Miguel Arrázola Pineda es el líder cristiano más influyente de Cartagena y su poder es cada vez más grande en el resto de Colombia. Su iglesia, Ríos de Vida, tiene más de 20.000 feligreses que lo adoran y creen que él es el elegido de Dios en la Tierra. ¿Por qué es tan criticado entonces?
27 de julio de 2020
Por: Laila Abu Shihab Vergara / Ilustración: Angie Pik
Miguel Arrazola

Miguel Arrázola pasó de trabajar en una “casita verde” donde cabían 35 personas, arrendada en 1998, a una bodega enorme con capacidad hasta para 3.000 personas por servicio y, este año, a un templo propio de 80.000 metros cuadrados, en el que se estima se han invertido cerca de 20.000 millones de pesos. Pasó de tener sede solo en Cartagena a expandirse por seis municipios de Bolívar y Atlántico. 

Si uno quiere entender quién es Miguel Fernando Arrázola Pineda -fundador de la iglesia Ríos de Vida en Cartagena y uno de los pastores cristianos más poderosos e influyentes de Colombia- debe imaginar una trayectoria ascendente, de progreso constante en varios aspectos: desde el intangible, pues hoy miles de personas creen ciegamente en él ya que dice representar a Dios en la Tierra; hasta el material, dado que según investigaciones periodísticas recibiría un salario mensual cercano a los 30 millones de pesos, aunque a veces pague la seguridad social cotizando como si ganara solo el mínimo. 

Esta es la historia de un “pastor”, de un “profeta”, de un “general de fe”, de un “apóstol”. Todas, palabras que utilizan indistintamente los feligreses de su iglesia para referirse a él. 

Un matrimonio y un video

El 29 de agosto de 2018 hubo en Cartagena una boda que pareció sacada de un cuento de hadas. Una boda de la que todavía se habla en esa ciudad: la de Miguel Esteban Arrázola, hijo de los pastores Miguel Arrázola Pineda y María Paula García, y Valentina De León, hija de otros dos pastores de la iglesia Ríos de Vida. 

“Esa noche todo era tan lujoso, tan bonito”, narró uno de los asistentes. Mucho color dorado, miles de rosas blancas, varias lámparas de araña, cortinas pesadas, la más fina cristalería, cubiertos de plata. La ceremonia religiosa -que se hizo en la sede de Ríos de Vida- y la fiesta -que se llevó a cabo en Casa 1537, exclusivo centro de eventos de la ciudad- fueron organizadas por Mary Cueter, una de las wedding planners más famosas y cotizadas de Colombia. En su portafolio están los matrimonios de estrellas de la farándula como Paula Andrea Betancur, Carmen Villalobos, Mr. Black, Kimberly Reyes, la ex Miss Universo venezolana Stefanía Fernández, Jéssica de la Peña o Luis Carlos Vélez y Siad Char. Según las tarifas promedio que maneja Cueter (y que oscilan entre 1 y 2 millones de pesos por invitado), el matrimonio y posterior fiesta del hijo mayor del pastor Arrázola habría costado cerca de 600 millones de pesos.

A la ceremonia asistieron importantes líderes cristianos venidos de otros países; cantantes, también cristianos, con cientos de miles de seguidores como Álex Campos y Gilberto Daza; políticos ultraconservadores como Alejandro Ordóñez, y algunos menos conocidos como los esposos Jefferson Vega y Ángela Hernández, él excandidato al Senado por el Partido Conservador y ella exdiputada del Partido de la U y excandidata a la gobernación de Santander. En el evento se exhibieron las mejores joyas y trajes de Carolina Herrera, que vistió por ejemplo a María Paula García, mamá del novio. Un colofón perfecto para los 16 showers que según el diario local El Universal se realizaron antes del matrimonio. Solo en el video de la ceremonia, que dura 3 horas y 49 minutos y está en el canal de YouTube del pastor, se ven las fotos de al menos 8 despedidas de soltero.

Tan fastuoso fue todo que hubo una ceremonia previa que duró 1 hora y 23 minutos, muy parecida a la que ocurre antes de la entrega de los premios Óscar en Hollywood, en la que dos presentadoras, una ubicada en el balcón del auditorio y otra afuera, entrevistaban a los invitados más importantes (como Ordóñez o como la pareja Vega-Hernández), antes de que entraran por una alfombra que en este caso era blanca, no roja. 

“Qué espectáculo. ¿Los casará el Papa?”, preguntó una mujer llamada Yanina Martelo en el chat de la transmisión en vivo. Sí, fue transmitida en vivo para los miles de feligreses que no pudieron asistir ese día a la sede de Ríos de Vida. 

“Ese matrimonio lleno de vanidades es totalmente contrario a la palabra de Jesús”, le dijo a Vorágine el periodista cartagenero Lucio Torres, quien por escribir algunos artículos sobre las propiedades de los Arrázola, los supuestos sueldos que ganan todos en esa familia y la forma en que los líderes de Ríos de Vida aparentemente presionan a muchos feligreses para dar el diezmo, recibió amenazas de muerte e incluso tuvo que pagar cinco días de arresto por no retirar los textos de la página web donde fueron publicados y desacatar el fallo de una tutela que perdió frente a los pastores. 

“¿Dónde está la humildad pregonada por Cristo? ¿De qué le sirve a la humanidad, a la pobreza de Cartagena, los Louis Vuitton del novio Miguel Arrázola Jr. o los Carolina Herrera de Valentina de León (la novia)?”, escribió Torres en una columna de opinión publicada en septiembre de 2018.

Cartagena es tal vez la ciudad más desigual de Colombia. Allí conviven el metro cuadrado más caro del país y la miseria y la pobreza extrema. 

“¿En Ríos de Vida hacen labor social en los sectores más pobres y marginales de Cartagena?”, le pregunté a una actual líder de la iglesia que pidió que no la identificara y que asistió al matrimonio. “Claro, hacemos distintas obras sociales, tenemos algo llamado Casas de Vida, que son como pequeños grupos de oración semanal, en los que todo el tiempo organizamos entregas de mercados. Y el 20 de julio de cada año se hace una actividad muy bonita llamada “El 20 social” en la que vamos a esos barrios con brigadas de salud, alimentos, pintamos paredes y arreglamos sillas de colegios, por ejemplo”. 

Durante la pandemia, el canal de YouTube de Miguel Arrázola ha subido videos en los que afirma que su iglesia ha ayudado a más de 5.000 personas de Cartagena, Turbaco y Arjona, en el departamento de Bolívar. En las grabaciones los beneficiados siempre agradecen con nombre y apellido a los fundadores de la iglesia, el pastor Miguel y la pastora María Paula, pero ellos no aparecen en ninguna de las entregas.

El 25 de marzo pasado, el mismo Arrázola dijo a través de su cuenta de Twitter que había puesto a disposición de la Gobernación de Bolívar y del Departamento Administrativo Distrital de Salud de Cartagena las sedes de Ríos de Vida “del Pie de la Popa, como centro de asistencia a la niñez en riesgo, y los 4.000 metros cuadrados de la sede de Turbaco como centro de atención al mayor y centro de acopio de alimentos y medicamentos para ayudar a las familias que se encuentren en riesgo de exposición por causa del COVID-19”.

El anuncio lo hizo casi una semana después de que él y su esposa protagonizaron un video que se hizo viral, en el que pedían que los feligreses no dejaran de diezmar, justo cuando Colombia estaba a punto de entrar en la cuarentena por el coronavirus, y hablaban incluso de enviar recibos de donaciones. 

En la grabación se le oye decir a María Paula García: “Quiero animarte a que en este tiempo de pandemia, de virus, de que estemos acuartelados, que sigamos dando al señor nuestros diezmos y nuestras ofrendas (…) Tenemos una forma súper fácil en Ríos de Vida. Tú puedes ir a la página web de nosotros y ahí encuentras donaciones y puedes seguir todos los pasos. O también encuentras un instructivo de 6 o 7 diferentes formas de dar a través de cadenas de almacenes, de la app de nuestro banco (…) Y también quiero decirte que si tienes alguna inquietud de cómo donar o si quieres mandar tus recibos de donaciones comunícate con el correo electrónico [email protected]. Señor te damos gracias por este tiempo de sacrificio y queremos darte con un espíritu correcto (…) tú estás en control de todo lo que está pasando y estas ofrendas y estos diezmos que estamos recogiendo desde nuestras casas de vida van a subir a ti como un olor fragante y van a crear un ambiente de fe y de esperanza y de victoria en nuestras vidas y en nuestras familias”.

En algunos de los mensajes que inundaron las redes sociales en ese momento hubo quien incluso sacó a relucir la boda de su hijo Miguel Esteban, ocurrida dos años atrás, para criticar a los fundadores de Ríos de Vida. “La vergonzosa ostentación y el insultante derroche de dinero de Miguel y Ma. Paula Arrázola, los pastores cartageneros que cobran diezmo virtual en medio de la crisis del #coronavirus”, escribió alguien en Twitter el 22 de marzo. 

Por escenas como la del matrimonio del hijo mayor de los Arrázola y por sus insistentes llamados a diezmar, incluso en plena pandemia, es que el periodista Lucio Torres dice que en Cartagena se popularizaron dos sobrenombres para referirse a Ríos de Vida: ‘Ríos de plata’ y ‘La iglesia del datáfono’.

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El poder de la oratoria y el diezmo

“El pastor Arrázola tiene el don de la palabra para convencer a su congregación, más aún cuando se trata de que le entreguen el diezmo diciendo que todo lo que le den, Dios se los devolverá. La fe es el camino y el pastor Arrázola es el peaje. Dice literalmente el pastor: “Entre más das, más lleno serás. Tú por no dar y por no poner, estás reteniendo a Dios. Deberías moverte y dar todo lo que tienes (…) Usted vacía los bolsillos acá y Dios se los llena”. (Oír Audio Pastor Arrázola pidiendo diezmo) Esas frases, al lado de otras célebres como “los que no dan no prosperan porque salen de su cobertura” y “el que se retire de la Iglesia cae en desgracia o se puede enfermar”, hacen parte de lo que escuchan los feligreses de la voz de su pastor. Miedoso pero muy efectivo”, escribió Yohir Ackerman en una columna llamada “Ríos de dinero”, publicada en El Espectador en marzo de 2017. 

La persuasión y la presión social juegan un papel clave cuando se habla de diezmos y de religiones. “Esto va mucho más allá del pastor Arrázola. Tiene que ver con la forma en que las congregaciones religiosas se basan en un mecanismo de control social y a partir de allí se crea la posibilidad de persuadir a sus miembros. Es toda una ideología que se fundamenta en el miedo y en el mensaje de ‘entrega y recibirás’, que es muy poderoso”, le explicó a Vorágine Joaquín Robles Zabala, ensayista y exprofesor de la Universidad Tecnológica de Bolívar, que como columnista de Semana escribió sobre el fenómeno de los Arrázola. En plural. Porque Miguel no es el único con una gran capacidad de oratoria en esta historia, no es el único que gesticula cuando toca y sabe en qué momento cambiar su tono de voz, cuándo gritar, llorar, mostrarse molesto o cantar con los brazos levantados hacia arriba para convencer a la gente. En Cartagena muchos dicen que su esposa es igual o incluso más hábil y efectiva que él cuando se trata de convencer y de entregar un mensaje. 

“Pagar el diezmo (la décima parte de lo que se produce) es tal vez el impuesto más antiguo de la humanidad, pues sus raíces se remontan hasta el Neolítico, hace unos 10.000 años (…) En el presente el diezmo ha perdido importancia para los católicos, que hoy acuden más al mecanismo de la magra limosna dominical dada en la misa como aporte al sostenimiento del culto y de los clérigos. Pero con la Constitución de 1991 las otras iglesias lograron que la libertad de cultos fundamentara legalmente su presencia (…) Apelando a lecturas bíblicas, algunas de estas iglesias exigen hoy el diezmo literal con el argumento de que con ello los aportantes aseguran su bienestar, en este mundo y en el otro. Trabajan la idea de que hay que amasar riqueza como señal de bendición de Dios, pero hay que poner una cuota inicial. Y como cristianos salvacionistas, elaboran la idea de que en el otro mundo habrá una vida mejor para quien se comporte bien en el presente. También, como se han modernizado, algunas de estas iglesias recogen el diezmo en forma empresarial. El que el pago sea voluntario puede ser un decir, porque aquí se aplicaría la idea de la “persuasión coercitiva”, “lavado de cerebro”, o psicología del totalismo. Lo cierto es que el diezmo así redivivo funciona, y lo demuestran las escandalosas propiedades materiales que algunas de estas iglesias tienen dentro y fuera de Colombia”. Esta larga cita es de un artículo titulado “La fe mueve millones, iglesias subsidiadas en Colombia”, escrito por el profesor de la Universidad del Valle y PH.D. en Antropología Elías Sevilla, y publicado en el portal Razón Pública. 

En Colombia hay registradas más de 7.200 iglesias de todos los cultos, que reportan ingresos brutos anuales cercanos a los 6 billones de pesos y un patrimonio bruto de casi 14 billones. Actualizando una comparación que hace el profesor Sevilla en su texto, mientras con esas cifras las iglesias están exentas de pagar impuestos, la educación pública, que tiene un presupuesto casi 7 veces menor, no cuenta con la misma suerte y por eso la Universidad Nacional o la Distrital deben pagar impuesto predial, por ejemplo. 

Según el artículo 23 del Estatuto Tributario vigente en el país, “las iglesias y confesiones religiosas reconocidas por el Ministerio del Interior o por la ley” no son contribuyentes del impuesto de renta, pero “deberán garantizar la transparencia en la gestión de sus recursos y en el desarrollo de su actividad” y “la DIAN podrá ejercer fiscalización sobre estas entidades y solicitar la información que considere pertinente para esos efectos”.

En el caso de las cuentas de Ríos de Vida los feligreses no saben con exactitud cuánto suman sus aportes y cómo se invierten (y prefieren no preguntar mucho al respecto). Además, el templo propio que está por ser inaugurado a las afueras de Cartagena ni siquiera está a nombre de la iglesia (en ninguno de los registros de los lotes comprados para juntar las ocho hectáreas de la ‘tierra prometida’ aparece el NIT de Ríos de Vida) y al rastrear las propiedades de sus fundadores y de sus familiares más cercanos pareciera que tienen nada o muy poco. 

“Ver a los pastores Miguel Arrázola Pineda y María Paula García Silva acosar a su feligresía para que le paguen el diezmo, por PSE o vía virtual, en medio de la cuarentena por ocasión del coronavirus, causó indignación no solo a gentiles y mundanos sino también al mundo cristiano. ¿Por qué las organizaciones cristianas permiten que usurpadores de la fe sigan engañando a su feligresía? -escribió el periodista Lucio Torres el 25 de marzo de 2020-. Debes diezmar y tener fe. Y si diezmas y no alcanzas a ser próspero, es porque te falta fe, te dicen. ¿Por qué no son prósperos todos los fieles de la iglesia Ríos de Vida? ¿Por qué algunos tienen que hacer recolecta para darle los diezmos a los enriquecidos pastores que viven en Barcelona de Indias, donde las casas valen más de 400 mil dólares?”.

La ‘tierra prometida’ 

Barcelona de Indias es el nombre de un condominio residencial donde viven algunas de las familias más adineradas de la Costa Atlántica. Está en la vía al mar que une a Cartagena con Barranquilla, después de La Boquilla. Allí el terreno es extremadamente árido pero como lo muestran las fotos satelitales de Google Maps, dentro de la urbanización todo florece, todo es verde. La casa de los Arrázola allí es arrendada y tiene más de 1.000 metros cuadrados, piscina y jardines privados. 

La familia Arrázola, compuesta por Miguel, María Paula y sus dos hijos, Miguel Esteban y Samuel José, los dos también pastores, vivía antes en un apartamento propio de 156 metros cuadrados frente a la bahía de Manga, en el sexto piso del Edificio Regatta. En marzo de 2017, según consta en el Certificado de Tradición, vendieron esa propiedad por 800 millones de pesos. 

Más o menos por la misma época de esa mudanza familiar, los pastores anunciaron ante sus feligreses que la sede de la bodega en el Pie de la Popa se había quedado pequeña (son famosos en Cartagena los trancones que se armaban los fines de semana frente a la entrada de la iglesia, sobre la Avenida Pedro de Heredia, y por atrás, donde estaba el parqueadero sobre la calle 31) y había llegado la hora de construir un megatemplo a las afueras de la ciudad por el occidente, ya en jurisdicción de Turbaco. La “tierra prometida”, le llaman. 

Esa tierra prometida tiene ocho hectáreas -80.000 metros cuadrados- que se ha dicho costaron 7.000 millones de pesos, y ya no es arrendada sino propia. El sueño cumplido.  

Vorágine habló con cinco exmiembros de esa iglesia -tres de ellos fueron líderes- y todos coincidieron en que desde 2017 los Arrázola comenzaron a incluir, sobre todo en sus servicios dominicales, una solicitud de un aporte adicional para la construcción del megatemplo, conocido también como el de “Villagrande de Indias”, por el sector donde se ubica. Según ellos, los pastores pedían mínimo 2 millones de pesos por persona (aunque en los textos del periodista Lucio Torres se afirma que podían ser hasta 4 o 5 millones). “No son obligatorios, eso todos lo sabemos, pero la presión es muy fuerte. Pasan personas adelante y levantan la mano diciendo que donaron y uno se siente mal, se pregunta si eso no lo hará caer a uno en desgracia, por no aportar para la construcción de la casa del señor”, narró uno de esos exfeligreses de Ríos de Vida.  

“Nosotros somos pueblo escogido por el señor, una realeza, una nación santa, adquirido por precio. Puedes contarte entre los privilegiados, no muchos pueden construirle una casa al señor (sic)”, dice la pastora Arrázola en un video grabado allí en febrero de 2017, cuando todavía era un terreno baldío. La escuchan miles de personas que levantan las manos en dirección al cielo, están sentadas sobre sillas Rimax de colores y usan sombrillas para cubrirse del sol. 

“Se abren los cielos, vas a recibir noticias de que te elevaron, te triplicaron el sueldo, te ascendieron. Aquí los cánceres caerán, los lupus caerán, el sida caerá, la enfermedad, la tuberculosis, aquí se van a salvar tus familiares, aquí vas a ser sano (sic)”, afirma luego Miguel en el video.

El tono de voz sube. La gente parece extasiada. 

“Y en este lugar concederé la paz, dice el señor. Hoy con esta ofrenda nos estamos consagrando nosotros, hoy con esta ofrenda estamos diciéndole al infierno que le hemos creído al señor por encima de las circunstancias (sic)”, predica María Paula de Arrázola. 

“Estamos pisando tierra santa y no lo sabías, estás pisando un templo bendecido por Dios. Aquí no nos movemos, aquí vamos a levantar el mejor lugar de adoración en Colombia (sic)”, remata Miguel Arrázola ya a los gritos, amplificados en el video de YouTube por efectos especiales de sonido. 

El pastor soñaba con que ese templo, cuya primera piedra se puso a principios de 2019, fuera como el de Cash Luna en Guatemala, con quien los Arrázola realizaron “estudios ministeriales” en 2008. Carlos Enrique Luna, más conocido como Cash Luna, es el fundador de la iglesia evangélica más grande de América Latina, un escenario gigantesco más parecido a un estadio, ubicado en Ciudad de Guatemala. En diciembre de 2018, la fiscal general de ese país abrió una investigación en contra de Cash Luna por posibles vínculos con el narcotráfico, pues hay denuncias de que recibió dinero de la ‘Reina del Sur’ para construir su templo. 

Dos exmiembros de Ríos de Vida le contaron a Vorágine que Arrázola mostraba emocionado la maqueta inicial y decía en voz alta que su intención era emular a Cash Luna con un megatemplo “igual de magnífico” en Colombia, con servicios para unas 7.000 personas, locales de comida, parqueaderos. Pero de un día para otro, sin dar ninguna explicación, el pastor canceló el contrato inicial que tenía con la firma de arquitectos que estuvo a cargo del primer diseño del proyecto. 

Hay quienes dicen que Arrázola quiso desligarse de lo que pudiera relacionarlo con Cash Luna. Pero hay otros que aseguran que cambió el proyecto para construir algo más sencillo de lo prometido inicialmente, por simple falta de recursos. En todo caso, hace poco anunció en un video que está en YouTube que cuando el gobierno dé luz verde para reabrir las iglesias, volverán no desde “el campus del Pie de la Popa” sino desde la “tierra prometida”.

La Iglesia Cristiana Familiar Ríos de Vida está registrada bajo ese nombre como entidad religiosa con personería jurídica especial desde el 27 de marzo de 2002. Su representante legal es Miguel Fernando Arrázola Pineda. 

Meses antes, en octubre de 2001, Arrázola solicitó permiso para que la iglesia fuera registrada como “corporación extranjera sin ánimo de lucro” en el condado de Miami-Dade, en La Florida, Estados Unidos. Él sería su representante legal y Claudia Hart, una colombiana radicada ese país, sería la secretaria. Sin embargo, desde abril de 2012 Ríos de Vida aparece inactiva en Estados Unidos.

Además del megatemplo que se anuncia como la tierra prometida y de la sede del Pie de la Popa, la iglesia cristiana familiar que nació en “una casita verde el 1 de julio de 1998” tiene hoy otras sedes en Turbaco, Barranquilla, Soledad, Barú, Puerto Colombia y Sincerín, un corregimiento del municipio de Arjona, en Bolívar. 

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El coctel de la religión y la política 

Miguel Fernando Arrázola Pineda nació el 28 de mayo de 1968 en Cartagena, en el seno de una familia acomodada en la que además de los padres (Alfredo, quien falleció en 2019, y Luisa) hay otros tres hijos: Alfredo Rafael, Marta Elena y María del Rosario, ‘La Nena’, una reconocida y respetada periodista. 

Arrázola conoció a su esposa, María Paula García Silva, en una iglesia cristiana de Bogotá, y en los años 90 cuando ya eran pareja viajaron a realizar “estudios bíblicos” y de teología en Tulsa, Oklahoma. Fue a su regreso de Estados Unidos cuando los dos decidieron fundar Ríos de Vida, una iglesia que según su página web “es un ministerio cristiano reformador que desarrolla discípulos a través de la Palabra de Dios, para influenciar la familia y las naciones”.

Aunque en Cartagena el pastor es muy popular e influyente desde hace varios años y en 2014 usó su poder de convencimiento para invitar a los feligreses a que votaran por Óscar Iván Zuluaga, a nivel nacional solo se hizo realmente conocido en 2016, por la época en que el Gobierno firmó el acuerdo de paz con la entonces guerrilla de las Farc. 

Arrázola lideró una agresiva campaña para que los colombianos no refrendaran en las urnas lo acordado en La Habana, con marchas y concentraciones a las que asistieron varios líderes del Centro Democrático. En uno de esos eventos, de hecho, fue invitado a la tarima por el expresidente Álvaro Uribe para pronunciarse sobre los peligros de “entregarle el país al diablo”. En sus prédicas en la iglesia siempre relacionaba a las Farc, a Santos y a los negociadores con el infierno y con el anticristo y de ahí surgió uno de sus sobrenombres más famosos: ‘El pastor del No’.

Arrázola no pudo ocultar la alegría que le produjo el triunfo del ‘No’ en el plebiscito. “Ganamos, ganaaamossss, de Dios nadie se burla gobernantes, sin Dios no se puede legislar, el pueblo no traga entero, hay que entender que cuando Dios está de tu lado vas a ganar, pero cuidado con pedir en contra de Dios. Ganamos, Colombia es tierra del espíritu santo, aleluya”, se le oye decir entre risas en un video que grabó con su celular y compartió en sus redes sociales.

Tres días después de esa jornada, el 5 de octubre de 2016, un grupo de cerca de 20 estudiantes denunció que dos hombres los amenazaron por organizar un plantón frente a la sede de Ríos de Vida. En un video que en su momento dio a conocer Noticias Uno se ve cuando los hombres se les acercan a los jóvenes y les dicen: “Sepan que los ‘Pepes’ todavía existen, los que mataron a Pablo Escobar, sepan que los vamos a joder”. Los dos fueron luego identificados como el expolicía Gustavo Rodríguez Cáceres, jefe de escoltas de Arrázola, y Pedro Ramírez Vega, escolta de su hijo mayor, Miguel Esteban.

La relación del pastor con la política es muy intensa pero también muy ambigua. Nunca ha querido militar formalmente en el Centro Democrático pero sí es muy cercano a Uribe -quien visitó varias veces el templo del Pie de la Popa- y a sus líderes en la Costa y desde hace años se ha rumorado que una de sus mayores ambiciones es lanzarse a la Alcaldía de Cartagena por ese partido pues comparte plenamente sus postulados, desde lo relacionado con “la defensa de la institución de la familia conformada exclusivamente por un hombre y una mujer”, hasta la oposición total a un acuerdo con la guerrilla. 

A mediados de 2017, de hecho, Daniel Coronell reveló en su columna de Semana que el gerente de la campaña del ‘No’ en el plebiscito, Juan Carlos Vélez, reconoció que uno de sus mayores logros en ese cargo fue haber vinculado a Arrázola al uribismo y contó cómo para una marcha que se hizo en Cartagena para sabotear la ceremonia del acuerdo de paz con las Farc, el Centro Democrático llevó varios buses llenos de gente desde distintos puntos del departamento, que al final sobraron porque la mayoría de los manifestantes eran feligreses de Ríos de Vida. Días antes se había realizado un foro sobre el proceso de paz en la sede de la iglesia en el que solo participaron personas cercanas al uribismo que estaban en contra del proceso: los senadores Paloma Valencia y Fernando Araújo, ambos del Centro Democrático, y el mismo Juan Carlos Vélez. La moderadora fue la periodista y hermana del pastor, ‘La Nena’ Arrázola.

La que sí milita en el Centro Democrático es Marta Elena Arrázola Pineda, otra de sus hermanas, quien en 2018 fue candidata por ese partido a la Cámara de Representantes. “El concepto sobre el dinero de Miguel es lo que la gente que nos persigue quiso dejar en la mente de algunas personas. Él vive en arriendo, no tiene casa, está construyendo un templo para la labor que le habló y encomendó Dios, propósito que ha excedido (…) A mí me dijeron que necesitaba para mi campaña $2.500 millones que son las cifras de la corrupción; si los tuviera se los diera a mi hermano para que construya su templo. No tenemos recursos, solo a la gente, vivimos del trabajo que hemos hecho, no del presupuesto de nada ni nadie. Soy de una familia de gente trabajadora; mi papá trabajó 50 años, 37 en Ecopetrol, es conocido por eso, un luchador que logró sacar a sus hijos adelante”, dijo Marta durante su campaña. Pero no le alcanzó, porque se quemó con 7.987 votos. 

Tan influyente es Miguel Arrázola en su ciudad natal que varios de los últimos alcaldes de Cartagena buscaron un guiño suyo y de Ríos de Vida para ganar las elecciones: Judith Pinedo, Campo Elías Terán (hoy fallecido), Dionisio Vélez, Manolo Duque (quien fue suspendido del cargo y estuvo detenido por corrupción) y Antonio Quinto Guerra (ni siquiera duró un mes en la alcaldía).

También está documentada su amistad y cercanía con la exsenadora Viviane Morales (promotora de un referendo para que las únicas que puedan adoptar en Colombia sean las parejas heterosexuales), el pastor y actual senador de Colombia Justa Libres John Milton Rodríguez (uno de los que más ha presionado en medio de la pandemia por el coronavirus al presidente Iván Duque para que reabra los templos religiosos) y el exconcejal de Cartagena por Cambio Radical Antonio Salim Guerra, feligrés de Ríos de Vida y a través de quien los Arrázola impulsaron controvertidos proyectos como el de prohibir en colegios públicos y privados bailes como la champeta, por ser considerados “eróticos y sexuales” y afectar el “libre desarrollo de los niños”.

Poco después de que Arrázola se ganó su apodo del “pastor del No” volvió a los medios nacionales por haber amenazado al periodista Lucio Torres, quien en una serie de ocho artículos publicados entre 2016 y 2017 en su medio, Vox Populi, denunció lo que calificó como “el roscograma del pastor Miguel Arrázola” y aseguró que el líder de Ríos de Vida y su familia cobraban 200 millones de pesos mensuales de sueldo a costa de las donaciones de los feligreses. Según Torres, el sueldo de Arrázola era de 30 millones, mientras que su esposa y sus dos hijos (el mayor es hoy director de comunicaciones de la iglesia y el menor dirige a la banda Vida Music) tenían sueldos de 17 millones cada uno. De acuerdo con el periodista, sus suegros y consuegros (los padres de la esposa de Miguel Esteban), todos pastores, también hacen parte de la nómina de la iglesia. Torres aseguró que llegó a esas cifras con varias “fuentes bien enteradas” y cercanas a la iglesia. 

Además, hizo pública la planilla del pago de seguridad social del pastor correspondiente a octubre de 2016, según la cual como trabajador independiente liquidaba sus aportes parafiscales con base en un salario mínimo y por eso ese mes solo pagó 196.713 pesos. Arrázola alegó luego que esa planilla, también publicada por Noticias Uno, era falsa, pero el mismo director de la Unidad de Gestión de Pensiones y Parafiscales del Ministerio de Hacienda confirmó su autenticidad. 

“El personal administrativo y financiero era de la misma iglesia, pero debido a problemas internos que se presentaron en años anteriores y con el fin de que los feligreses no se enteren del manejo de los dineros, los Arrázola decidieron contratar una gerente, Amalia Almeida, quien le organizó las finanzas y la administración, la cual era un caos. Ahora Almeida pasó a ser la gerente de construcción del megatemplo”, escribió el periodista en ese momento. Y entregó una cifra del supuesto recaudo mensual de la iglesia, que salía del testimonio de “personas que estuvieron como líderes”: 1.250 millones de pesos. La mayoría de la cual se mueve en efectivo. 

Las historias de cómo dos veces por semana un vehículo de la transportadora de valores Brinks de Colombia se estacionaba en la Avenida Pedro de Heredia para recoger tulas llenas de dinero que salían de Ríos de Vida no parecen un mito. Cuatro de los exmiembros con los que Vorágine conversó para escribir esta historia recuerdan haber visto a los hombres de la transportadora recoger las bolsas sobre todo los domingos, antes de que terminara el último de los servicios de la jornada, hacia las 4 de la tarde. “Por más virtualidad que haya y aunque muchos donen por internet o con un datáfono en la oficina de la iglesia, era evidente que la mayoría lo hacía en efectivo, así es más fácil para mucha gente”, contó un exlíder.  

Torres le dijo a Vorágine que renunció al periodismo después de casi 40 años de ejercicio en parte por el desgaste que le produjo la batalla legal con Arrázola, quien se defendió diciendo que él y su familia eran víctimas de una persecución y a finales de 2019 le ganó una tutela en la que alegaba la violación de su derecho al buen nombre y a la libertad de culto. El periodista se negó a rectificar, a eliminar los artículos del sitio web donde fueron publicados y a pedir disculpas e impugnó la sentencia, pero el pastor presentó un incidente de desacato que fue confirmado antes de la sentencia de segunda instancia, y en enero de este año un juez de Cartagena ordenó el arresto de Torres por cinco días. 

Una situación así genera “un ambiente adverso para la libertad de prensa, pues inhibe a los periodistas de hacer denuncias públicas y crea antecedentes funestos para el derecho a la información y para la democracia”, dijo en ese momento la Fundación para Libertad de Prensa (Flip).

Pero la pelea no fue solo legal. Arrázola utilizó las prédicas de sus servicios para amenazar de manera velada al periodista. En un sermón pronunciado en una de sus “Noches de milagros” el 10 de marzo de 2017, que se volvió viral en redes sociales, el pastor le respondió a Torres, aunque nunca mencionó de forma directa su nombre: “Como sabes que no te puedo pegar, porque bien te mereces un par de gaznatas míos, yo tengo unos manes tabluos (grandes) aquí que te pueden hacer la vuelta. Dale gracias a Dios que soy nacido de nuevo, tengo al Espíritu Santo y a Jesucristo en mi corazón, porque hace rato estuvieras en la ciénaga de la Virgen, así metido, así. Te mando a Nigeria (uno de sus escoltas), ese te acaba, te mata ese man”. Más adelante en esa misma prédica, que duró casi 50 minutos, Arrázola dijo que 2017 era “el año de la venganza” y que por eso las personas que hablaran mal de él serían “castigadas”.

El escándalo fue mayúsculo, el video fue retomado por la mayoría de los medios nacionales -pero borrado del canal oficial de Arrázola en YouTube- y el pastor tuvo que ofrecer disculpas públicas, aunque en ellas tampoco mencionó a Lucio Torres. “A quienes me atacan les reitero que los respeto profundamente y que soy un convencido de que pensar diferente es un derecho, pero esta será la única respuesta que reciban de mi parte, no me presto más para este juego”.

El pastor también tuvo que disculparse con la comunidad LGBTI, que denunció discriminación y violencia hacia sus miembros pues en la misma prédica, encendido por los cantos de los feligreses, usó expresiones tan despectivas e insultantes como “mariquitas empolvadas” para referirse a las personas que protestaban frente a Ríos de Vida. “Entonces vienen los maricas y me hacen una campaña aquí al frente de la iglesia, porque son maricas –me da mucha pena– pero maricas son (…) eso es lo que son, unos maricas, mariquitas empolvadas”.

En su defensa salieron siete líderes evangélicos del país, que publicaron una carta para asegurar que Arrázola y su familia son víctimas de una persecución “desmedida y descontextualizada”. Según ellos, existe “un sistemático propósito de enlodar su testimonio, labor pastoral y social, que por cierto ha sido muy poco reconocida y muy desvalorada por los medios de comunicación. Labor social que viene hace más de dos décadas, suministrando alimentos a cientos de niños, auspiciando la educación de cientos de personas, ofreciendo la atención en restauración matrimonios de miles de parejas”.

El evangelio de la prosperidad

En el mismo servicio religioso del 10 de marzo de 2017, antes de que Arrázola amenazara a Torres e insultara a la comunidad LGBTI, la esposa del pastor habló con rabia del periodista y lo calificó de “idiota”. La mayoría de las fuentes consultadas para esta historia coinciden en que María Paula García es quien realmente detenta el poder en Ríos de Vida, en que cuando se molesta por algo infunde miedo y en que es la única que pide públicamente los diezmos y ofrendas extraordinarias de los feligreses. “Ella es la que presiona, la que domina. El pastor es la figura pero nunca habla de plata, la que se encarga de eso es ella”, dijo una mujer que estuvo casi ocho años en la iglesia. “Yo solamente les puedo responder algo al respecto del roscograma del pastor Arrázola: nunca discutas con un idiota (…) Los idiotas andan sueltos y uno qué puede hacer para estar correteando a idiotas por todo lado (sic)”, dijo la pastora ese día. 

“Para la construcción de la nueva sede ella recordaba muy juiciosa cada domingo que había que dar el aporte, que se llamaba protemplo. Quién da para el pacto hoy, Fulanito ya dio, quién falta, nos decía”, asegura un hombre que nunca llegó a ser líder de Ríos de Vida, porque dice que le “faltaba estatus para eso”.

-¿Cómo así que le faltaba estatus?, pregunté. 

-Sí, cuando uno entra le cogen todos los datos, qué profesión tiene, qué estudios, dónde vive, si tiene empresa, y solo a los que tienen cierto estatus los coge la pastora Gloria, la mamá de la pastora María Paula, y enseguida se los lleva a su Casa de Vida, el grupo de oración, para que se conviertan en líderes más adelante. Esos son los que van ascendiendo. El pobre parece que no tiene la bendición de Dios para eso y la gente entra en una crisis fuerte, dijo.

Cuatro fuentes consultadas por Vorágine aseguraron que cuando se trata de pedir donaciones extraordinarias que no hacen parte de los diezmos de cada domingo, la esposa de Arrázola monta una pantomima para que los feligreses de ese día crean que varios ya dieron la ofrenda y se sientan más presionados “y motivados” para entregar dinero para causas concretas. 

“Era como una puesta en escena, ella preparaba a su gente de confianza y cuando llegaba el momento de preguntar quién cumplía el reto o el pacto del día, porque así llaman a las donaciones adicionales para una obra social como llevar algo a un colegio o un hospital o para el templo nuevo, esa persona levantaba la mano y decía “yo tengo aquí los 2 millones de pesos del pacto, pastora” y claro, uno al ver eso no se podía quedar atrás. Pero era pura manipulación, esa gente no tenía la plata ni la había dado”, contó un exlíder que estuvo alrededor de 10 años en Ríos de Vida y salió de esa para otra iglesia evangélica porque un día no soportó más que los pastores advirtieran que a quienes se retiraran les iba a caer una maldición encima. 

“Es difícil que uno tome consciencia de lo fuerte que es eso, porque de verdad cree que va a caer en desgracia, que va a salir de la cobertura del pastor Miguel, como él dice. Pero así es como controlan a la gente, con ese miedo. Yo ya venía descontento y un domingo él salió con que un líder que lo había criticado se acababa de caer y se había golpeado con un andén y se había roto el cráneo. Eso da terror, así nadie se sale de la iglesia y tiempo después cuando yo salí me contaron que me trató de traidor y también dijo que me iban a pasar cosas muy malas y nunca iba a prosperar como ellos”, asegura el exlíder. 

Todas las prédicas de los Arrázola se sustentan en lo que llaman el “evangelio de la prosperidad”, muy popular en Estados Unidos, donde los dos estudiaron en los años 90. Según esa teoría, para ser prósperos y tener dinero, bienes materiales, buenos carros, tal vez una mansión (es una palabra que se oye mucho en las sedes de Ríos de Vida), hay que dar muchas ofrendas. Para convencer a los feligreses, de hecho, con frecuencia invitan a líderes cristianos de EE.UU. que predican y luego piden en dólares. “Había uno famoso que cuando llegaba ya decíamos “ahí está el ‘mil dólares’ porque siempre que terminaba nos pedía una ofrenda de ese valor y ni siquiera la hacía en pesos”, recuerda una exfeligresa.

“Tú por no dar y por no poner estas reteniendo a Dios, deberías moverte y dar todo lo que tienes”, ha dicho el pastor en varias ocasiones. 

Eso genera una presión enorme en los feligreses, la mayoría de los cuales son personas humildes que viven con lo justo, o menos, y que muchas veces se endeudan para conseguir lo necesario para cumplir con el aporte solicitado en la iglesia y luego no tienen cómo cubrir la deuda. La prosperidad de la que tanto oyen hablar en la iglesia no llega. “Una vez lanzaron un reto de 500.000 pesos y mi suegra estaba muy angustiada porque no tenía de dónde sacarlos en ese momento y creía que Dios se iba a molestar por eso”, narró el hombre que llegó a pastor en Ríos de Vida pero un día no pudo más y se retiró.

Parece una manipulación perfecta. “A veces la pastora María Paula nos decía que teníamos que hacerle una promesa a Dios, teníamos que prometerle que íbamos a dar los 2 millones aunque no los tuviéramos. En el siguiente servicio ella preguntaba quiénes habían cumplido y a los que no levantábamos la mano nos decía que habíamos hecho una promesa ante Dios, no a la pastora, y que esas promesas se cumplen porque si no uno cae en desgracia y se arruina”, recuerda el mismo exlíder. “¿Ese es un evangelio de la prosperidad para todos o es más bien un evangelio de la codicia?”.

Pero Arrázola es enfático en decir que “nadie está obligado” a dar ningún diezmo ni ofrenda. “No es una camisa de once varas, nosotros damos por amor. Nosotros no usamos el diezmo y las ofrendas solo para enriquecernos nosotros, que ese no es el punto”, le dijo a Blu Radio en abril de 2020.

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Culto a la personalidad

“Los pastores Miguel y María Paula Arrazola son líderes visionarios, apasionados por Dios y por la gente”, dice su hijo Miguel Esteban en un video que es como un retrato de sus padres y de la “inmensa obra social” que han hecho desde que abrieron esa “casita verde” en 1998. “Son los padres de una nación que han llevado sobre sus hombros la carga por un país y una ciudad que perecen por falta de conocimiento de la palabra de Dios”, complementa luego una joven, que luego fue una de las dos presentadoras de la ceremonia previa del matrimonio del mayor de los hijos de los pastores. 

El video está en el canal de YouTube de la iglesia, que tiene 446.000 suscriptores pero no lleva el nombre de Ríos de Vida sino el de Miguel Arrázola. Cada publicación en ese canal muestra de forma permanente un cuadro con una foto suya en fondo blanco, la típica foto de documento, en el extremo inferior derecho de la pantalla. 

Arrázola es un hombre carismático, querido por miles de personas, que sonríe con mucha facilidad y cuando lo hace muestra unos dientes grandes y blancos. En Instagram tiene 387.000 seguidores y en Twitter 42.700 seguidores, casi cinco veces más que la cuenta oficial de Ríos de Vida en esa misma red social. Además de hablar de su labor como pastor de la iglesia y de opinar sobre algunas cosas que pasan en Cartagena, Arrázola a veces usa su cuenta de Twitter para traducir y compartir trinos del presidente estadounidense Donald Trump. La iglesia también tiene una emisora de radio y durante un tiempo tuvo un programa de televisión en Enlace, un canal cristiano internacional.

“Ríos de Vida es una iglesia muy familiar y allá alguien siempre te recibe con una sonrisa. A mi me gustan mucho las prédicas del pastor Miguel porque son muy enérgicas, son divertidas, él hace chistes y habla con un lenguaje muy coloquial y cercano. Es un hombre muy apasionado y auténtico, defiende sus principios y convicciones con fuerza”, asegura una feligresa de la iglesia que no es cartagenera.  

Es tal su poder de convocatoria que varias veces ha llenado el estadio Jaime Morón de Cartagena, con casi 20.000 personas, en “noches de milagros” de las que miles salen diciendo que allí lograron curar sus enfermedades, por ejemplo. 

“Mi papá, particularmente mi papá, es un fenómeno de las redes sociales, ahora nos comenzaron a llegar mensajes de ateos diciendo que no creen en Dios pero su palabra los hace reflexionar”, cuenta Miguel Esteban en un video que lanzaron hace unos días, en el que muestran cómo han seguido predicando durante la cuarentena a través de canales digitales y cómo eso les ha permitido llegar a todos los continentes. Los Arrázola aseguran que con los servicios virtuales que están ofreciendo han podido llegar a países tan lejanos como Australia, Japón o Sudáfrica. 

En el video -dirigido por Miguel Esteban y en el que por momentos se escuchan canciones típicas de historias de campeones como la de Rocky, mientras Arrázola levanta las manos y dice “Yo te derroté, satanás” casi gritando- aparecen más de 20 miembros del equipo de comunicaciones de la iglesia, varios de los cuales califican de “fenómeno mundial” lo que ha sucedido con el pastor y con Ríos de Vida durante la pandemia. 

Miguel Fernando Arrázola asegura que Dios le encomendó una tarea, que es un elegido y por eso representa a Dios en la Tierra. Más de 20.000 personas que hacen parte de Ríos de Vida creen firmemente en ello. La “última locura” de este fenómeno mundial, calificada así por él mismo, fue subirse hace unos días al techo del megatemplo que está a las afueras de Cartagena, la “tierra prometida”, para dar una prédica sobre cómo trabajar duro para ir subiendo niveles en la vida. Lo hace inspirado en la suya, una vida marcada por una trayectoria ascendente, trepidante, una vida que parecen sostener ciegamente y, con grandes lujos, sus feligreses. 

Durante una semana Vorágine intentó comunicarse con Miguel Arrázola para hablar de su trayectoria como pastor cristiano, las denuncias de muchos feligreses sobre la supuesta manipulación y presión que reciben para diezmar, sus propiedades, su salario y el de sus familiares, y su relación con la política. Llamamos a su jefa de prensa y también nos comunicamos con su esposa, María Paula García, y con su hermana, ‘La Nena’, pero hasta la publicación de esta historia no había sido posible hablar con él.

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