8 de julio de 2020
La promesa de reforestación del presidente Iván Duque se ubica en la categoría de “En Colombia no habrá fracking” o “Menos impuestos, más salarios”. De 369 millones de árboles prometidos en el Plan de Desarrollo 2018-2022, pasó a 180 millones con los que se comprometió en enero de 2020 en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza).
Pero ni 369 ni 180 millones. Si las cifras que presenta el Ministerio de Medio Ambiente en el contador de árboles de su página web son reales, al paso que vamos, a julio del 2022 se habrán sembrado 85 millones de árboles, menos de la mitad de la ambiciosa —y muy loable— segunda meta del gobierno.
El contador de árboles
Para indagar un poco más sobre el ambicioso plan de siembra de 180 millones de árboles, le envié el 19 de febrero de 2020 un derecho de petición a Ricardo Lozano, ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Como si se tratara de la información más sensible del país y como si fuera a causar problemas de seguridad nacional, el MinAmbiente se tomó cuatro meses para responder, cuando por ley el plazo para hacerlo no debe superar los 15 días hábiles. Esto, después de enviarle varios correos, con copia al área jurídica exigiéndole respeto y una respuesta al derecho de petición.
Una de mis preguntas fue: “¿En qué municipios se sembrarán estos árboles?”. A lo cual el MinAmbiente respondió: “Los principales actores y responsables de la actividad de restauración y la siembra son todas las entidades que componen el sistema nacional ambiental, en este entendido la actuación se da en todo el territorio nacional, la definición de las zonas se están actualizando ya que las Corporaciones Autónomas Regionales están presentando sus nuevos planes de acción al igual que las entidades como gobernaciones y alcaldías están en la estructuración y aprobación de sus respectivos planes de desarrollo”.
Traducción: no tienen la más mínima idea, solo están monitoreando la siembra de árboles en todos los departamentos con una novedosa herramienta: el contador de árboles. Es como si la política ambiental del gobierno Duque hubiera nacido el primero de enero de 2020 con los nuevos alcaldes y gobernadores.
“Se presenta el número de árboles sembrados por departamento que está registrado en el contador de árboles desarrollado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Rural. El contador está desarrollado de una plataforma tecnológica que permite de una forma amigable, identificar el lugar donde se han sembrado los árboles en el territorio nacional”.
“¿Cuántos árboles se han sembrado hasta la fecha de respuesta de este derecho de petición, cuándo y dónde?”, indagué en la segunda pregunta.
“El proyecto ha sembrado desde agosto del 2018 a 30 de abril del 2020, un total de 34.090.405 con la participación de los diferentes actores que actúan a nivel territorial sobresaliendo el aporte de las CAR, el sector productivo, la cooperación internacional, Bogotá Distrito Capital, la fuerza pública y las empresas de servicios públicos”, respondió el MinAmbiente.
La cifra viene acompañada de dos tablas: una del total de árboles sembrados por departamento, y otra sobre las “121 entidades que han reportado información que está en el contador de árboles”.
La de Antioquia es la más elevada: 10.456.109 árboles supuestamente sembrados. Le siguen Valle del Cauca y Bolívar, con un poco más de 3 millones cada uno; luego, Sucre con más de 2 millones y Cesar, Boyacá, Tolima y Nariño, que han sembrado entre 1 y 1,6 millones de árboles cada uno. En Amazonas se han sembrado 9.041 árboles; en Magdalena, 2.230; en Arauca, 760; en Guainía, 32, y en Vaupés, 15.
Llamé al ingeniero Carlos Ignacio Uribe Tirado, secretario de Ambiente de Antioquia. Primero le pregunté por la estrategia de siembra de árboles del departamento. Habló durante dos minutos exactos, e indicó que la meta de siembra de árboles en el departamento entre 2020 y 2023 es de 25 millones, y que de enero de 2020 al 30 de junio del mismo año ya habían sembrado unos 541.000. Se refirió a cuatro pilares; uno de ellos, financiado por Fondo Paz. Nunca mencionó al Ministerio de Ambiente ni la meta del presidente Duque de sembrar 180 millones de árboles.
Cuando le pregunté por los más de 10 millones de árboles sembrados en Antioquia entre agosto de 2018 y abril de 2020, su respuesta fue: “Yo no podría decirte en este momento. Lo que hago es que a través de las CAR te saco la cifra. Yo tengo una buena relación con ellos”.
Las cifras de Valle, Bolívar, Sucre y Cesar suman todas juntas las de Antioquia. Es muy llamativo que el secretario de Ambiente de Antioquia no tenga en el radar el protagonismo del departamento para el que trabaja en el gran proyecto del gobierno nacional para la restauración de 300.000 hectáreas de tierra.
—¿Usted sabe qué es el contador de árboles?
—Es una estrategia del Ministerio.
—Pero, ¿qué es?
—Entiendo que es una plataforma, como un software.
Antioquia aporta la tercera parte de las cifras del contador de árboles del Ministerio de Ambiente, pero las cuentas del secretario de Medio Ambiente de ese departamento parecen ir en otra dirección y en otro libro de cuentas. Una funcionaria de su despacho me contactó horas más tarde para preguntarme de nuevo qué información necesitaba. Le dije que quería confirmar la cifra de los más de 10 millones de árboles sembrados en Antioquia y prometió llamar a las cuatro autoridades ambientales de Antioquia.
“Yo te llamo”, aseguró el pasado 2 de julio, pero al cierre de esta publicación no lo había hecho. Las cuatro autoridades con las que tiene que confirmar son el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, con 665.331 árboles sembrados, según el contador del MinAmbiente; Cornare, con 763.250; Corantioquia, con 231.748, y Corpourabá, con 241.202 árboles sembrados entre agosto de 2018 y el 30 de abril de 2020. En total, un poco menos de 2 millones de árboles.
EPM: del asombro al relato oficial
Según el contador de árboles del Ministerio, Empresas Públicas de Medellín (EPM) es, de lejos, la entidad que más árboles siembra en Colombia. De las 121 entidades que se han reportado en esta plataforma, la empresa paisa registra, entre agosto del 2018 y el 30 de abril de 2020, 8.202.410 árboles sembrados, de los 10,4 millones que le aporta Antioquia al total nacional.
Llamé a la ingeniera Ana Milena Joya Camacho, gerente Ambiental del Grupo EPM. Primero le pregunté por las metas de la empresa para los próximos cuatro años, y me contó que, aunque aún no era oficial, estaban proyectando unos 10 millones de árboles sembrados en los diez municipios del Área Metropolitana. Tampoco mencionó en sus proyectos el de los 180 millones de árboles del gobierno Duque.
Le pregunté si tenía un aproximado de los árboles sembrados en Antioquia por el gobierno Duque, desde agosto de 2018 hasta el 30 de abril de 2020:
—Con el presidente Duque, el gerente este año hizo un compromiso de entregar un millón de árboles para el departamento de Antioquia, y nosotros ya los entregamos. El dato de las sembratones y la campaña del gobierno lo tiene Carlos Ignacio Uribe, secretario de Medio Ambiente de la Gobernación.
—Pero ¿desde agosto de 2018 a abril de 2020, EPM ha sembrado más de 8 millones de árboles?
—Pues sembrado nosotros, nosotros, yo no creo, pero te tendría qué verificar con todos los negocios, porque es que sembrar 8 millones de árboles en menos de un año, es que… mirá que yo estoy tratando de ajustar los indicadores para sembrar 10 millones en cuatro años.
—Pero en la respuesta al derecho de petición el Ministerio me dice que en Antioquia, entre agosto de 2018 y abril de 2020, se han sembrado más de 10 millones de árboles, 8 millones por parte de EPM.
—Pues no sé de dónde sacó esa cifra el Ministerio, pero si quieres, te la verifico.
Pasaron 24 horas desde el 2 de julio cuando llegó la respuesta de la gerente Ambiental. Curiosamente, del asombro que inicialmente le produjo la cifra del Ministerio, pasó a confirmarla: entre agosto de 2018 y diciembre de 2019, EPM reporta 8.030.069 árboles en su estrategia de restauración y reforestación.
—También te quiero dar claridad: es que esos árboles nosotros los entregamos como iniciativa del gobierno nacional a través de los viveros, pero decir que EPM como tal los sembró, nosotros no los sembramos, sino que se los entregamos a ellos [a los viveros] —me dijo la gerente, vía WhatsApp, tras una pregunta que le hice.
—Y ¿cómo se comprueba que se hayan sembrado? ¿Ustedes hacen ese seguimiento?
—No. Queda a responsabilidad tanto de la entidad pública como privada que nos ha solicitado las especies de los viveros. Por eso ayer te decía que nosotros, realmente, sembrar 8 millones como EPM, no.
El MinAmbiente reporta como árboles sembrados por EPM más de 8 millones, pero la empresa dice que ellos no pueden garantizar que esos árboles se hayan sembrado, sino la entrega de estos a los viveros de todo el departamento.
—Usted ayer se sorprendió cuando le pregunté por estas cifras, incluso dijo que de dónde las habrían sacado. Al responderme hoy, ¿le sorprendieron estos números, o le parecieron normales?
—No; en entrega de material, no. Tenemos cinco viveros en EPM. Los cinco tienen una capacidad de cuatro millones de árboles al año, en promedio, para entregar a las personas, privados, públicos, que quieran sembrar en su casa, en su finca, en áreas protegidas, en espacios públicos, privados. Entonces, sí me daba así, sí me sumaban los 8 millones, más o menos, en entrega de material en Antioquia. Pero que me dijeras que los sembró EPM, sembrados… es que yo fui con operadores que tengo en el Jardín Botánico; les hacemos el huequito, les hacemos mantenimiento […] que nosotros hayamos sembrado como EPM, solos, 8 millones, sí me parecía extraño […] Yo no podría garantizar que los 8 millones de árboles vivieron porque nosotros solo entregamos, no sembramos.
Joya Camacho explica que el gobierno invitó a entidades públicas y privadas a comprometerse con la meta de los 180 millones, pero que la empresa fue clara en decir que se comprometía solo con la entrega de los arbolitos, que tienen un costo aproximado de 700 pesos por unidad.
“Como ya la siembra tiene un compromiso de seguimiento y asegurar que esas especies crezcan realmente, que es lo que nos gusta hacer, no nos podíamos comprometer con eso, porque teníamos nuestras propias metas”, agregó la gerente Ambiental.
La Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) aporta 3 de los 3,3 millones que el Valle del Cauca le suma al contador de árboles. Llamé a Wilson García, jefe de prensa de la CVC, para confirmar estos números. Abrió su computador y me confirmó que en el Valle se sembraron 1.800.000 árboles en 2019, pero no estaba seguro de si eran del programa del gobierno. Tampoco sabía del contador de árboles. Se puso a hacer la cuenta de agosto a diciembre de 2018 y de enero a abril de 2020, y las cifras no le daban: “Más tarde lo llamo y se las doy”. Al cierre de este texto no había recibido respuesta.
La promesa en Davos
“Queremos sembrar 180 millones de árboles antes del 6 de agosto de 2022”, dijo el presidente Duque el 22 de enero de 2020 en Davos, Suiza, en el marco del lanzamiento de la plataforma “Campeones por un billón de árboles”, en la cual participan los más de 100 países que asisten a este foro, y que pretende sembrar un billón de árboles en los próximos diez años. “Desde que me posesioné, hemos logrado sembrar 24,7 millones de árboles. Este año esperamos cerrar con 60 millones más, para alcanzar la meta propuesta de 180 millones”, agregó Duque. Es decir, 2020 cerraría con casi 85 millones de árboles sembrados.
Obviamente, en ese momento el presidente Duque no contaba con el coronavirus, pero al ritmo al que iba antes del comienzo de la pandemia, la meta de los 180 millones de árboles sembrados era imposible de cumplir. Según Duque, desde el comienzo de su mandato, el 7 de agosto de 2018, hasta enero de 2020 se habían sembrado 25 millones de árboles, para redondear. Un promedio de 50.000 árboles sembrados por día. Toda una hazaña.
Pero tres meses más tarde, a 30 de abril de 2020, esa cifra subió a 34.090.405 árboles sembrados, según la respuesta del MinAmbiente a un derecho de petición. Es decir, tras el anuncio de Duque, el promedio de siembra por día pasó de 50.000 a 100.000, según el contador de árboles de la página web del MinAmbiente, que al cierre de este artículo sumaba 634.464 árboles más; o sea, un poco más de 10.000 sembrados por día en los últimos dos meses. Consecuencias de la pandemia.
A menos de seis meses de alcanzar la meta de 85 millones de árboles sembrados, al finalizar 2020, Duque y su ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Ricardo Lozano, están a 50 millones. Veamos: si se recupera el ritmo de las 100.000 siembras diarias, se llegaría a 18 millones en el semestre; es decir, 53 millones en el año, 30 millones menos que la meta propuesta, la cual solo se lograría si se sembraran 277.000 árboles al día.
Una cifra inalcanzable, no porque no se pueda sembrar esa cantidad de árboles, sino por lo demostrado hasta el momento por el gobierno en materia de reforestación. El presidente Iván Duque y su muy silencioso, pero experto en la materia, ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Ricardo José Lozano Picón, han engañado a los ciudadanos desde el Plan de Desarrollo, con el estimado de 369 millones de árboles sembrados, hasta los 180 millones con los que se comprometió en Davos, pasando por los 85 millones a diciembre de 2020.
En un conversatorio el pasado 24 de junio organizado por el Foro Nacional Ambiental, titulado “¿Cómo ha avanzado la reforestación de los 180 millones de árboles prometidos en Davos?”, y al que de aquí en adelante haré referencia como El Foro, participó Édgar Emilio Rodríguez Bastidas, director de Bosques, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del MinAmbiente. En su intervención, explicó las metas del presidente Duque en materia de reforestación en su Plan de Desarrollo: “Avanzar en 701.000 hectáreas”, de las cuales “al menos 300.000 deben ser desarrolladas a partir de restauración”.
Hay una gran diferencia entre reforestación y restauración. Mientras la primera es la siembra indiscriminada de árboles, la segunda es un proceso más complejo, que busca intervenir un ecosistema donde también se toman en cuenta la fauna, el suelo, el agua y la vegetación. En palabras del funcionario del MinAmbiente, la meta de los 180 millones de árboles se enmarca, entonces, dentro de un plan de restauración, no uno de reforestación.
Por lo anterior, según Rodríguez Bastidas, “esos 180 millones de árboles son parte del compromiso, del avance en la meta de las 300.000 hectáreas de restauración ecológica y también a través de las otras estrategias”, que son los bosques tropicales y los sistemas silvopastoriles, los cuales suman 400.000 hectáreas en las metas del gobierno.
Es decir, el gobierno, según el director de Bosques, mantiene la meta de 369 millones de árboles sembrados entre 2018 y 2022. Según los cálculos del exministro Manuel Rodríguez Becerra, organizador de El Foro, en esas 400.000 hectáreas se podrían sembrar unos 190 millones de árboles más. La pandemia parece que no afectará las metas de Duque, porque en la intervención de Rodríguez Bastidas no se hizo alusión al tema.
Sigamos con las cuentas. Digamos que Duque logra un milagro y cumple su primera promesa: la de 85 millones de árboles sembrados para el 31 de diciembre de 2020. Eso implica la maratónica siembra de 277.000 árboles cada día desde el 1 de julio. Y recuerden que no es reforestación, sino restauración.
Pensemos por un momento que la experticia y las buenas intenciones del ministro Lozano funcionan, y que el ritmo de siembra por día se mantiene hasta el 6 de agosto de 2022. Eso llevaría la cifra a cerca de 245 millones de árboles sembrados en los cuatro años de gobierno, con lo cual se cumpliría la promesa de Davos, pero quedaría aún muy lejos de sus metas en el Plan de Desarrollo.
Pero eso no va a ocurrir. A lo sumo, el gobierno mantendrá el ritmo que traía para el 30 de abril de 2020, o sea, 50.000 árboles sembrados por día, lo que sumaría, aproximadamente, 30 millones a los 35 millones que el Ministerio dice haber sembrado hasta el momento. Esto quiere decir que solo se cumplirá con una tercera parte de la promesa de Davos y una sexta parte de la promesa que se les hizo a los colombianos en el Plan de Desarrollo.
Es bueno hacer cuentas. El gobierno de Duque se las hizo al de Santos en la respuesta al derecho de petición: “En el período 2010-2014 se fijó una meta de restauración de 90.000 hectáreas y para el período 2014-2018, la meta fue de 210.000 hectáreas; restaurándose 230.000 hectáreas”. Es decir, Santos logró un cumplimiento del 69 %.
Iván Duque se propuso la meta de restaurar en cuatro años lo que Juan Manuel Santos no logró en ocho: 300.000 hectáreas. Santos llegó al 69 % de su meta, mientras que Duque está llegando al 20 %, aproximadamente, en la mitad de su mandato. Y eso que solo estamos hablando de restauración, pues la meta del Plan Nacional de Desarrollo, como lo enfatiza el director de Bosques, es de 701.000 hectáreas.
Las sembratones
El 27 de enero de 2020, MinAmbiente anunció con bombos y platillos la “Gran Sembratón” en todo el territorio nacional. “Quiero invitar a todos los colombianos a que nos unamos en esa gran iniciativa de la siembra de más de cinco millones de árboles nativos el próximo 21 y 22 de marzo. Ustedes recordarán que desde el año pasado venimos haciendo sembratones en gran parte del territorio nacional, y ahora queremos que nos unamos todos alrededor de esta gran iniciativa de ser mucho más ambiciosos frente a la restauración de nuestros territorios”, dijo el ministro Lozano en un video institucional.
El MinAmbiente también emitió un comunicado en el que ahonda más en la “ambiciosa” propuesta del gobierno: “Esta será la primera de tres grandes jornadas que se realizarán en el año 2020, entre otros, en los departamentos de Antioquia, Boyacá, Santander, Cundinamarca, Tolima, Valle, Huila, Norte de Santander, Chocó, Amazonas y Cauca, con fines de recuperación de zonas degradadas por fenómenos como la deforestación, el uso inadecuado y la fragmentación de ecosistemas”.
En la respuesta que recibí recientemente, el MinAmbiente señala que tienen previsto realizar, mínimo, 2 sembratones por año. “Desafortunadamente, la primera sembratón que estaba definida para el 21 y 22 de marzo toco suspenderla por motivo del covid 19, por dicha razón no se ha informado aun la fecha de reprogramación entendiendo que la emergencia sanitaria continua activa en el país [sic]”.
La pandemia cambió todo; hasta las “ambiciones” del ministro. De tres jornadas anuales se pasa a dos, y las de 2020 están en veremos. Pensemos que el MinAmbiente logra hacer dos jornadas en 2021 y una en 2022. En total, tres. Es más, me atrevería a pensar que ya tiene un plan para mitigar la crisis del coronavirus, y que este incluye hasta dos sembratones por semestre en 2021 y dos en el primer semestre de 2022. O sea, seis en total. Digamos que mantiene la cifra inicial de 5 millones de árboles sembrados por jornada. Serían entre 15 y 30 millones de árboles más.
La cifra más optimista, si se hacen siete sembratones, se aproximaría al mismo número de árboles que ha sembrado el gobierno de Duque en dos años: 35 millones.
Estas jornadas, que están diseñadas desde hace décadas, generalmente no funcionan, pero son la gran novedad que ponen sobre la mesa los tecnócratas de las organizaciones medioambientales. Ocurre en todo el mundo.
El 29 de julio de 2019, la prensa mundial registró, jubilosamente, la siembra de más de 350 millones de árboles en Etiopía, un país africano de 109 millones de habitantes. La noticia la entregó en su cuenta de Twitter Getahun Mekuria, ministro de Innovación y Tecnología de ese país: “¡¡ÚLTIMA HORA!! Etiopía sembró 353.633.660 árboles en 12 horas”.
Según el Reality Check Team, de BBC News, “si la cifra de 23 millones de personas, que dice el gobierno que participaron en esta jornada, es cierta, es posible que hayan plantado tantos árboles, pero esto no se ha confirmado de forma independiente”.
La meta inicial era de 200 millones en 12 horas, y todo dentro de un multimillonario plan que lanzó Etiopía para contrarrestar la deforestación y el cambio climático. Según Naciones Unidas, socia de este proyecto, la cobertura forestal en Etiopía era del 35 % del país a comienzos del siglo XX, pero bajó hasta el 4 % desde comienzos del siglo XXI.
Además de que las autoridades etíopes no han aclarado dónde está el millón de hectáreas que usó para sembrar los 353 millones de árboles, tampoco han explicado los cuestionamientos que recogió la BBC en Adís Abeba, la capital: “El jefe de una organización vinculada al gobierno dijo que se les había ordenado plantar 10.000 árboles, pero que tenían que pagarlos con su propio presupuesto. Entonces plantaron 5.000, pero informaron la cantidad total. Y también hay una discrepancia entre las cifras de algunas áreas dadas por el ministro de Innovación y Tecnología y los números publicados en el sitio web del primer ministro”.
Etiopía tampoco ha enviado la aplicación al Guiness World Records, reporta la BBC, para verificar que se haya roto el récord de India, que en 2016 pudo demostrar que 800.000 ciudadanos del estado de Uttar Pradesh sembraron 50 millones de árboles. Para esto proporcionaron pruebas precisas de la plantación de árboles, las personas que participaron, el lugar y los horarios. También hubo dos testigos independientes que confirmaron los resultados del registro.
Las cifras de Etiopía solo han sido confirmadas por un trino de un ministro y los aplausos de la ONU, así como las cifras de Colombia solo han sido confirmadas por un contador de árboles.
Las vergonzosas cifras de Colombia
En El Foro, varios de los participantes advirtieron sobre los peligros de etiquetar la política de restauración con una cifra: “La contabilidad de árboles es un indicador simplista”, dijo Manuel Rodríguez Becerra, quien resaltó que este solo resultaba útil “como un indicador en el contexto de la visión ecosistémica de los bosques”.El profesor y exministro de Medio Ambiente es una de las personas que más sabe del tema en Colombia
En la misma línea intervino Zoraida Calle, bióloga e investigadora: “El número de árboles plantados no es un indicador muy bueno de restauración ecológica. En Colombia hemos tenido trabajos que involucran la siembra de árboles donde tenemos una sobrevivencia muy bajita”.
Agrega la experta que lo que el país tiene que hacer es crear las condiciones para que los árboles plantados puedan sobrevivir, “y estos árboles van a sobrevivir únicamente si tienen sentido para los propietarios y tenedores de la tierra y para las comunidades”.
Rodríguez Becerra puso sobre la mesa la promesa de reforestación de Iván Duque según el Plan Nacional de Desarrollo: 300.000 hectáreas de restauración en las que, según los estándares de siembra, podrían caber 180 millones de árboles; 122.000 hectáreas de bosques comerciales, donde el cálculo es de 133 millones de árboles, y 280.000 hectáreas de sistemas silvopastoriles, dedicados a la producción ganadera, con 56 millones de árboles.
Si bien el Plan de Desarrollo no se compromete con una meta de árboles sembrados, la cifra de 369 millones, que sale de los cálculos de Rodríguez Becerra, es muy loable. Y, a la vez, preocupante, pues será muy difícil alcanzar siquiera una quinta parte de ella y, además, las cifras de deforestación son escandalosas. Entre 2016 y 2019 se han deforestado 563.000 hectáreas en Colombia, según el Global Forest Watch, una herramienta que cita el profesor y que lleva este monitoreo desde 2002. Es decir, entre 315 y 419 millones de árboles, para seguir con los cálculos de Rodríguez Becerra: “Si se implementara la promesa, se sembrarían los árboles que se deforestaron en los cuatro años anteriores”.
El segundo periodo del expresidente Juan Manuel Santos fue nefasto para el medio ambiente, si lo medimos en materia de deforestación, solo por citar un aspecto. Entre 2015 y 2018 se deforestaron 497.000 hectáreas.
Para tener un punto de comparación, observemos las cifras de los expresidentes Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos. En el primer periodo de Uribe, entre 2003 y 2006 se deforestaron 228.000 hectáreas, cifra que subió a 313.000 entre 2007 y 2010.
En el primer periodo de Santos, entre 2011 y 2014, se redujo con respecto del segundo periodo de Uribe: 280.000 hectáreas. Una vez reelegido y sin las presiones de una campaña electoral, la deforestación en el segundo periodo de Santos se disparó a casi 500.000 hectáreas entre 2015 y 2018.
En el primer año del gobierno del presidente Iván Duque se logró una reducción: de 177.000 hectáreas deforestadas en 2018 —algo así como el tamaño de Bogotá—, a 115.000 en 2019 —algo así como los diez municipios del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, que incluye a Medellín—. De ese tamaño es el problema, aunque haya habido una reducción.
Para aterrizar los números: Juan Manuel Santos sembró unos 125 millones de árboles de los 180 millones que se propuso en sus dos periodos. Casi una cuarta parte de los árboles que taló también en sus ocho años: más de 450 millones. En el gobierno de Duque se han sembrado, en dos años, 35 millones de árboles, pero se han deforestado 115.000 hectáreas tan solo en 2019, lo que equivale a unos 67 millones de árboles.
La profesora Dolors Armenteras recoge en un párrafo publicado en Razón Pública las principales causas de la deforestación: “La expansión de la frontera agrícola, la conversión de bosques a pasturas, la tala ilegal o los incendios forestales en muchos casos asociados a la especulación con la propiedad de la tierra. Pero también son causas de la deforestación la minería de socavón, el establecimiento de cultivos ilícitos, la creación de carreteras, los asentamientos humanos e incluso la obtención de leña o carbón”.
Un ambicioso plan que financian las regiones
“¿Cuánto cuestan estos 180 millones de árboles?”, continúa el derecho de petición.
“Los costos de las plántulas varían dependiendo de la región del país, así como del ecosistema que se interviene (no existen costos estándar, dependerá de la especie y el lugar de siembra, topografía, suelo, logística o costos de transporte entre otras variables) cada una de las entidades involucradas en el cumplimiento de la meta asume directamente los costos del desarrollo de este Programa es decir que el Ministerio no entrega recursos económicos a los distintos involucrados en esta iniciativa”, respondió el MinAmbiente.
El profesor José Miguel Orozco dijo en El Foro que, según cifras del MinAmbiente, un árbol sembrado cuesta 2,5 dólares; es decir, 180 millones de árboles sembrados cuestan 450 millones de dólares: unos 1,6 billones de pesos al precio del dólar al cierre de esta publicación.
Dinero hay, y de sobra: en diciembre de 2019, Noruega, Alemania y Reino Unido anunciaron la entrega a Colombia de 366 millones de dólares hasta 2025 para impulsar la reforestación, a través del mecanismo “pagos por resultados”.
El problema son los resultados y la falta de datos en el MinAmbiente. Así ellos no asuman el costo del proyecto, deberían tener una cifra aproximada de lo que vale. La respuesta a mi derecho de petición incluyó: “Tener una meta específica no implica que el costo de los mismos sea atendido directamente por el gobierno nacional, por ello no existe un contrato específico para tal fin y en este caso el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible se encarga de articular las diferentes alianzas, promueve y coordina de manera interinstitucional el programa para sumar”.
Y suma, además de la cooperación internacional con los portafolios de autoridades ambientales, las CAR, fondos, programas territoriales, el Sistema General de Regalías, el sector privado y los presupuestos de alcaldías y gobernaciones, solo por mencionar algunos.
“¿Cuánto cuesta todo el proyecto?”, pregunté en el derecho de petición.
“Los costos varían según la región del país y cada ente territorial maneja sus costos, los cuales no son estándar en el país, no es lo mismo una siembra en un páramo que en la amazonia, las especies a sembrar son distintas, los cuidados, la topografía, los suelos, la logística por citar algunas variables que influyen en los costos”.
El MinAmbiente no tiene metas propias como ministerio y, por ende, el contador de árboles registra las “siembras” de 121 entidades públicas y privadas que, con sus propios recursos, se han sumado al llamado del gobierno. Si bien es cada una de esas entidades la que tiene que entregar las cuentas, el MinAmbiente sí debería ser más transparente en la consolidación de los datos de un proyecto tan importante y que le ha significado aportes de la comunidad internacional por más de 300 millones de dólares.
“¿Cuántas personas, remuneradas y voluntarios, están involucradas en esta campaña, en la siembra directa de árboles? ¿Desde cuándo? ¿Hasta cuándo? ¿Cuántas horas al día se dedican a esta tarea?”, pregunté.
“Cada entidad es autónoma en definir el personal que necesita para desarrollar la actividad de siembra, el tiempo que la necesita como las horas que deben emplear en cada una de las actividades, según las actividades que se necesiten para realizar la siembra. Esto está enmarcado en los diferentes convenios que generan las CAR para ejecutar sus programas de restauración y siembra”.
Es muy probable que el MinAmbiente haga transferencias para cumplir la meta de los 180 millones de árboles “sembrados” a las entidades públicas y privadas, pero eso no lo informa en la respuesta al derecho de petición, sino que descarga toda su responsabilidad en las CAR y en el contador de árboles: “Salió al aire en el primer trimestre del año y seguimos promoviendo la vinculación tanto de empresas jurídicas como de personas naturales para que nos reporten las siembras que se realizan”.
El coronavirus no está en los planes del MinAmbiente
Con la explicación de la gerente Ambiental de EPM queda muy difícil hablar de “siembras que se realizan”, a menos que el ministerio tenga herramientas independientes para verificar la información que 121 entidades repartidas en los 32 departamentos le reportan al contador de árboles. Que no pase como en Etiopía, que una cifra publicada por un ministro se convirtió en titular mundial sin tener la más mínima verificación independiente.
“El cumplimiento de esta meta permitirá recuperar áreas afectadas por la deforestación, brindará beneficios en materia ambiental tales como la mitigación al cambio climático, y generará más de 47 mil empleos si se realiza de manera activa”, advierte el MinAmbiente sobre los 180 millones de árboles que espera sembrar para el 6 de agosto de 2022.
“Es una cifra llamativa; pone el tema en circulación y debate. Sin embargo, distrae de una forma mayúscula, y va dejando de lado el hecho de que estamos perdiendo en un año lo que estamos tratando de sembrar en esos cuatro años. [Debemos] Buscar el balance, el de sembrar y el de proteger los bosques que tenemos”, dijo César Rey, experto medioambiental, en El Foro.
Todos los participantes de este conversatorio de 95 minutos coincidieron en la importancia de sembrar y ser ambiciosos en las metas. Incluso para todos es posible cumplir las que se propuso Duque en su Plan de Desarrollo y en Davos, si dichas metas hicieran parte de un Plan Nacional Forestal 2020-2030, del que ya está enterado el gobierno nacional, según el profesor Manuel Rodríguez Becerra.
Las políticas públicas se tienen que construir con cifras reales. Las del gobierno son ambiciosas, pero inalcanzables, más aún, con la pandemia del coronavirus. En estos cuatro meses el MinAmbiente no parece haber ajustado sus metas de siembra para los próximos cuatro años, pues en la respuesta al derecho de petición, donde el tema central fue la siembra de los 180 millones de árboles, solo mencionaron “COVID-19” una sola vez, y fue para referirse a la cancelación de la sembratón de marzo pasado.
Ni la crisis del siglo los hizo replantear las inalcanzables metas que plasmaron en el papel. Un plan para el fracaso, no porque no se pueda hacer, sino por la incapacidad del gobierno para formular políticas públicas basadas en datos reales que pueden ser muy ambiciosos, en la medida en que se logre un equilibrio entre la reforestación y la protección de los bosques.
Los mediocres datos que hoy entrega el MinAmbiente también demuestran que en vez de restaurar, como predican que están haciendo a diestra y siniestra, están reforestando indiscriminadamente sin tener en cuenta la restauración de los ecosistemas de los árboles.
El cuidado del medio ambiente tiene que ser la columna vertebral de las políticas públicas de cualquier gobernante. La crisis del coronavirus nos dejó como enseñanza que nos tenemos que preparar para la próxima crisis, que si no es la de otra pandemia es la del cambio climático. Y esa no da espera ni se cura con una vacuna, sino con el cuidado de la naturaleza y con ambiciosas pero reales metas de reforestación en áreas restauradas. Esto incluye la inevitable protección del agua.
Las cifras no pueden ser mentirosas porque son la única herramienta para construir políticas públicas serias y realizables. La protección del medio ambiente no da espera; las cifras ambiciosas, pero reales, tampoco.