35 de estos curas siguen ejerciendo como sacerdotes, protegidos por el arzobispo Ricardo Tobón Restrepo. Vorágine tuvo acceso a los archivos secretos de la Arquidiócesis de Medellín gracias a dos sentencias de la Corte Constitucional.
11 de octubre de 2022
Por: Vorágine

—¿Usted nunca se enteró de que Roberto Cadavid estaba en Brooklyn ejerciendo en una parroquia?

—No supe eso. —respondió monseñor Ricardo Tobón

—Y si hubiera sabido, ¿cuál hubiera sido su actuar?

—Avisaría al obispo que él estaba suspendido, que estaba en un proceso. 

A los dos meses de esta entrevista hecha en el 2018, el obispo de Brooklyn reveló las dos cartas con las que Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín, había recomendado al sacerdote Roberto Cadavid, un peligroso depredador sexual de niños, para trabajar en la Diócesis neoyorquina en el 2012 y luego en el 2015.

Roberto Cadavid está hoy libre después de haber violado a decenas de niños en varias parroquias de la Arquidiócesis de Medellín, encubierto por el anterior arzobispo, Alberto Giraldo Jaramillo, y también por el actual, Ricardo Tobón Restrepo, quien mintió en una entrevista para proteger a un pederasta que hoy en día no ha sido llamado por la justicia, a pesar de las múltiples evidencias en su contra. 1 deposit casino nz.com

Pero Roberto Cadavid no ha sido el único que ha gozado del encubrimiento de Ricardo Tobón. Decenas de curas se han beneficiado de la protección de un arzobispo que es capaz de grabar un video para afirmar que se trata de una persecución contra la Iglesia católica, un libreto ya conocido en todo el mundo cuando la prensa libre e independiente investiga la pederastia en esa institución religiosa.

Carlos Yepes, un famoso telepredicador antioqueño con más de un millón de suscriptores en YouTube, fue protegido por Ricardo Tobón luego de haber sido denunciado por tres hombres que dicen haber sido víctimas de abuso sexual en su niñez por parte del famoso cura. En lugar de ser reprendido por Tobón, Yepes recibió unas felicitaciones de su arzobispo por haber salido en el 2018 en una emisora nacional a insultar a uno de los hombres que lo denunció, a quien no bajó de “demonio”. 

Dos años más tarde, Carlos Yepes fue suspendido directamente por el papa Francisco, según informó el diario El Colombiano. Desde entonces, la Arquidiócesis de Medellín comenzó un proceso canónico en el Tribunal Eclesiástico, dirigido por curas amigos, colegas y compañeros de estudio de Yepes. Una completa burla desde estos tribunales eclesiásticos que siempre buscan absolver a los sacerdotes mediante la Congregación para la Doctrina de la Fe, la oficina del Vaticano encargada de “investigar” los miles de casos de sacerdotes pederastas de todo el mundo y que, la mayoría de las veces, termina castigando por unos meses o pocos años a los abusadores de niños para luego enviarlos a otras parroquias, donde generalmente vuelven a violar menores de edad.

Aunque suspendido, es muy probable que Carlos Yepes sea absuelto por sus colegas en poco tiempo y usará esa absolución como trofeo para difamar y revictimizar a los hombres que lo denunciaron. Mientras tanto, la justicia colombiana duerme el sueño de los justos y no se atreve a iniciar una investigación de oficio contra el famoso sacerdote. Por el contrario, investiga a los tres hombres y al periodista que publicó la investigación, denunciados por injuria y calumnia por Yepes, como estrategia para presentarse como inocente ante la opinión pública.

Yepes no es el único cura famoso envuelto en escándalos sexuales. Juan Diego Ruiz Arango, estrella del canal jesuita Televid, fue denunciado por emborrachar a un menor para luego abusar sexualmente de él. El testimonio de este hombre no fue suficiente para que Ricardo Tobón retirara al cura de su cargo. Por el contrario, lo cambió a una parroquia mejor y luego mintió en la información que la Corte Constitucional le obligó a entregar. En ese documento, Tobón aseguró que no encontró pruebas contundentes contra Ruiz Arango, pero semanas atrás le pidió perdón a la víctima.

Uno de los casos más simbólicos y que demuestra el desdén del arzobispo Ricardo Tobón —y de la Iglesia católica en general— para erradicar la pederastia eclesial es el del vicario general de la Arquidiócesis de Medellín, Óscar Augusto Álvarez Zea. Este sacerdote es la mano derecha del arzobispo Tobón y es quien recibe las denuncias contra sus colegas sacerdotes. Pero aquí hay algo que vale la pena resaltar: este vicario fue señalado, por una fuente protegida, de haber silenciado con 20 millones de pesos a un menor de edad con quien el cura decía mantener una relación amorosa. Actualmente, Álvarez Zea es párroco en Beato Mariano de Jesús Eusse, una de las parroquias más adineradas de Medellín, ubicada en el sector de El Tesoro, en el barrio El Poblado.

Junto a Roberto Cadavid, Carlos Yepes, Juan Diego Ruiz y Óscar Álvarez, hay 62 sacerdotes más que han sido denunciados ante la Arquidiócesis de Medellín, la Fiscalía General de la Nación y Vorágine, que ha recibido decenas de historias de sobrevivientes. Por ejemplo, Natalia Restrepo acusa al sacerdote Iván Darío Restrepo Salazar de abusar sexualmente de ella, haberla embarazado y obligado a abortar. Restrepo Salazar fue denunciado por esta mujer en el 2007; a ella le pidieron que lo perdonara y que siguiera con su vida, mientras que el cura escaló posiciones con la protección de Alberto Giraldo y de Ricardo Tobón Restrepo, los dos últimos arzobispos de Medellín. No obstante la denuncia de Natalia, el cura sigue como párroco de Nuestra Señora de la Asunción, en el barrio Aranjuez, de Medellín.

Otro de los sacerdotes denunciados por violencia sexual contra menores es José Elías Lopera Cárdenas, confesor de Pablo Escobar y líder del programa Medellín sin Tugurios, que financió el entonces capo del narcotráfico. Lopera Cárdenas ha sido encubierto por el arzobispo Ricardo Tobón, quien omitió su nombre en la respuesta que entregó hace poco a los medios de comunicación, obligado por la Corte Constitucional, a pesar de que la denuncia contra Elías Lopera fue ampliamente conocida en todo el país. 

Pero esa no fue la única omisión del arzobispo de Medellín. Decenas de sacerdotes que han sido denunciados en las oficinas arquidiocesanas siguen bajo la protección de Tobón Restrepo, quien solo entregó algunos nombres para simular transparencia.

Casi todas las denuncias contra estos 66 sacerdotes han sido archivadas por la Fiscalía porque ya prescribió la acción penal. La fiscal María Victoria Salazar Congote, coordinadora del Centro de Atención Integral a Víctimas de Abuso Sexual (CAIVAS) de Medellín, parece ser la defensora de oficio del arzobispo Ricardo Tobón y de la Arquidiócesis de Medellín. En respuesta a un derecho de petición que le envió Vorágine, dijo que no citaba al arzobispo Tobón porque no hay ninguna denuncia sexual contra él. Olvida la fiscal que Tobón Restrepo encubrió a todos estos sacerdotes y que nunca le informó a la Fiscalía sobre estas denuncias, con el fin de que, con el paso de los días, prescribieran. Como bien lo dijo el cardenal Rubén Salazar Gómez en una entrevista, es tan criminal el que viola como el que encubre. Sí, lo dijo un cardenal al que, con el tiempo, una investigación periodística le descubrió que también había encubierto a pederastas.

Esta es la lista con los perfiles de los sacerdotes denunciados por pederastia y abuso sexual y de los obispos que los han encubierto. Uno de ellos, Élkin Álvarez, salió recientemente en un video a decir que todos los obispos tenían el interés de “terminar con esta dramática y aterradora situación de los abusos a menores”. Días antes de ese video, Álvarez llamó a la víctima de un sacerdote a pedirle que se quedara callada, que “cuidado hablaba”. Álvarez es ahora obispo de Santa Rosa de Osos y fue secretario de la Conferencia Episcopal de Colombia.

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