5 de marzo de 2023
Karen Natalia Carvajal Gómez tiene un título como Técnico en Diseño de Moda, que le otorgó la escuela de diseño y mercadeo de moda Arturo Tejada Cano tras cursar seis semestres. A pesar de no cumplir con el requisito de tener un título profesional, desde el 2 de noviembre de 2022 es la Segunda Secretaria de Relaciones Exteriores del Consulado de Colombia en Barcelona (España). Tiene funciones de cónsul y su sueldo, sumando la asignación básica y la prima especial que se entrega para ese cargo, es de 4.046 dólares. Unos 19 millones 600 mil pesos colombianos.
El de Carvajal Gómez es uno de los 22 nombramientos de funcionarios en el servicio diplomático y consular que han sido demandados desde que Gustavo Petro llegó a la Presidencia, el pasado 7 de agosto, por no cumplir con los requisitos o porque para ocupar esas plazas había disponibles funcionarios de carrera.
Después de analizar la respuesta a un derecho de petición enviado a la Cancillería para conocer la lista completa de los nombramientos en el servicio exterior, y de cruzarla con la revisión de los actos administrativos en los que se confirma la designación de esos cargos (dado que en el derecho de petición no entregaron todos los nombres), Vorágine encontró que entre el 7 de agosto de 2022 y el 1 de marzo de 2023 llegaron 88 colombianos a misiones diplomáticas, no solo como embajadores o cónsules, sino como ministros consejeros y primeros, segundos y terceros secretarios de relaciones exteriores, los cargos más bajos del escalafón.
De esos 88 nombramientos, 55 no pertenecen a la carrera diplomática y consular (un 62,5 %) y 33 sí hacen parte de ese régimen (37,5 %), que incluye un concurso para estudiar en la academia diplomática, un periodo de prueba de un año y luego, si quieren llegar a ser embajadores, 24 años de trabajo continuo y exámenes cada cuatrienio.
Y aunque es cierto que el porcentaje de funcionarios de carrera que representan a Colombia fuera de las fronteras sí ha aumentado con respecto al gobierno anterior, también lo es que esos cargos se siguen usando para pagar favores políticos, ayudarles a algunos familiares o amigos y prolongar el clientelismo.
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Karen Natalia Carvajal Gómez tiene 36 años. Fue nombrada a través del Decreto 2120 de 2022 bajo la figura de la provisionalidad, permitida por ley solo cuando no hay funcionarios de carrera disponibles para cubrir una plaza concreta. El 3 de febrero pasado, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca admitió una demanda que pide anular su nombramiento, por no cumplir con los requisitos legales.
Según sus redes sociales, después de graduarse como técnica en diseño de moda, Carvajal hizo un Máster en Diseño de Calzado en Barcelona, entre 2008 y 2009, y un diplomado en Gerencia y Administración Integral de Empresas en 2011, en Bogotá. Desde 2021 estudia joyería y orfebrería en la ciudad en la que ahora trabaja como cónsul. Y también aparece como dueña de una tienda de ropa y accesorios llamada La Majestuosa, que nació en 2012 y cerró sus puertas en agosto de 2022.
A falta de un título universitario, para posesionarse como Segunda Secretaria con funciones de cónsul Carvajal debía acreditar una experiencia laboral de mínimo 3 años, para lo cual presentó tres certificados laborales: Directora de Proyectos de Desarrollo Social de la Fundación Hilo Sagrado, durante 2019 (experiencia que no aparece en su LinkedIn); Directora de Arte de Dafiti Colombia, entre julio de 2020 y julio de 2022, y Asesora de Imagen del reality Factor X de RCN TV, de octubre a diciembre de 2020. La Comisión Evaluadora de los Méritos del Departamento Administrativo de la Función Pública validó los dos primeros trabajos pero no el del programa de televisión, con lo cual sumó los 3 años exactos que se le exigían para ser la actual cónsul en Barcelona.
En 2022, de acuerdo con su hoja de vida en LinkedIn, a la diseñadora de modas se le despertó un interés por la diplomacia y por eso hizo un “curso de formación de ingreso a la carrera diplomática y consular de Colombia”, ofrecido por una empresa privada llamada Centro de Diplomacia Pública & Corporativa, que tiene una intensidad de 20 horas. De lo que no existe registro es de que se haya presentado al concurso anual para ingresar a la Academia Diplomática Augusto Ramírez Ocampo, en la que se forman los diplomáticos de Colombia.
El caso de Carvajal Gómez es parecido al de Álvaro Moisés Ninco Daza, el joven de 28 años que, sin contar con un título profesional, fue escogido para liderar las relaciones bilaterales con uno de los socios más importantes de Colombia en América Latina, además de ser una de las sedes de las conversaciones para negociar un eventual proceso de paz entre el Gobierno y el ELN. Desde el 10 de febrero pasado, Ninco es el embajador extraordinario y plenipotenciario en México, un cargo que cuenta con una remuneración mensual de 11.481 dólares, entre salario básico y prima especial, algo más de 55 millones de pesos.
Aunque su caso ha sido ampliamente reseñado por otros medios, es importante resumirlo: Ninco fue community manager del movimiento Progresistas, que es la base de la actual Colombia Humana, y trabajó en las campañas presidenciales de Petro de 2018 y de 2022, además de hacer parte de la UTL del hoy exsenador Gustavo Bolívar durante un año. Según un mensaje que envió a través de su cuenta de Twitter en septiembre de 2022, no se ha graduado porque la Universidad Sergio Arboleda, donde estudió 9 semestres de Política y Relaciones Internacionales, le “bloqueó” la elaboración de su tesis, dado que “hablaba sobre el fraude electoral de Duque”.
Como no tenía título profesional, fue necesaria una reunión extraordinaria de la Comisión Evaluadora de los Méritos el pasado 16 de enero, que validó su nombramiento, a pesar de que solo acreditó dos años y cinco meses de experiencia y no los ocho años que por ley debe demostrar, por el cargo en el que fue nombrado. Para la comisión fue suficiente que Ninco Daza hubiera participado en el Tercer Simposio de Estudiantes de Política y Relaciones Internacionales del 5 al 6 de agosto de 2014, organizado por la Universidad Sergio Arboleda; así como en el Modelo de Naciones Unidas en la Universidad de la Sabana, el 3 de mayo de 2015; además de trabajar en la UTL de Bolívar y de ser “argumentario en la campaña del presidente Petro, asesor electoral nacional del partido Colombia Humana—Unión Patriótica y enlace político del movimiento político Colombia Humana, destacándose como un líder juvenil” durante la campaña electoral de 2022.
“Esto realmente no tiene presentación. Una tristeza el desbarajuste en el que anda la Cancillería”, trinó entonces la internacionalista, profesora y excandidata al Senado Sandra Borda.
El mismo día en que se oficializó la llegada del militante de la Colombia Humana a México, se publicaron los decretos de nombramiento de otros embajadores que no son de carrera diplomática y consular, y en cambio sí son muy cercanos al presidente Petro: el excongresista y exgobernador del Cauca Temistócles Ortega y el médico Mauricio Alberto Bustamante García.
Ortega, que ha sido investigado por corrupción por la Procuraduría y la Fiscalía, representará a Colombia en Chile después de quemarse en las elecciones legislativas de 2022, tras lo cual trabajó para la campaña de Petro. Y aunque su nombramiento fue reseñado por medios que incluso compartieron un pantallazo del decreto que lo posesiona, en el momento de publicación de esta historia no aparecía ese documento en la lista de actos administrativos de la Cancillería y tampoco su hoja de vida.
Bustamante, por su parte, llegará como embajador ante la Misión Permanente de la ONU en Ginebra (Suiza) después de ser secretario de Salud de Petro cuando fue alcalde de Bogotá, entre 2014 y 2015.
Este año también fueron nombrados como embajadores, a pesar de no pertenecer al régimen de carrera, el director y productor de cine y televisión Sergio Cabrera, en China; el excongresista y exministro del Interior Guillermo Rivera, en Brasil; y el abogado y defensor de derechos humanos Carlos Rodríguez Mejía en Costa Rica. Este último fue uno de los defensores de Petro ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos cuando el presidente fue alcalde de Bogotá y el entonces procurador Alejandro Ordóñez lo destituyó y lo inhabilitó para ejercer cargos públicos por 15 años.
Además, en lo que va de 2023 se han oficializado los nombramientos de tres consejeros de relaciones exteriores con funciones de cónsules que tampoco pertenecen a la carrera diplomática y consular: Andrés Camilo Hernández, en Ciudad de México; Sebastián Camilo Guanumen, en Santiago de Chile, y Marisol Rojas Izquierdo, en Londres. Hernández y Rojas son periodistas muy cercanos al presidente y fueron jefes de prensa de Petro en distintos momentos. Guanumen es politólogo y fue asesor de comunicaciones del hoy presidente durante la campaña del año pasado, cuando se hizo famoso por aparecer en un video diciendo que había que correr “la línea ética” en la generación y distribución de contenido por redes sociales.
“Es muy curioso que para ocupar cualquier cargo en cualquier oficina del Estado se exija ser profesional o tener experiencia en el área concreta en la que se va a trabajar, y para lo único que no se necesita nada es ser diplomático. Si yo con mis 15 años de experiencia, un pregrado en Relaciones Internacionales y una Maestría en Derechos Humanos me pongo a dirigir una zapatería, no voy a poder hacer nada. Pero en la diplomacia sí pasa eso, un excelente zapatero puede ser cónsul o embajador. Es increíble. La diplomacia no se improvisa, no es algo que aprendas en tres días”, le dijo a Vorágine María Angélica García, funcionaria de carrera diplomática que actualmente ocupa el cargo de Segunda Secretaria de Relaciones Exteriores en la Embajada de Colombia en Uruguay y es presidenta de la Unión de Funcionarios de Carrera Diplomática y Consular (Unidiplo), el más reciente sindicato de empleados de ese sector, que durante la era Duque demandó 13 nombramientos en el servicio exterior.
“Ese es uno de nuestros requerimientos más importantes, que por favor siempre a los diplomáticos que van a alternar les informen de todas las plazas disponibles porque pareciera que solo hay unas plazas para diplomáticos de carrera en lugares muy acotados y no en todas partes. Obvio, los funcionarios de carrera no somos suficientes pero sí nos deben dar la prioridad, porque la prioridad debe estar en el mérito. Y una vez han cubierto las plazas con todos los funcionarios que nos hemos preparado con mucho esfuerzo para eso, que ascendemos cada cuatro años después de exámenes durísimos y salimos y entramos de Colombia permanentemente, ahí sí nombren a personas bajo la figura de la provisionalidad, pero profesionales que cumplan los requisitos y sean idóneos”, agregó la presidenta del sindicato.
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En los últimos meses se ha criticado a Petro por nombrar como embajadores a personajes con muchas más sombras que luces, como el excongresista del Partido Verde León Fredy Muñoz en Nicaragua, quien actualmente es investigado por la Corte Suprema por narcotráfico. Para cumplir con sus funciones diplomáticas, el antioqueño se llevó a Managua a un hombre de su total confianza, que trabajó en su UTL, como primer secretario de relaciones exteriores: Óscar Iván Muñoz Giraldo. “La diplomacia no es otra cosa que saber hacer amigos”, le dijo León Fredy Muñoz el año pasado a Cuestión Pública.
También se ha hablado largamente de cómo fue que Juan Manuel Corzo, el congresista investigado por corrupción y al que no le alcanzaba la plata para pagar la gasolina de sus camionetas blindadas con el sueldo de senador, pasó de la embajada en Cuba en la era Duque a la embajada en Paraguay en la era Petro, en una muestra de agradecimiento burocrático al Partido Conservador por el apoyo brindado al presidente durante la segunda vuelta; algo que incluso fue criticado por alfiles del petrismo como el presidente de la Cámara de Representantes David Racero. O del embajador en España, Eduardo Ávila Navarrete, empresario, gerente de la campaña presidencial de Petro y amigo del mandatario desde hace años. Y la embajadora en Italia, Ligia Margarita Quessep Bitar, amiga de toda la vida de la primera dama Verónica Alcocer en Sincelejo, y cuyo hermano Jorge Quessep también resultó con un importante cargo en el Estado: director regional del Departamento de Prosperidad Social en Sucre.
En cambio, el resto de las designaciones, en cargos similares o inferiores, han pasado prácticamente desapercibidas. Por eso revisamos todos, uno a uno, los 88 nombramientos en el servicio exterior realizados durante este Gobierno, y encontramos nombres que llaman la atención por diversos aspectos:
- El 29 de noviembre de 2022 la exesposa de Roy Barreras, María Paula Martínez Pérez, fue nombrada como Primera Secretaria de Relaciones Exteriores con funciones de Cónsul de Primera en el consulado de Barcelona. Martínez es diseñadora gráfica de profesión y no tiene ninguna experiencia diplomática. Gana 5.315 dólares mensuales, que al cambio de hoy son 25,8 millones de pesos. Su nombramiento fue demandado por Unidiplo.
- Andrés Mejía Pizano, un uribista que durante la era Duque fue director regional del ICBF en Bolívar, fue nombrado Cónsul General Central del Consulado de Colombia en Nueva York, uno de los más importantes consulados del país junto con Madrid y Miami. Se dice que Mejía es ficha de la exmagistrada del Consejo Nacional Electoral y exconcejal cartagenera Adelina Covo, suegra de Armando Benedetti. Fue Covo quien tendió el puente entre Petro y las casas políticas tradicionales del departamento de Bolívar en la campaña presidencial de 2022. Mejía Pizano es abogado y su salario mensual como cónsul es de 11.481 dólares, más de 55 millones de pesos.
- En menos de un mes, entre el 22 de noviembre y el 19 de diciembre de 2022, el abogado Carlos Iván Castro Sabbagh tuvo la suerte de ser nombrado dos veces como Ministro Consejero de Relaciones Exteriores con funciones de cónsul. Primero fue asignado a Frankfurt (Alemania) y luego a Roma (Italia). No está claro si actualmente ejerce ambas funciones -ni si recibe dos salarios o uno- pero su primer nombramiento fue demandado por Unidiplo ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, con el argumento de que antes de nombrarlo a él debieron darle prelación a un funcionario de la carrera diplomática y consular.
- Sin haber trabajado nunca en el servicio exterior o tener experiencia diplomática, dos activas militantes del petrismo en Europa durante la campaña presidencial de 2022 vieron recompensado su esfuerzo con importantes consulados: la ingeniera industrial Natalia Munévar Sastre fue nombrada Segunda Secretaria de Relaciones Exteriores con funciones de cónsul en la embajada de Colombia en París (Francia). Gana 4.046 dólares. Y Gillian Maghmud Galindo, militante de la Colombia Humana desde 2018 y antes del movimiento Progresistas, fue nombrada como Ministra Consejera con funciones de cónsul en el consulado de Colombia en Valencia (España). Aunque en su cuenta de Twitter dice ser internacionalista, según la hoja de vida entregada para acceder al cargo es periodista y ha realizado dos maestrías pero en temas distintos, una en Ciencias Humanas y otra en Estudios del Desarrollo. Gana 7.536 dólares mensuales, casi 37 millones de pesos. Además de Maghmud, en el Consulado de Valencia actualmente hay otras tres personas con funciones prácticamente iguales: dos funcionarias de carrera que son Segundas Secretarias de Relaciones Exteriores (María del Rosario Linares Bucheli y Jéssica Paola Negrete) y una Consejera de Relaciones Exteriores que viene del gobierno anterior y no ha renunciado, pero a la que tampoco se la ha pedido el cargo (Rosa María Cárdenas Lesmes). Una situación que no es ilegal, pero que implica un gasto mensual de 22.172 dólares (107 millones de pesos) solo en ese consulado, sin contar el salario de las cuatro auxiliares de misión diplomática, cada una de las cuales gana 2.743 dólares. Los nombramientos de Munévar y de Maghmud fueron demandados por el sindicato.
- La Segunda Secretaria de Relaciones Exteriores en la Embajada de Colombia en Panamá es Claudia Patricia Velásquez Orozco, esposa de Luis Fernando Rosas Londoño, un político que, como lo reseñó Cuestión Pública, fue condenado por corrupción en 2018 y escribió un libro sobre el trabajo por la paz de su buen amigo, el canciller Álvaro Leyva. Velásquez Orozco, administradora financiera con especialización en talento humano y maestría en educación, pero sin experiencia diplomática, le dijo a ese medio de comunicación que su esposo y Leyva sí eran amigos, pero que eso no tenía nada que ver con su nombramiento, que fue demandado por el sindicato de funcionarios de carrera. Su salario mensual es de 4.046 dólares.
- Para la Embajada de Colombia en el Líbano fue designado el general en retiro Luis Fernando Navarro, quien fue comandante de las Fuerzas Militares durante el gobierno de Iván Duque y que está siendo investigado por un bombardeo ocurrido en el Caquetá el 29 de agosto de 2019, en el que murieron ocho menores. Hasta el momento solo ha sido publicada la hoja de vida de Navarro por parte de la Cancillería y no se conocen noticias de la oficialización del nombramiento.
De acuerdo con el Decreto Ley 274 de 2000, al menos el 20% de los líderes de misiones diplomáticas deben ser de carrera. En la posesión de seis embajadores realizada el 10 de febrero de 2023, el presidente Petro aseguró que por primera vez “en toda la historia, por lo menos reciente”, el 40% de las embajadas están en manos de diplomáticos de carrera. “Ese porcentaje es excepcional”, dijo, antes de prometer que cuando termine su mandato, al menos la mitad de los 66 embajadores que actualmente tiene Colombia pertenecerán al régimen diplomático y consular.
Desde el 7 de agosto pasado han sido nombrados como embajadores los diplomáticos de carrera Juan José Quintana en Uruguay, Victoria González Ariza en Guatemala, Mauricio Baquero Pardo en Panamá, Álvaro Sandoval en Finlandia, Carlos Arturo Morales López en Canadá e Ignacio Ruiz en Hungría. “Nos estamos acercando a ese 50% que jamás fue respetado, porque los cargos diplomáticos siempre fueron considerados como regalos a los jefes e hijos de la élite política tradicional de Colombia”, señaló Petro en febrero. Es la misma promesa que hizo Iván Duque, en cuya presidencia las plazas de embajadores cubiertas por funcionarios de carrera solo pasaron del 22% al 30%.
Y no es que los expertos critiquen todos los nombramientos de embajadores que no son de carrera pero que responden a necesidades políticas muy concretas del presidente de turno. Por ejemplo, a pesar de las investigaciones en su contra por temas tan graves como presunto enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias, el nombramiento de Armando Benedetti como embajador en Venezuela ha sido aplaudido por internacionalistas que le reconocen habilidades fundamentales para restablecer las relaciones diplomáticas y comerciales con ese país, rotas durante años. Tampoco ven con malos ojos el nombramiento del exministro de Medio Ambiente Luis Gilberto Murillo, en Washington; del experimentado exnegociador de paz José Noé Ríos, en Cuba; de la lideresa indígena arhuaca Leonor Zalabata, embajadora ante la ONU en Nueva York, y del exgobernador y excandidato presidencial por el Pacto Histórico Camilo Romero, en Argentina.
El problema es que, comparado con América Latina, los estándares de profesionalización del servicio exterior colombiano son sumamente bajos, pues mientras aquí el mínimo legal de embajadores de carrera es del 20%, en países como Argentina es del 70% y en Brasil, del 90%.
En este momento, para ocupar los más de 800 cargos que existen en misiones diplomáticas y consulares y en la planta interna de la Cancillería en Colombia solo hay 481 funcionarios de carrera. La pregunta del millón es cómo hacer más atractiva la carrera diplomática, que requiere de por lo menos 25 años para llegar a ser embajador, si gracias al pago de favores políticos o a las ‘palomitas’ que se les tiran a familiares y amigos cercanos al gobierno de turno, el camino para ocupar cargos diplomáticos resulta siendo sustancialmente más corto.