal Torres Romero había dejado pasar sin actuar e investigar a fondo el caso.
Entre otras cosas, al ente acusador le tomó seis años y medio (hasta el 6 de noviembre de 2019) pedirle al abogado Monroy «ampliar y aclarar el estudio técnico y científico encomendado» a la Universidad Externado.
Trece días después, el abogado le respondió al fiscal para insistir en el concepto emitido en febrero de 2013 sobre las escenas del nacimiento y de la puñalada en la nalga de Mary, además de aquella en la que el Joe graba por primera vez la canción “El ausente” en la sede de Discos Fuentes.
Una fiesta y una negativa
“El centurión de la noche” es el producto de cuatro años de trabajo de Mauricio Silva que incluyeron, según el periodista, varias entrevistas con Joe Arroyo y con más de 120 fuentes, entre amigos, familiares, músicos que tocaron con él, empresarios, esposas, amantes, productores y un largo etcétera. El mismo largo etcétera que los libretistas Salgado y Ospina dicen haber entrevistado y grabado, años después, por su cuenta.
El libro fue la mejor manera que encontró Silva de profundizar en una entrevista que le hizo al artista en 2004, portada de la revista Rolling Stone y Premio Simón Bolívar en la categoría Mejor Entrevista en prensa. Su título fue “El rey no ha muerto”.
A finales de abril del 2008, la noche del lanzamiento del libro en el bar El Salto del Ángel, en el norte de Bogotá, los que tiempo después terminaron siendo los libretistas de la telenovela de RCN se le acercaron a Silva y le ofrecieron comprarle los derechos del libro para llevarlo a la televisión. El periodista reconoce que estuvo a punto de decir que sí, emocionado, pero el dueño de la editorial lo frenó en seco y le recomendó que pidiera un tiempo para negociar mejor, pues le parecía que los libretistas estaban ofreciendo muy poquito dinero. Según el autor del libro, eran $30 millones.
Silva Guzmán y su editor le pidieron entonces a la reconocida manager de artistas Marisela Marulanda que los asesorara en el tema, ella aceptó sin firmar un contrato escrito y se comprometió a averiguar cuánto podrían valer los derechos del libro, pero luego desapareció y no les volvió a contestar correos o mensajes. Según el periodista, él nunca supo cuánto le pidió la manager a RCN. Los libretistas tampoco volvieron a buscar al Silva y él se olvidó del tema.
Pasaron dos años hasta que, a principios de 2010, a Silva lo invitaron a grabar el piloto de un programa sobre fútbol en RCN y el productor le dijo, casi en el momento de despedirse, que en el canal estaban preocupados porque él iba a demandarlos.
—¿De qué demanda me habla? —le preguntó el periodista al productor, Vladimir Dacol.
«Ellos solitos se estaban vendiendo. Ellos me dieron la clave de lo que iban a hacer. Si no hubieran hecho nada malo, no tendrían porqué tener miedo», afirma hoy Silva.
En mayo de 2011 el director de la telenovela, Herney Luna, invitó a Silva al lanzamiento y, de acuerdo con el biógrafo del Joe, esa noche Luna le dijo que les había entregado su libro a los actores.
«Para empezar, Herney me entregó el libro “El centurión de la noche”, que escribió Mauricio Silva, y arrancamos el proceso de armar el personaje», le dijo la actriz Estefanía Borge a la revista Aló en junio de 2011. Borge interpretó en la TV a Jacqueline Ramón, la tercera esposa del Joe.
Seis meses después, el 30 de noviembre, Silva denunció penalmente al canal y a la empresa Primetime Factoría de Ideas, de la que Salgado y Ospina eran socios y que le vendió los libretos a RCN.
Tres fiscales y un reloj que corre
En enero de 2013, la entonces fiscal delegada 55, Martha Patricia González Serrano, le pidió al Externado que un experto independiente comparara el libro con los libretos de RCN, labor que la universidad le asignó al abogado Monroy Rodríguez.
Como ya se dijo, el concepto del perito no fue utilizado sino hasta 2019. Mientras tanto, en 2014 el caso pasó a la Fiscalía 58, a cargo de Olga Matilde Cruz Gómez. También hubo un intento de conciliación en septiembre de 2015, cuando el apoderado judicial de RCN rechazó la idea alegando que la denuncia de Silva era “infundada y temeraria”, y que las escenas que según Monroy constituían plagio fueron episodios reales de la vida del artista y eso pueden probarlo con las entrevistas que hicieron los libretistas y con anécdotas narradas en artículos de periódicos como El Espectador, El Universal y El Heraldo.
En 2016 el caso llegó finalmente a manos de Esaú Torres, fiscal que muy pronto sorprendió a Silva y su abogado con dos frases que sonaban desesperadas y definitivas: tenía cientos de casos represados y un solo asistente, y no sabía de dónde iba a sacar tiempo para darle celeridad al proceso.
En mayo de 2017 hubo otro intento de conciliación, rechazado de nuevo por RCN, con el argumento de que irían hasta las últimas consecuencias para demostrar su inocencia.
Así llegaron hasta marzo de 2019, cuando el fiscal solicitó la preclusión de la acción penal y la jueza Tovar Bonilla se la negó y le “jaló las orejas” por no haber hecho su trabajo, una «investigación seria y juiciosa» que demostrara o desvirtuara el informe del abogado Monroy y que incluyera «revisar los videos de las entrevistas que dice la defensa haber utilizado como fuente para la creación de la telenovela».
Al parecer, ese regaño no fue suficiente porque exactamente dos años después, en marzo de 2021, Esaú Torres Romero volvió a pedirle al juzgado que precluyera el caso. Y el juzgado volvió a responder que no podía hacerlo y que los argumentos del fiscal para hacer esa solicitud seguían siendo débiles.
La versión de los libretistas
Aunque en los créditos de la telenovela se lee que la idea original y el guion estuvieron a cargo de solo dos personas -Andrés Salgado y Natalia Ospina-, otras dos quedaron vinculadas al proceso: el entonces presidente de RCN TV, Gabriel Reyes Copello, y Rafael Noguera, socio de Salgado y de Ospina en la empresa Primetime Factoría de Ideas.
“El Joe, la leyenda” no ha sido el único éxito de Salgado y Ospina en la televisión colombiana. En su hoja de vida también está haber escrito, a cuatro manos, los libretos de “De pies a cabeza”, “Perro amor” y “Tiempos difíciles”, entre otras.
Por recomendación de los abogados del canal, en todos estos años los libretistas nunca hablaron del caso con la prensa. Cuando Vorágine buscó a Salgado y Ospina, dijeron que por fin había llegado la hora de contestar todas las “acusaciones injustas” que recibieron durante una década. Su respuesta a las preguntas de este medio fue, finalmente, remitir el documento con el que la Fiscalía archivó el caso el pasado 9 de diciembre.
En las primeras páginas, las mismas que como se mostró más arriba copian los párrafos del abogado de RCN, hay dos antecedentes que no cuadran por unas fechas: se dice que fue a finales del 2009 cuando el canal consideró realizar una novela sobre el Joe, pero no lo hizo por «el valor de la aspiración económica» del periodista y porque «el propio artista no estaba a gusto con la obra» de Silva. Fue por eso que el canal decidió «acudir directamente a Joe Arroyo, a quien le propusieron suscribir un contrato de cesión de derechos de explotación comercial de la información personal sobre hechos de su vida, para la libre adaptación y creación de una obra literaria que luego sería adaptada para producir una obra audiovisual». Afirma la Fiscalía que ese contrato con Arroyo se firmó el 23 de junio de 2009; es decir, meses antes de la que supuestamente era la motivación para buscar el contrato.
¿Fin de la novela?
Según el abogado Fabio Humar Jaramillo, cerca del 75% de los casos que llegan a la Fiscalía General de la Nación se resuelven por la vía del archivo, que da por terminada la indagación preliminar y «casi siempre detiene las investigaciones de forma definitiva». El problema, considera Humar, es que esa decisión no tiene forma de ser controvertida por ninguna de las partes y una vez se archivan resulta prácticamente imposible reabrirlas.
Para archivar la diligencia el 9 de diciembre de 2021, el fiscal Esaú Torres utilizó exactamente los mismos argumentos por los que en 2019 y 2021 dos jueces negaron la preclusión del caso. Que son las mismas razones, también, del abogado de los acusados.
De acuerdo con Humar, solo el 0,44% de los casos o diligencias que archivan los fiscales en Colombia logran ser desarchivados. ¿La novela del Joe hará parte de esa cifra ínfima?