Una tuitera uribista sin título profesional en Ginebra, la suegra de Abelardo de la Espriella y el hermano de Paloma Valencia en Miami, el hijo de Fabio Valencia Cossio en Indonesia. El presidente Duque prometió un servicio exterior sin mermelada, técnico y altamente profesionalizado, pero sus decisiones lo contradicen.
14 de marzo de 2021
Por: Laila Abu Shihab Vergara / Ilustración: Camila Santafé
Nombramientos sin experiencia

Que todos los presidentes han usado el servicio exterior colombiano para pagar favores políticos y ubicar en cargos privilegiados a sus amigos y familiares más cercanos no es noticia. Es algo común a todos los gobiernos. 

Lo inusual es que un mandatario pregone públicamente que su gobierno por fin será distinto porque prevalecerá el mérito, y no el amiguismo o el clientelismo. En abril de 2019, por ejemplo, el presidente Iván Duque aseguró que mientras esté en el poder, el servicio exterior será “profesional, formado y estará a la altura de las más destacadas cancillerías del mundo”. También prometió que en agosto de 2022, el 50% de los 67 embajadores que hoy tiene el país serán funcionarios de carrera, que antes de llegar a ese cargo deben estudiar y ascender en un escalafón durante por lo menos 24 años, ganando concursos y superando constantes pruebas. El suyo no es el gobierno de la mermelada, lo repite cada vez que puede. 

¿Podrá cumplir esa promesa, cuando en estos momentos el 69% de los embajadores no son de carrera y solo falta un año y medio para que abandone la Casa de Nariño?

Vorágine tuvo acceso a una lista de 257 nombramientos en el servicio exterior realizados por Duque desde que se posesionó hasta el 5 de febrero de 2021, y encontró que solamente 45 de ellos se hicieron a personas que pertenecen a la carrera diplomática y consular: 8 embajadores y 37 terceros secretarios de relaciones exteriores, que es el escalafón más bajo de ese régimen. Todos esos terceros secretarios tuvieron que quedarse en Colombia por un periodo de prueba, con un salario básico mensual de 3.211.673 pesos. 

Dicho de otra forma, solo el 17,5% de todos los nombramientos hechos por Duque han sido para funcionarios de carrera diplomática y consular, y solo el 3,1% han sido para embajadores de carrera. 

En la otra orilla, 134 de los 257 nombramientos se han hecho bajo la figura de la “provisionalidad” a personas que no pertenecen a la carrera diplomática y consular; es decir, el 52,1% de los nombramientos han dependido de la discrecionalidad del presidente (algo que de todas maneras está permitido por la ley). En total, así ha nombrado a por lo menos 48 embajadores, 12 ministros plenipotenciarios que casi siempre tienen las mismas funciones de los embajadores, 11 ministros consejeros, 15 consejeros de relaciones exteriores, 36 primeros secretarios, 2 segundos secretarios y 10 terceros secretarios, estos últimos todos fuera de Colombia, contrario a lo que ocurre con los nombrados de carrera.

En la lista de los que con Duque llegaron a algún cargo del servicio exterior sin pertenecer a la carrera diplomática abundan las personas que no saben nada de relaciones internacionales, hay algunos que solo tienen diploma de bachiller (es obligatorio acreditar al menos un título profesional para ser nombrado o demostrar suficiente experiencia laboral para que sea homologada por los estudios profesionales), políticos de derecha ‘quemados’ en las elecciones parlamentarias, tuiteras uribistas, donantes de la campaña presidencial y familiares de pesos pesados del Centro Democrático sin ninguna experiencia en el campo. Hay incluso nombramientos anulados por la justicia, porque había funcionarios de carrera listos para ocupar esos cargos y legalmente ellos tienen la prioridad si cumplen con las condiciones. 

El caso de María Ximena Durán Sanín pertenece a este último grupo. 

El 6 de febrero de 2020, el Consejo de Estado ratificó una sentencia emitida por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca en primera instancia, el 26 de septiembre de 2019, que anuló su nombramiento como cónsul de Colombia en Londres.

Durán Sanín es hija de la exembajadora, exministra, excandidata presidencial y política conservadora Noemí Sanín. Sin pertenecer a la carrera diplomática y consular se posesionó como ministra plenipotenciaria grado 22 con funciones de cónsul general en el Consulado en Londres, el 28 de febrero de 2019. Según el rango salarial para esos cargos, su sueldo básico era de 3.543 dólares y tenía derecho a una prima especial por 5.031 dólares. En total, algo más de 31 millones de pesos mensuales.  

El nombramiento se hizo de forma “provisional”, una figura que le ha servido a Duque -y les sirvió a los presidentes que le precedieron- para nombrar ‘a dedo’ y sin tener que dar explicaciones a cientos de personas que no tienen experiencia en relaciones internacionales en los cargos creados para “desarrollar la política exterior de Colombia, dentro o fuera del territorio de la República, con el fin de representar los intereses del Estado y de proteger y asistir a sus nacionales en el exterior”. 

El artículo 60 del Decreto-Ley 274 de 2000, que regula el servicio exterior colombiano, explica de esta forma la provisionalidad: “Por virtud del principio de Especialidad, podrá designarse en cargos de Carrera Diplomática y Consular a personas que no pertenezcan a ella, cuando por aplicación de la ley vigente sobre la materia no sea posible designar funcionarios de Carrera Diplomática y Consular para proveer dichos cargos”. La provisionalidad debe ser la excepción y no la regla. 

El problema es que en el caso de Durán Sanín sí había un candidato elegible para ocupar esa vacante cuando ella fue nombrada. Así lo demostró la justicia, tras una demanda presentada por el representante a la Cámara David Racero: antes que la hija de la excandidata presidencial se encontraba Jairo Augusto Abadía Mondragón, un funcionario con más de 24 años de carrera.

La Cancillería apeló el fallo pero la sección quinta del Consejo de Estado lo ratificó el 6 de febrero de 2020 y exigió que desvincularan a Durán Sanín del cargo. Seis meses después, seguía siendo cónsul y el 13 de agosto el Juzgado 50 Administrativo del Circuito de Bogotá tuvo que ordenar que se cumpliera el fallo del alto tribunal en los siguientes cinco días. La hija de la excandidata presidencial siguió resistiéndose e interpuso un recurso de nulidad, que no fue aceptado. 

María Ximena Durán Sanín ocupó el cargo de ministra plenipotenciaria, con un salario mensual de 8.574 dólares incluyendo prima, entre el 28 de febrero de 2019 y el 25 de agosto de 2020. 

Los embajadores

Vorágine revisó la lista de las 48 personas que según la Cancillería han sido nombradas por Duque como embajadores sin pertenecer a la carrera diplomática y consular y, además de los nombres obvios y ya conocidos (Alejandro Ordoñez ante la OEA, Viviane Morales en Francia, Jorge Mario Eastman en la Santa Sede o el exembajador en Uruguay Fernando Sanclemente), encontró varios casos que dejan en evidencia un claro favorecimiento a personas sin experiencia muy cercanas a políticos conservadores y uribistas o, directamente, a miembros del Centro Democrático. 

Como todo queda en familia, desde el 17 de diciembre de 2018 el embajador de Colombia en Indonesia es Juan Camilo Valencia González, hijo mayor del exministro Fabio Valencia Cossio, histórico dirigente conservador, muy cercano a Álvaro Uribe Vélez. En su hoja de vida de Función Pública, la experiencia del abogado Valencia González se resume en haber sido asesor de Procolombia, docente de la Universidad Sergio Arboleda, gerente general de Petroleum and Petrochemical Services PPS SAS y consultor de Valencia Consultoría Corporativa. Por llegar al cargo de embajador, Juan Camilo tiene derecho a un salario básico mensual de 4.528 dólares más una prima especial de 6.429 dólares, lo que al cambio actual son algo más de 39 millones de pesos. Su hermano Santiago Valencia González es actual senador por el Centro Democrático.

Más historias familiares. El nombramiento del exgobernador del Valle del Cauca y excongresista conservador Ubeimar Delgado Blandón en la Embajada de Colombia en Suecia se cayó por no cumplir con el requisito obligatorio de hablar un segundo idioma, pero como si lo hubiesen retado el presidente Duque nombró el 19 de marzo de 2019 a su hermano, César Tulio Delgado Blandón, en ese mismo cargo. Cuando el hecho de que no era bilingüe quedó en evidencia en una entrevista en La W, Ubeimar dijo que contrataría a un intérprete de tiempo completo para que lo acompañara en la Embajada. Delgado fue uno de los primeros conservadores en apoyar la candidatura de Duque y en abril de 2019 la Fiscalía General le imputó cargos por presunta falsedad ideológica en documento público y fraude procesal, entre otros delitos.

Duque también ubicó a Antonio José Ardila Gaviria, hijo de Carlos Ardila Lulle, en una de las embajadas más apetecidas: la del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Ardila Gaviria fue nombrado el 28 de febrero de 2019 y solo acredita como experiencia laboral haber sido vicepresidente de la Organización Ardila Lulle -financiadora de las campañas de Álvaro Uribe Vélez a la Presidencia y al Senado a través de varias de sus empresas- entre 1981 y 2019. El actual embajador en el Reino Unido también es esposo de Luz Ángela Sarmiento, hija de Luis Carlos Sarmiento Angulo. 

Algo parecido pasa con la embajadora en Italia Gloria Isabel Ramírez Ríos, quien ocupa ese cargo desde el 5 de octubre de 2018 y cuya experiencia básicamente se resume en haber sido la asesora de comunicaciones de las campañas presidenciales de Duque y Álvaro Uribe.

Pero no hay que ir tan lejos. La embajada en Perú, por ejemplo, quedó nuevamente en manos de la abogada María Claudia Mosquera Jaramillo, amiga cercana del expresidente Uribe, quien de hecho es padrino de uno de sus hijos. Mosquera Jaramillo había sido embajadora en Lima entre 2009 y 2011, y fue notaria en Popayán, contratista de una EPS y gerente general de una IPS, entre otros cargos menores en la capital caucana. 

Otros políticos uribistas -o familiares de políticos uribistas- nombrados por Duque son el exrepresentante a la Cámara por Antioquia Federico Hoyos Salazar (embajador en Canadá entre el 9 de noviembre de 2018 y el 6 de marzo de 2020, cuando renunció para ser Alto Consejero para las Regiones); Álvaro Pava Camelo (excongresista y dirigente conservador nombrado embajador en Argentina en octubre de 2018); Juan Hurtado (risaraldense que casi toda la vida vivió de ser concejal, diputado y representante a la Cámara hasta que llegó a la embajada en Guatemala tras apoyar abiertamente la campaña presidencial de Duque), y Jaime Amín (senador por el Centro Democrático entre 2014 y 2018 que venía de ser consejero presidencial de Duque y, sin tener experiencia diplomática, fue nombrado embajador en Emiratos Árabes Unidos el 19 de noviembre de 2019). Amín, por cierto, logró llevarse a ese país a César Augusto Domínguez Ardila, uno de sus asesores en el Congreso, como ministro consejero. Domínguez, abogado que según su hoja de vida en Función Pública no tiene ninguna experiencia en relaciones internacionales, gana un salario mensual de 7.192 dólares (entre sueldo básico y prima especial), algo más de 25 millones de pesos. 

También podría incluirse en esa lista de políticos o familiares de políticos sin experiencia diplomática a Nohora Stella Tovar Rey, embajadora en República Dominicana entre el 30 de octubre de 2018 y el 6 de junio de 2019, y senadora por el Centro Democrático 2014-2018; Alfredo Rangel Suárez, embajador en Nicaragua desde agosto de 2020, uribista purasangre y senador por el Centro Democrático de 2014 a 2018, año en el que trató de reelegirse pero se ‘quemó’ con algo más de 7.000 votos, y Juan Manuel Corzo, hoy embajador en Cuba, un cargo fundamental para Colombia pues la isla ha jugado un papel clave en las negociaciones de paz con distintos grupos guerrilleros. Corzo -representante y senador por el Partido Conservador entre 1996 y 2018, cuando ya no le alcanzaron los votos- siempre se mostró muy crítico del acuerdo de paz con las FARC y se hizo famoso cuando como presidente del Congreso tuvo el descaro de decir que el salario de los congresistas no alcanzaba para pagar la gasolina de los carros que tienen a su disposición. 

El caso de China es especial. A la embajada en el gigante asiático llegó el 28 de febrero de 2019 Luis Diego Monsalve Hoyos, abogado antioqueño y exconcejal de Medellín, que le donó 30 millones de pesos a Duque en su campaña presidencial. En octubre de 2003, Monsalve Hoyos fue destituido e inhabilitado por la Procuraduría para ejercer cargos públicos durante cinco años, por “anomalías” en un contrato de concesión entre Ferrovías -que fue presidida por Monsalve- y el Consorcio Ferrocarriles del Norte de Colombia (Fenoco) para la operación de líneas férreas durante 30 años. En el 2000, Monsalve fundó la empresa New Stetic SA, una de las mayores productoras y exportadoras de prótesis dentales de América Latina, de la que dejó de ser presidente cuando Duque lo nombró embajador. 

Pero si se trata de preguntarse por la experiencia de los embajadores para representar al país en el exterior hay que mencionar los nombramientos de los médicos Fernando Helo Yamhure y Eduardo Antonio Burgos Martínez. Helo Yamhure, cirujano con especialización en traumatología y ortopedia, es embajador en Líbano desde el 26 de julio de 2019. Burgos, cardiólogo y especialista en medicina interna, es embajador en Panamá desde el 6 de junio de 2019 y para muchos su nombramiento solo se explica porque es el esposo de la empresaria María Teresa Haddad, directora del Centro Democrático en Córdoba, además de amiga personal de Álvaro Uribe y del presidente Duque. Tanto poder tiene Haddad en el primer círculo uribista que también logró ubicar a su yerno, el exsenador por el Centro Democrático Daniel Cabrales Castillo, como embajador en República Dominicana desde agosto de 2019. 

Lo llamativo aquí es que Cabrales tiene abiertas dos investigaciones: una desde 2018 por el llamado cartel de la hemofilia, que desangró los recursos de la salud en el departamento de Córdoba, y otra desde abril de 2020 por la presunta apropiación ilegal de 862 hectáreas de terrenos baldíos de la Nación que deberían estar en manos de campesinos. El actual embajador en la paradisíaca isla caribeña siempre ha alegado su inocencia en ambos casos.

El excomandante de las Fuerzas Militares Alberto José Mejía Ferrero -embajador en Australia- y los ingenieros industriales Darío Alonso Montoya -exrector de Elite, la universidad creada por Álvaro Uribe, y director del Sena entre 2002 y 2010, que llegó a la Embajada de Colombia en Brasil a pesar de no hablar un segundo idioma- y Carlos Andrés Barahona Niño -embajador en Sudáfrica y cuya mayor experiencia es ser uno de los contratistas que más tabletas y computadores le venden al Estado- también hacen parte de los nombramientos que Duque ha hecho desde que llegó a la Casa de Nariño para convertir al servicio exterior en algo altamente profesionalizado y técnico, en el que se premian la experiencia, el esfuerzo y el mérito. 

Todos los embajadores de Colombia ganan hoy 4.528 dólares de salario básico más una prima especial de 6.429 dólares, algo más de 39 millones de pesos. Todos, incluido Isaac Gilinski Sragowicz, fundador del poderoso clan Gilinski, una de las familias más ricas del país, y abuelo del actual dueño de Publicaciones Semana, Gabriel Gilinski. El 29 de enero de este año Duque nombró al patriarca del clan, que tiene 87 años, como embajador alterno de Colombia ante la misión de la ONU en Nueva York, que ya tenía como embajador desde el 8 de octubre de 2018 a Guillermo Fernández de Soto. Los salarios de Gilinski y Fernández de Soto, que tienen los mismos cargos en la misma representación diplomática, suman casi 80 millones de pesos mensuales y son pagados con los impuestos de todos los colombianos.

“Duque puede decir hoy que el 30% de los embajadores son de carrera y eso es más de lo que dice la ley (mínimo 20%), pero de todas maneras no es mucho y, sobre todo, hay que ver el tipo de embajadas en las que los nombra: lugares que no son estratégicos ni claves para la formulación de nuestra política exterior, sino que son secundarios y a los que nunca van las personas con las que paga favores políticos”, le dijo sobre este tema a Vorágine la politóloga e internacionalista Sandra Borda. 

Entre esas naciones están Trinidad y Tobago, Vietnam, Tailandia, Honduras, Argelia y Filipinas. “Los embajadores de carrera no están en los países donde residen los temas más importantes de nuestra agenda internacional ni con los que tenemos las relaciones bilaterales y multilaterales más importantes; nuestras representaciones en esos lugares siguen estando en manos de fuerzas políticas que casi siempre son nombradas con criterios que no tienen que ver con nuestras necesidades en política internacional”, agrega la experta.

‘Cuasi’ embajadores y cónsules

En los cargos que están por debajo del máximo rango de la carrera diplomática y consular, que es el de embajador extraordinario y plenipotenciario, el presidente Duque ha nombrado desde que se posesionó a 12 ministros plenipotenciarios, 11 ministros consejeros y 15 consejeros de relaciones exteriores que no pertenecen a la carrera. 

En la lista de los beneficiados con esos cargos aparecen desde férreas defensoras del uribismo en Twitter, hasta hijos de uribistas como Noemí Sanín y Gina Benedetti (su hijo Ricardo Ignacio Vélez Benedetti es ministro plenipotenciario en la embajada en Suiza, tras acreditar como única experiencia profesional haber sido contratista de la empresa cartagenera Cori SAS entre 1997 y 2003). También está Alexandra Moreno Piraquive, hoy ministra plenipotenciaria con funciones de cónsul en Nueva York, que fue senadora por el partido MIRA, que apoya a Duque. 

Entre las tuiteras se destacan dos nombres. El primero es el de Érika Eliana Salamanca Dueñas, nombrada ministra plenipotenciaria con funciones de cónsul en Washington el 8 de octubre de 2018, con un salario básico mensual de 3.543 dólares más una prima especial de 5.031 dólares. En su hoja de vida de Función Pública, Salamanca muestra haber sido contratista del Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Mundial entre 2009 y 2018, pero el país la conoció por usar Twitter para defender con vehemencia al expresidente Álvaro Uribe y atacar a todos los que se le opusieran. Cuando fue nombrada, Salamanca eliminó los mensajes que tenía en esa red social. 

El otro caso es el de la tuitera uribista y excandidata al Senado por el Centro Democrático Claudia María Bustamante Ceballos, nombrada consejera de relaciones exteriores con funciones de cónsul general en Orlando (Estados Unidos), el 4 de septiembre de 2019. Antes del nombramiento, Bustamante decía públicamente que era abogada de la Universidad Pontificia Bolivariana, pero en su hoja de vida de Función Pública solo aparecen un diploma de bachiller y 10 semestres de Derecho sin título. Bustamante Ceballos fue asesora de la Asociación Primero Colombia entre noviembre de 2014 y mayo de 2015, y asesora del Centro Democrático entre octubre y diciembre de 2016. También registra como experiencia profesional haber trabajado en Marrocar SAS, Ebicol SAS y Publicidad Brief. La cónsul de Colombia en Orlando gana un salario básico mensual de 2.581 dólares más una prima especial de 3.664 dólares, casi 23 millones de pesos mensuales.

El 22 de enero de 2021 el nombre de Bustamante Ceballos apareció en un oficio de la Procuraduría Primera Delegada para la Vigilancia Administrativa, que les abrió investigación a ella y a otras cinco personas por la famosa ‘bodeguita’ uribista, como se le conoce a la estrategia de redes sociales, liderada por la cónsul y por el actual director del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, Víctor Muñoz, para atacar y desacreditar a medios de comunicación, periodistas y opositores.

Duque también nombró como ministros consejeros a Daniela Echavarría Vásquez, una comunicadora social de 33 años, sin ninguna experiencia diplomática ni consular, que el 15 de marzo de 2019 llegó al consulado de Colombia en Barcelona tras ser directora de proyectos especiales de la Asociación Primero Colombia. En su hoja de vida, Echavarría registra haber sido asesora de la senadora por el Centro Democrático Paola Holguín, y comunicadora del Museo El Castillo en Medellín y de la Corporación Antioquia Líder. La actual cónsul en Barcelona recibe un salario de 2.972 dólares, más una prima especial de 4.220 dólares, para un total de 7.192 dólares mensuales, algo más de 26 millones de pesos. 

La misma senadora Holguín, durante la administración del presidente Juan Manuel Santos, planteó que era necesario insistir en la importancia de la formación en relaciones internacionales para quienes ocuparan los cargos diplomáticos y consulares. 

Aunque Echavarría no es la cónsul más joven de Colombia. En el consulado de Miami hoy está Camilo Andrés Rubiano Becerra, quien con solo 32 años fue nombrado consejero de relaciones exteriores con funciones de cónsul general el 9 de septiembre de 2019. Rubiano es abogado y su experiencia laboral se reduce, de acuerdo con la hoja de vida que presentó en Función Pública, a haber sido docente de la Universidad Católica y contratista de Inducarbón Ltda. Duque le ‘tiró’ un salvavidas al joven abogado después de que se ‘quemó’ en las elecciones de 2018, en las que fue candidato a la Cámara por el Centro Democrático, pero solo sacó 6.043 votos. 

Otros sin experiencia diplomática ni consular, privilegiados con la repartición discrecional de la mayoría de los cargos de estos rangos han sido Mario Hernández Pérez, hijo del empresario del cuero Mario Hernández, que el 11 de octubre de 2019 fue nombrado ministro consejero en la Embajada de Estados Unidos; Luis Oswaldo Parada, excandidato al Senado por el Centro Democrático cuya única experiencia está en una empresa de seguridad y vigilancia privada y hoy es ministro plenipotenciario y cónsul en México; Jorge Villamizar, designado consejero de relaciones exteriores con funciones de cónsul en Buenos Aires el 18 de marzo de 2019, y hermano del excandidato al Senado por el Centro Democrático Basilio Villamizar Trujillo; Lucía María Amalia Salgado, consejera de relaciones exteriores en el Consulado en Houston, que fue secretaria general del Centro Democrático y asistente de Óscar Iván Zuluaga y de la Asociación Primero Colombia; Jaime Alberto Mejía Alvarán, abogado al que le bastó haber sido concejal de Medellín por el Centro Democrático, contralor auxiliar de Bello y secretario del Partido Conservador para ser consejero de relaciones exteriores en la Embajada ante el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, y Juliana Pungiluppi Leyva, quien saltó de la dirección del ICBF a ser consejera de relaciones exteriores con funciones de cónsul en Auckland (Nueva Zelanda), donde ahora acompaña a su esposo, un neozelandés que entró a trabajar con el gobierno de su país.

Los secretarios

Las ‘palomitas’ de Duque a personas sin experiencia en relaciones internacionales han llegado hasta los cargos de primeros, segundos y terceros secretarios de relaciones exteriores, que son los últimos en el escalafón del servicio exterior. En total, en esas tres posiciones el presidente ha nombrado desde que se posesionó a 48 personas que no hacen parte de la carrera diplomática y consular.

En la lista de los beneficiados con los cargos de primeros secretarios aparecen desde exreinas de belleza como María Molina Salazar -señorita Bogotá 2002 que acredita como estudios profesionales un título internacional en Reporterismo e Investigación en TV y quien trabajó como periodista en Caracol Radio-, hasta familiares de políticos muy cuestionados o directamente condenados como Fadue Blel Bitar, prima de la senadora Nadia Blel Scaff y sobrina del excongresista condenado por parapolítica Vicente Blel Saad. Tanto María en la Embajada de Colombia en Estados Unidos como Fadue en la Embajada de Marruecos ganan 5.072 dólares mensuales, entre salario básico y prima especial, que al cambio de hoy representan casi 18 millones y medio de pesos. 

Ese es el mismo sueldo que reciben Regina Victoria Aruachan, quien desde el 8 de febrero 2019 es primera secretaria en el Consulado de Miami y es la suegra del abogado uribista Abelardo de la Espriella, y María Angélica Uscátegui Pastrana, comunicadora social que desde el 7 de julio de 2020 es primera secretaria en la Embajada en Madrid. María Angélica es hija del general retirado Jaime Humberto Uscátegui, condenado a 37 años de cárcel por la masacre de Mapiripán, y es hermana del representante a la Cámara por el Centro Democrático José Uscátegui. 

Como segunda secretaria con funciones de vicecónsul en el Consulado de Orlando el presidente Duque nombró a Stephanie Schutt Chacón el 25 de abril de 2019, cuando ella tenía 26 años. Aunque Schutt es graduada en derecho y ciencia política y gobierno, su única experiencia laboral hasta ese momento, de acuerdo con su hoja de vida en Función Pública, había sido la de asesorar al hoy exsenador José Obdulio Gaviria. En 2018 Schutt quiso llegar a la Cámara de Representantes por el Centro Democrático en el Atlántico, pero no le alcanzaron los 11.030 votos que consiguió. Hoy gana 3.862 dólares mensuales, entre salario básico y prima especial, un poco más de 14 millones. 

Y mientras los 37 funcionarios de carrera designados como terceros secretarios de relaciones exteriores por Duque se tuvieron que quedar en Colombia, los 10 terceros secretarios que no pertenecen a la carrera diplomática y consular trabajan hoy en Emiratos Árabes Unidos, Panamá, Francia, Suiza, Portugal, Reino Unido, Chile y Estados Unidos. Todos ganan 1.173 dólares de salario básico mensual, más una prima también mensual de 1.666 dólares, para un total de 2.839 dólares, unos 10,3 millones de pesos. 

Entre esos 10 terceros secretarios nombrados ‘a dedo’ por el presidente, los nombres que más llaman la atención son los de Carolina Gutiérrez Bacci y Leszly Kalli

Gutiérrez Bacci estuvo en la Misión Permanente de Colombia ante la ONU en Nueva York del 28 de mayo de 2019 al 12 de noviembre de 2020, cuando tuvo que dejar el cargo por una sentencia judicial proferida nueve meses antes por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, que comprobó que fue nombrada como “provisional” con el argumento de que en ese momento no había funcionarios de la planta global del Ministerio que pudieran ocupar ese cargo, aunque sí había al menos tres miembros de la carrera diplomática y consular disponibles: Liz Carolina Lozano Garzón, Leonardo Andrés González Guzmán y David Camilo Salgado Canchano. Gutiérrez Bacci hizo parte de la UTL del exsenador por el Centro Democrático Alfredo Ramos Maya entre 2015 y 2018.

Leszly Kalli López, la reconocida tuitera uribista, fue designada el 2 de agosto de 2019 como tercera secretaria en la Misión Permanente de la ONU en Ginebra, Suiza. Su nombramiento ha sido uno de los que más han molestado a los miembros de la Asociación Diplomática y Consular y al sindicato de empleados del Ministerio de Relaciones Exteriores, pues solo tiene un título como tecnóloga en diseño gráfico y no acredita ninguna experiencia en relaciones internacionales. Kalli fue candidata al Senado por el Centro Democrático en 2018, pero se ‘quemó’ con 4.175 votos. 

El caso Miami

Lo que pasa en el Consulado de Miami merece un capítulo aparte. Según la respuesta a un derecho de petición enviado por Vorágine a la Cancillería, Duque nombró allí al joven Camilo Andrés Rubiano Becerra, quien como ya se dijo con solo 32 años ocupa el cargo consejero de relaciones exteriores con funciones de cónsul general desde el 9 de septiembre de 2019. 

El problema es que unos meses antes, el 8 de enero de 2019, el presidente había designado como cónsul general central también en Miami a Pedro Agustín Valencia Laserna, hermano de la senadora Paloma Valencia. La Cancillería no incluyó el nombre de Valencia Laserna en el listado que remitió a Vorágine, pero su nombramiento sigue vigente. 

En el Consulado de Miami, además, trabajan dos primeros secretarios (la mencionada suegra de Abelardo de la Espriella y el administrador de empresas Carlos Ignacio Gómez Maseri). 

Y hasta el Consulado de Miami quiso llegar también Valentina Campo Daza, hija de la exasesora de Álvaro Uribe, María Claudia ‘Caya’ Daza, hoy investigada por la justicia por el escándalo de la ‘ñeñepolítica’. El 14 de febrero de 2020, el presidente Duque designó a Valentina como auxiliar de misión diplomática código 4850 grado 23 en ese Consulado, pero el escándalo que se originó cuando se supo de la inminencia de su nombramiento obligó a que la hija de ‘la Caya’ Daza desistiera públicamente del cargo, el 10 de marzo. 

Los invisibles 

Todos los nombres que aparecen en este reportaje -salvo dos de ellos- están en la respuesta al derecho de petición que Vorágine envió para pedir la lista completa de los nombramientos hechos por Duque en el servicio exterior, fueran o no funcionarios de carrera. Sin embargo, en el listado firmado por el secretario general de la Cancillería, Carlos Rodríguez Bocanegra, no están al menos cinco personas que fueron nombradas por el presidente, y también llegaron a esos cargos más por conexiones políticas y personales que por mérito y experiencia en el campo diplomático. Dos de ellos fueron mencionados más arriba: Pedro Agustín Valencia Laserna e Isaac Gilinski

Los otros tres son Susana Pilar Berenguer Visbal (cónsul general central en Nueva York desde el 8 de enero de 2019, que no tiene experiencia en relaciones internacionales y trabajó como tesorera de la campaña presidencial de Duque), Gloria María del Socorro Borrero Restrepo (exministra de Justicia de Duque entre el 7 de agosto de 2018 y el 16 de mayo de 2019, nombrada cónsul general central en Madrid el 13 de agosto de 2019) y Luis Ernesto Araújo Rumié (nombrado el 3 de septiembre de 2018 como ministro consejero adscrito a la Embajada en Washington, hijo del excanciller uribista Fernando Araújo y hermano del senador también uribista Fernando Nicolás Araújo).

Sin gente para tanta cama 

La carrera diplomática y consular experimentó su mayor auge durante los dos gobiernos del presidente Santos: entre 2010 y 2018 pasó de tener 267 personas a 395. En 2002 solo pertenecían a ella 211 personas.  

Y aunque ese número no ha dejado de crecer -hoy soy 404 los funcionarios de carrera diplomática y consular-, el problema es que siguen siendo pocos para la cantidad de cargos que Colombia tiene en el exterior: casi 800. Además, los 404 miembros de la carrera también cubren las necesidades de la planta interna del Ministerio de Relaciones Exteriores. 

El problema es que amparados en el argumento de la provisionalidad, necesaria mientras llega el día en que todos los funcionarios del servicio exterior sean de carrera, la gran mayoría de nombramientos que los presidentes hacen en cargos diplomáticos y consulares en el exterior son de personas sin experiencia en ese campo y que pertenecen al partido de gobierno, son familiares de políticos que apoyan el partido de gobierno, o se han dedicado a defender al gobierno o a financiarlo.

Según le dijo la politóloga e internacionalista Sandra Borda a Vorágine, el hecho de que la mayoría de la gente nombrada en cargos diplomáticos o consulares no tenga ninguna experiencia en relaciones internacionales tiene al menos tres consecuencias graves: la primera es que a la mayoría de cuotas políticas “les resulta difícil representar un interés nacional, cualquiera que sea, porque tienen demasiados intereses personales en los sitios en que se encuentran”. Un ejemplo de eso podría ser el de Luis Diego Monsalve, el embajador en China, que es uno de los países a los que más exporta las prótesis dentales que fabrica. “A veces esos nombramientos permiten que se usen las embajadas para ayudarles a los amigos del gobierno en sus negocios privados y eso puede generar toda suerte de conflictos de interés”, plantea Borda.

La segunda consecuencia grave es que “la curva de aprendizaje de los nombramientos políticos es muy lenta; muchas veces son personas que ni siquiera hablan inglés o francés, las dos lenguas clásicas de las representaciones diplomáticas, que no conocen el lugar al que van ni cómo funciona su gobierno, que no tienen contactos allí, entonces se demoran uno o dos años tratando de entender las aguas en que se mueven y cuando terminan de entenderlas ya se tienen que devolver porque se acabó el gobierno. Eso hace que las representaciones diplomáticas prácticamente se conviertan en lugares de vacaciones para esa gente, aunque unas vacaciones instruidas, cultas, porque muchos aprovechan para estudiar otras cosas, aprender un idioma. Es como una experiencia de internacionalización privada, pero no es claro qué deja en materia de la satisfacción de nuestros intereses nacionales”.  

La tercera es que cuando se les entregan a cuotas políticas los cargos diplomáticos y consulares, sobre todo los de embajadores, se triplica el trabajo de los funcionarios de carrera que están en esos países. “El nivel de inexperiencia de los recién llegados es tan alto que alguien tiene que hacer el trabajo por ellos y eso suele recaer en los de carrera”. 

Todo esto resulta, afirma Borda, en que sea imposible “construir una política exterior de largo plazo” en Colombia. “No se trata de que nombren internacionalistas en todas partes o expertos de muchos años en cada uno de los países, pero sí es necesario un mínimo nivel de formación y ni siquiera con eso están cumpliendo”.

Cuando Vorágine le preguntó a la Cancillería por las razones de los nombramientos de personas que no pertenecen a la carrera, la respuesta fue que obedecían a la “insuficiencia de funcionarios de carrera diplomática” y “a las necesidades del servicio y con el fin de garantizar el interés general en la debida prestación del mismo, y de esa forma cumplir con las finalidades del servicio en la aplicación focalizada de la política pública del sector de relaciones exteriores”. 

La pregunta es si personas como Leszly Kalli, Valentina Campo Daza, Juan Camilo Valencia González, Regina Victoria Aruachan, Juan Manuel Corzo, Stephanie Schutt Chacón, Daniel Cabrales Castillo e Isaac Gilinski entre otros,  tienen cómo cumplir con esas “necesidades” del servicio exterior colombiano. 

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